jueves, diciembre 22, 2005

1001 canapés por la noche

Estaba yo el viernes tarde aburridillo cuando descubrí un mensaje de Claudio invitándome a la fiesta de Axe en Kapital que daba comienzo 20 minutos después. Rápidamente me disfracé de moderna mamarracha y me planté allí a ponerme ciego de canapés. En la puerta estaba sólo Flat, completamente borracho de poder de la comida navideña con la gente del hospital que había tenido a mediodía, y que estaba con el típico pedo cariñoso de hablar con vocecilla tonta y dar abrazos a diestro y siniestro. Cuando llegaron Claudio y Patata nos besamos por el cuerpo para darnos la bienvenida y entramos en la discoteca en la que hacía unos 5 o 6 años que no ponía un pie, desde la boda de Pains. Recordemos que Kapital era una de mis discotecas fetiche en mi adolescencia hiperpija.

Claudio y el Tubérculo (que llevaba unas katiuskas supertendencia) estaban acreditados como Dior manda, porque ellos son de los medios y tienen que cubrir todos los saraos, pero Flat y yo íbamos de consortes acopladísimos. El gorila nos preguntó si éramos periodistas, y contestamos que sí. ¿Pero todos? Que sí, que sí hombre. A partir de ahí decidimos meternos en el papel de periodistas, pero no coló. Se notaba a la legua que nosotros íbamos a llenarnos el estómago y ya está. En la entrada, una simpática azafata compañera de clase de Patata nos hizo entrega de unos birretes de fieltro que nos acreditaban como graduados en las Academias de Ligue Axe. O nosotros tenemos la cabeza enorme o esos gorros estaban diseñados para jíbaros, porque nos quedaban como un copete, así que nos los quitamos inmediatamente porque además nos estropeaban el peinado.

En cuanto llegamos a la pista nos hicimos con unos vinos y unas cervezas panojaless y nos situamos en una posición estratégica para interceptar cualquier bandeja que saliese de las cocinas. Los canapés no eran de llorar de la emoción, pero había unos cuantos bocados bastante apetitosos. Aunque para apetitOSO, el oso indie que pululaba por ahí con una camiseta naranja, que se pasó toda la noche pasando por delante de nuestra cara, luego para nada, porque yo me volví a casa solo... Bueno, que me disperso. Flat y yo nos ganamos los favores de una camarera, que vino literalmente a servirnos diciendo que teníamos cara de hambrientos. Joder, ¿tanto se nos notaba?. El caso es que le prometimos mencionarla en nuestra crónica periodística y bueno, yo mentir no he mentido, que aunque no tenga una columna en un periódico como Carrie Bradshaw, por lo menos tengo un bloj. Lo más gracioso fue cuando Flat le dijo: "¿Qué, aquí ganándote al cuarto poder eh?". Yo no daba crédito. Yo no tenía ni idea de lo que era el cuarto poder. Especulé con los poderes de los 4 Fantásticos, o con el Poder Rosa, pero resulta que eran los medios. Si yo no tenía ni idea, la camarera menos aún, y se quedó con cara de croqueta como las que llevaba en la bandeja. Es que Flat es así, le sale solo instruir al pueblo llano, porque el está por la alfabetización mundial...
Cuando ya no pudimos comer más, un mariquita que iba de macho se subió al escenario para divulgar las grandezas de Axe, y dio paso a un numerito musical coreografiado con banda sonora de... Adivinadlo. Exactamente, Hung up de Madonna. Bailamos moderadamente y yo me enamoré del bailarín rellenito. Luego salió alguien con un traje de cuerpo entero, cabeza incluida, hecho de espejitos de bola de discoteca. Era como un cruce entre un patinador de hielo, Roisin Murphy y la Florrrr de Alcorcón. Nos hicimos muy fans y planeamos robarle el modelito.

Tras el show empezó la barra libre y nos tiramos como hienas a pedirnos unos gintónics, mientras dábamos buena cuenta de las bandejas de pastelitos que empezaban a salir. Simulamos meternos unas puntitas de azúcar-glas con la uña y bailamos bakalao. Claudio y Flat se pusieron a meterle la letra de canciones de Astrud y Chycha a todos los pinchamientos de ayer de hoy y de siempre que nos pusieron y yo me acabé cansando un poco, así que me retiré a la barra a (re)cargarme de alcoholes.

Al cabo de un rato movimos el chiringuito a unos sofases rojos muy cómodos donde hablamos sobre semen y caca, que son nuestros temas preferidos, y la Patata se acomodó tanto en el sofá, hipnotizada con la absorbente tertulia, que puso los pies en la mesa de cristal que teniamos enfrente y se la cargó, del concepto cargarse una mesa con las katiuskas.

Después de esto decidimos que allí ya no había nada que ver y nos fuimos al Maridonals a poner el límite nuestras arterias con una poquita más de colesterol, pero yo no pedí nada, porque me salía más a cuenta comerme las patatas de Flat, que para eso ahora cobra el triple que yo. Acto seguido, cada mochuelo a su olivo, y yo al mío en taxi, porque yo lo valgo. Por cierto, que nos regalaron una cajita de productos Axe la mar de apañadita y molona. Claudio la pisó y la destrozó, pero yo la tengo intacta.

Ayer quedamos Farala, Claudio y yo para ver Harry Potter y el cáliz de fuego. Yo como, aún gustándome, no soy demasiado talifán de esta saga, me la tragué sin chistar, y sin pasarlo mal por ver que se dejaban un montón de cosas del libro. De todos modos, si se hubiesen dejado absolutamente todo del libro y me hubiese pasado las 3 horas de película viendo un fotograma fijo de Victor Krum me habría parecido estupendo también, porque hay que ver como está el cabrón, y eso que a mi los niñatos me gustan entre cero y nada, pero este... Ay omá...

Y eso, que aparte de trabajar no hago nada excesivamente interesante, así que a ver si esta noche me da temas que compartir con vosotros, que tengo una cenita y unos temas y unas cosas.

Besos en las ingles.

lunes, diciembre 19, 2005

Mi primera vez

Hoy ha sido mi primer día de trabajo. Por fin me han llamado para incorporarme en la plantilla de mi empresa como becario precario. Trabajo 5 horas y tampoco es que cobre una panojada, pero vamos, que tampoco está mal para ser el último gato y currar 5 horas.

Ayer decidí no ir al Plan Travesti, porque ya nos conocemos y lo de que voy solo un ratito y estoy a la una y media en casa sin tomar ni una copa no se lo cree ni el tato. Es por ello que me curé en salud y decidí no moverme de mi casa y quedarme agilipollado viendo El Debate de Gran Hermano. A la 1 menos cuarto ya estaba en la cama, aunque con los nervios me desperté un par de veces viéndome obligado a asaltar la nevera con nocturnidad y alevosía y ponerme bien ciego de coca-cola y turrón blando, que es lo que recomiendan comer de madrugada 9 de cada 10 médicos. Gracias a esto, me he levantado con una acidez de estómago preciosa. Pero una acidez no es nada cuando es tu primer día de trabajo.

He llegado 20 minutos antes de la hora, para quedar bien, y he tenido una reunion con mi jefa y mi subjefa (no olvidemos que sobre mi cabeza descansa toda la jerarquía de la empresa) y me han contado en qué consiste mi trabajo. No lo voy a contar porque no me da la gana y además no os íbais a enterar demasiado, pero básicamente tengo que pasarme todo el puñetero día delante del ordenador pidiéndole cosas al Señor Google. Es muy posible que en dos semanas ya esté absolutamente quemado del trabajo, pero por lo menos hoy he emprendido mis tareas con una sonrisa... Lo malo es que tengo al superjefazo de división respirándome en el cogote y no puedo perder demasiado el tiempo.

Me ha hecho muchísima ilusión tener mi primer trozo de oficina separado por miniparedes prefabricadas, mi ordenador que funciona a pedales, mis clips, mis post-its, mis rotuladores de colores... Ay, es que me he desvirgado por fin en estas lides, que ya era horita...

Me he tomado un café para socializar y empezar a conocer a mis compañeros de trabajo y he observado que hay bastantes señores ejecutivos de traje que me ponen una poquita. Como he tomado la determinación de no ser una zorra en mi puesto de trabajo, este hecho no conlleva ningún movimiento de fichas por mi parte, pero por lo menos me alegro la vista cuando levanto los ojos de mis papers y de mi catódica pantalla. Oye, que por lo menos tengo buen ambiente...
Pues eso, que no mucho más. De mi curro no voy a hablar demasiado, por aquello de mantener cierto anonimato y de qué nunca sabes quién te puede leer, así que a partir de mañana seguiré contando las estupideces a las que os tengo acostumbrados.

Hasta entonces. Besos en las ingles.

miércoles, diciembre 14, 2005

Los Infomerciales. Parte II

Seguimos con la lista de objetos entrañables anunciados en programas entrañables

Superlube y demás productos para el coche. El más interesante era un protector para la pintura de tu bólido que lo protegía de todas las inclemencias del tiempo, y para demostrarlo ¿qué hacían?: ¡pues disparaban al coche con un rayo láser ni más ni menos! Pero hombre, por Dior, ¿Quién va a disparar a su coche o al del vecino (para joderle si su coche es mejor) con una pistola láser? Es más, ¿quién tiene una pistola láser? Vale, sí, ya se que la idea del anuncio es mostrarte que si consigue soportar un rayo láser, qué otra cosa no va a soportar, pero no me digáis que la puesta en escena no es bizarra. Y todo el público exclamando “Oh my God, what is he doing!!!” con cara de horror… Impagable.

Faja de cuerpo entero que convierte tu obeso cuerpo de carnes fláccidas en una escultura renacentista. Si además lo complementas con un sujetador de silicona sin tirantes ni nada que te pone las tetas en la boca, pues ya estás lista para comerte el mundo. Lo mejor es el testimonio de las modelos improvisadas del público, que después de probárselo, le dicen a la experta entre lágrimas que incluso estaban pensando en pasar por quirófano, que muchísimas gracias. Cari, no deseches la idea, nunca es tarde.

Las gafas Mojave o Bella-sun. Son un juego de dos monturas feas y diez pares de cristales horrendos, para poder combinarlos entre sí y poder tener de una atacada 20 pares de gafas espeluznantes. Sorprendentemente, los viandantes consultados para probar las gafas quedaban encantados y les parecían supermodernas y estilosas. Para mí que estaban conchabados…

El teclado pedagógico. Era un teclado al que se le encendían las teclas que tenías que ir pulsando, para ayudarte a aprender las canciones, ya que tenía mogollón de melodías pregrabadas. El presentador experto era el mismo que el de las plantillas Magna Power, por lo que se deduce que el hombre era un erudito multidisciplinar. Lo realmente terrible era el nombre cacofónico y anticomercial que le habían puesto. Teclado pedagógico. Por favor, ya podían haberlo bautizado Super Rythym, o Melody Star, que es horrible pero un poco mejor al menos. Duró poquísimo en antena, y la verdad es que no me sorprende.

Quick&Brite. Esta mágica pasta rosa presentada en cubos de 5 litros prometía ser la revolución de las amas de casa, ya que la aplicación de la pasta directamente sobre la mancha, o pulverizada en spray disuelta en agua, era más que suficiente para eliminar cualquier mancha imaginable. Para demostrarlo, alguien tiraba una coca cola y restregaba las patatas y la hamburguesa del menú Big Mac contra la tapicería de un vehículo, y después con un refrote de pasta rosa y una toalla blanca limpia lo limpiaba y quedaba como los chorros del oro. Todo lo solucionaban con una toalla blanca limpia… No sé yo si sale a cuenta gastar tantas toallas limpias para limpiar toda tu casa. En cualquier caso, la escena de la señora tirando a la basura sus 2000 productos distintos de limpieza y sustituyéndolos por el magnífico cubo de pasta-que-todo-lo-puede me parecía fastuosa. Por cierto, el experto de este show llevaba el jersey más feo de todos los que he visto hasta ahora.

Tuxedo. Con este nombre, que significa esmoquin, publicitaban un rodillo de pintar paredes que eran tan guay que no salpicaba nada, y para demostrarlo, el experto pintaba las superficies vestido de esmoquin, sin miedo a mancharse. La puesta en escena desde luego era de 10.

Alisadores de pelo. Había muchos distintos, y conseguían que el pelopolla más recio de la chica negra de turno quedase liso y brillante con unos pocos minutos de aplicación. Lo mejor era ver las caras sonrientes de las chicas que lo probaban y sobre todo ver las fotos de antes y después. El antes con el pelo frito y la cara triste recién levantada de perro pachón, y el después con una sonrisa de oreja a oreja y dos o tres horas de peluquería y maquillaje. Maravillosa técnica de venta esta.

Discos recopilatorios. Estaban las series de los 70’s, 80’s y 90’s presentadas por chicos jóvenes y pizpiretos. Me encantaba cuando enseñaban todos los cedés abiertos en abanico como si fueran un póker y se notaba a la legua que estaban pegados con superglue… También me gustaban mucho las colecciones de discos de canciones de amor, que incluían indefectiblemente el Total Eclipse of the Heart de Bonnie Tyler. El mejor, Young at Heart, de Sound Direct.

La supermopa. No la explico porque habla por sí sola y está en el imaginario colectivo de todos los españoles.

El agujereador de cigarros. Creo que se llamaba Smoke Free o algo así muy elaborado. Era un cacharrito en el que introducías tu paquete de tabaco, y con una simple presión con los dedos conseguías que te perforarse todos los cigarros por el filtro. Se supone que esto conseguía unas corrientes convectivas super alucinantes que reducían en un porcentaje altísimo la inhalación de sustancias nocivas. A ver, por favor, que a lo mejor es que yo soy gilipollas. La inhalación de tóxicos se reduce porque parte del humo se escapa por el agujero, y punto pelota. Vamos, que hay que ser memo para gastarse dinero en semejante estafa, más que nada porque si quiero inhalar menos monóxido de carbono, ya me agujereo yo mis pitillos con un alfiler. Demostrado, la caradura de algunos no tiene límite.

Hay cientos de productos más, y podría estar listándolos durante semanas, pero creo que me voy a quedar aquí. De todos modos, no quiero olvidarme de algunos de los infomerciales españoles que me han impactado. La calidad es sensiblemente menor, pero no por ello dejan de soprenderme. Voy a resaltar sólo cuatro.

El ordenador HP. En este terrible anuncio, la mujer florero pregunta al experto que si con ese superordenador que le está enseñando podría ella hacer cosas como escuchar música, ver películas, grabar un CD o incluso conectarse a internet para ver sus páginas favoritas. Él contesta orgulloso que sí, que tal es el poder de procesado de la máquina, que todas esas cosas se pueden hacer con ella, e incluso muchas más. Yo me quedo muerto, esperando que le pregunte si la oferta incluye ratón…

Kalia Oxi-Action. Este infomercial es muy vistoso, pero desde el punto de vista de cualquier químico es una auténtica aberración. No me quiero poner friki-técnico pero lo de echar una botella de yodo en el agua de lavado para hacerlo más difícil todavía es una tomadura de pelo para cualquiera que conozca las reacciones redox y lo vistosas y espectaculares que son…

Set de jamón y de productos ibéricos. No tiene nada de especial, pero lo presenta José Manuel Soto, y ya sólo eso lo hace grande.

Colchón Natura de Lo Mónaco. Claudio se lo compró, así que algo debe tener.

En fin, que es todo un mundo esto de los infomerciales. Yo me quedo absolutamente hipnotizado viéndolos y confieso que a veces tengo tentación de comprar algo, pero como no tengo un duro se me pasa rápido. Además, alguien que participó en mi compañía de teatro hizo de experto en alguno de ellos y no se lo compró, así que me fío poco. En cualquier caso vosotros sois libres de hacer lo que queráis, y además me gustaría que me lo contaseis. Es más, hago un llamamiento popular para que dejeis constancia aquí de los productos de Teletienda que habéis comprado, e incluso que me recordéis alguno que se me haya podido olvidar a mí. Seguro que lo conozco.

Besos en las ingles.

martes, diciembre 13, 2005

Los infomerciales. Parte I

Hoy os voy a hablar de esos fascinantes programas que nos invitan a comprar objetos extravagantes, totalmente innecesarios, pero a la vez altamente deseables por la misma razón. Sí amiguitos, estoy hablando de esos anuncios de media hora, los infomerciales.

Hay infomerciales a todas horas, como por ejemplo antes de vuestra serie favorita, pero coincidiréis conmigo que los más interesantes son los que emiten de madrugada, porque los productos son mucho más elaborados y además la franja horaria predispone para tragarte la media hora de consejo publicitario con una sonrisa satisfecha.

De los infomerciales me gusta todo. Me gusta el público que está continuamente riéndole las gracias al presentador y soltando exclamaciones de estupefacción, atónitos ante las bondades y grandezas del producto en cuestión. Todo muy espontáneo. También me gustan los presentadores, que invariablemente son un experto en la materia que lleva un jersey muy feo, acompañado por un ama de casa peliteñida o por una estrella mediática de tercera regional que muy probablemente no hayas visto ni oído hablar en tu vida. No obstante, lo que más me gusta sin duda es el doblaje. Se pasan la sincronía por el arco del triunfo sistemáticamente, sobre todo con los testimonios de los consumidores satisfechos, a los que el producto anunciado cambió la vida por completo. ¿Qué el doblaje acaba segundo y medio antes de que la persona doblada termine de mover los labios?, pues qué le vamos a hacer, por lo menos lo han intentado. Es que la tía se alarga mucho hablando…

A continuación, os expongo una lista de artículos que han marcado mi vida. Hay cientos y no los puedo poner todos, pero por lo menos describiré una buena lista, de los que más me han impactado.

Las plantillas Magna Power. Eran unas plantillas de un material super novedoso y comodísimo, que llevaban en su interior una serie de imanes que coincidían con los canales energéticos del pie, estimulándolos y abriendo los chakras, karmas, y todo lo abrible para que a través de la reflexología del pie tu vida fuese mejor y no te cansases y encontrases trabajo y novia. El eslogan usado era “¡Es como caminar sobre el aire!” y los presentadores lo mejor del mundo. Uno de ellos, el experto, era un señor bastante parecido al maestro Leyva del ¿Qué apostamos?, y la estrella invitada el rubio ex-líder de Locomía (cuchubare). Por lo tanto, este infomercial, no tengo ni que decir que es un MUST en toda regla.

El Butatrans. Un artilugio con estructura metálica que servia para poder agarrar y transportar cómodamente y sin partirte el espinazo ni destrozarte las lumbares, las pesadas bombonas de butano llenas. De ahí el ingeniosísimo nombre Buta-trans. ¿A que los creativos se lo curraron mogollón? Tres hurras por ellos. Estaréis conmigo en que el mundo iba a la deriva hasta la creación y puesta a la venta de este objeto, ¿no?

El Chef-o-matic. Este robot de cocina pretendía echar del podio a la todopoderosa Thermomix, pero se quedó con las ganas. Su supone que la maravilla de este invento es que le metías todos los ingredientes a lo bestia, le programabas el tipo de preparación y la hora, y te ibas a trabajar. El cacharro, como era muy listo, hacía todo lo necesario para que al llegar cansadísimo del curro, te encontrases un bizcocho humeante y recién hecho. Donde pone bizcocho podías poner lo que se te ocurriera, según ellos, porque lo hacía todo, todo, y todo. “El chef en casa”. Me pregunto si también te liaba las croquetas y desespinaba el bacalao.

El AB-Flex, Gym Form 8 y todos sus sucedáneos me aburren soberanamente, y desgraciadamente son los productos que más abundan. Me parecen todos iguales, aunque algunos tengan electrodos y otros no, y unos te hagan trabajar los abdominales oblicuos y los otros no. Incluso no me importa que los anuncien Chuck Norris o Norma Duval (bueno Norma Duval sí). Mención aparte merece un dispositivo, de cuyo nombre no me acuerdo, que consistía en un minicinturoncito ridículo que te ponías mientras metías tripa, porque se supone que meter tripa adelgaza, primera noticia. El aparatito en cuestión vibraba si te descuidabas y al relajarte te salía la lorcilla, para que te pusieses en posición de alerta otra vez. ¿Se puede tener tanto morro como para vender semejante tomadura de pelo? Pues sí, ya veis que sí.

Los decoradores de comida. Estos son un clásico, pero no por ser antiguos han perdido vigencia. Todos nos acordamos de esos artilugios que convertían un aburrido calabacín en un divertido y elegante acordeón y que pelaban las naranjas generando una monda delicada y delgadísima de 2 metros de longitud, para hacer un churrito y decorar postres. Soy muy fan de este set de aparatitos.

Batidoras en general. Últimamente me tiene fascinado una que con sólo dos golpes de muñeca te produce medio kilo de pimienta molida, cosa harto útil porque nunca sabes cuando vas a necesitar medio kilo de pimienta negra. Luego le pones al vaso de la batidora la tapa espolvoreadota de promoción que te regalan si llamas en los próximos 20 minutos y tan ricamente.

Los cuchillos Ginzu. Hay catorce mil marcas distintas, pero estos fueron los originales. Uno de mis productos preferidos. Me encanta cuando se pone el cocinero a serrar un trozo de mármol, o un martillo, con su superfilo templado al láser que no se mella ni en un millón de años, y acto seguido (bueno interrumpido por un sospechoso cambio de plano) corta una manzana al vuelo de un solo sablazo. ¡Pura poesía en movimiento, oiga!

Una pasta azul hecha con algas, hierbas y fitocosasraras que según los testimonios de los cientos de viejos que lo acreditan, corroboran la teoría de su creador de que elimina cualquier dolor en cuestión de segundos con una simple aplicación via tópica. El inventor explica que él ni siquiera es médico, pero que mezclo esas cosillas y le dio muy buen resultado. Vamos, que directamente se exime de cualquier responsabilidad si a ti no te funciona. Del nombre no me acuerdo bien, pero me parece que tiene un nombre tan técnico como “Blue Stuff” o algo así. Otro prodigio de devaneo de sesos de los creativos.

Glitter Box. Éste es casi sin lugar a dudas mi artículo favorito, aunque es de hace años. En realidad era una simple pistola de silicona, pero lo que la hacía genuina y maravillosa era su función: Con ella podías pegar pedrería y abalorios de plástico a tus vaqueros y camisas favoritas, para customizarlas y convertirlas en piezas únicas y auténticos monumentos al mal gusto. Además, cambiando la barrita de silicona por otra coloreada podías hacer dibujos dorados y plateados en relieve en tus camisetas para improvisarte un diseño digno de Donatella Versace. Las señoras se corrían de placer al ver lo que la maruja experta hacía con sus prendas a modo de ejemplo. ¡Con mucha pedrería! ¡De Grand Class!
Corto aquí y sigo mañana, que si no no hay Dior que se lea el pedazo de chorizo que he escrito. Por cierto, os comunico que esta entrada, más la de mañana, las escribí hace un rato y cuando estaba repasando las faltas y las tildes, el ordenador decidió suicidarse, sin que yo, por supuesto, hubiese guardado nada. He tenido que reescribirlo TODO otra vez, son una sensible pérdida de gracia, pero que le vamos a hacer, son gajes del oficio... Sólo os digo que eran 5 páginas de Word. Quiero mi gallifante.

lunes, diciembre 12, 2005

Grrrrrrrrr!!!

Hoy iba a hablar de lo bien que me lo he pasado este puente, de todas las cositas que he hecho, y de las anécdotas varias, como verme en la tele por casualidad haciendo el subnormal en un casting. No obstante, no voy a hablar de nada de ello, porque solo quiero cagarme en la puta madre del tío que me robó la cartera anoche. Hasta los cojones de las maricas pobres. Sólo de pensar en el puto proceso de renovarme absolutamente todos los documentos me tiemblan las piernas. CABRONES.

viernes, diciembre 09, 2005

Rollitos de Anisakis

Habréis notado que últimamente me da una poquita de pereza esto de escribir, y eso que material para contar tengo. Será una racha, supongo, y la semana que viene me volveré loco y actualizaré 7 veces al día, o no...

Bueno, al grano, que me quedé en la cena con los ex-scouts del lunes. Acudí a la cita con el tiempo ultrajusto, pero llegar llegué. Iba un poco acojonado, porque el mail de la convocatoria decía que íbamos a cenar en un restaurante japonés (que ya son caros de por sí) en pleno barrio de Salamanca (que multiplica el precio base por un factor 2), cuyo menú costaba 5.5 euros!!! Yo lo primero que pensé es que se habían equivocado y que serían 55 euros, pero que con lo hippies que son los scouts no tenía mucho sentido. Al final me di cuenta de que era verdad, que íbamos a cenar sushi por menos dinero que el Burger y me empezó a dar un poco de miedo. Se supone que el menú consistía en una sopita de miso con fideos y 8 piezas de nori maki (los típicos rollitos de algas negras con el arroz y el pescado dentro), y yo mucho me temía que a ese precio, como poco serían de plastilina o peor, un cóctel de anisakis y demás parásitos.

El caso es que el sitio era muy pequeñito, incluso sin mesas, de comer en la barra, pero la comida estaba superbuena. Nos juntamos 10 o así, y Ketus y yo nos comimos los restos de todo el mundo, así que tengo que decir que por menos de 6 euros salí como una boa. Me tendría que hacer unos análisis de parasitosis o algo, pero por ahora me encuentro bien. La comida fue muy divertida y nos pusimos al día de toda nuestra vida, que ya es bastante. Casi todos están trabajando en cosas muy interesantes, y algunos como Chowi incluso son figuras importantes en Armani y todo. Hay que ver como triunfa la gente... Que guay (dicho con mueca de envidia y resentimiento).

Después de tomarnos la primera copichuela, que por cierto, el japo hizo una movida rara con los palillos y una cáscara de limón y el gintónic estaba de morirse de bueno, nos fuimos al Naranja Ketus, Pir, Chowi y yo. Según entramos, Mogkumo me plantó dos besos y me presentó a Astredu. Qué alto es todo el mundo, por Dior. También conocí a Leuke y saludé a Sofía, pero la verdad es que hablé muy poco con ellos, mucho menos de lo que me hubiese gustado, porque me debía a mis compañeros scout, y tenía que estar con ellos porque además me los había llevado al Orange de una oreja.

Cuando cerraron decidí acoplarme a TB97 y toda su pandilla y nos fuimos al Coppelia ciento y la madre. En la entrada hubo un poco de conflicto porque los subnormales del Madbear no autorizaban la entrada a chicas, cosa que dice muchísimo del mundo oso y su mafia reinante. Venía con nosotros La Prohibida de chico, y decidió no entrar por principios, cosa que me pareció muy bien. Yo antaño hacía una cosa parecida cuando íbamos a discotecas pijas en las que las tías no pagaban, y como me asqueaba el machismo de la medida me quedaba sin entrar. Pero, qué quereis que os diga, esa noche no estaba yo muy reivindicativo y me metí a osear por el módico precio de 15 eurazos, más 3 de ropero. Vamos, 18 euros gastados y ni siquera había bajado las escaleras.

Fue una noche muy divertida. Me reí mogollón con los amigos de TB97, sobre todo con la Lagarta, que es un encanto, con la Delata, que es graciosísima, y con Adrián el Moro, que la próxima vez le echo algo en la copa para que se desmaye y poder poseerle. En fin, que hay que repetir.

Ya me he cansado de escribir por hoy.

Besos en las ingles

miércoles, diciembre 07, 2005

Sábado sabadete, comida china y osetes

Qué desastre actualizante o actualizativo llevo, oiga. La verdad es que debería contar desde el sábado pero no me veo capaz de hacer crónica detallada, así que seré breve.
Sábado por la tarde. Me surge un plan de ir a hacer los deberes y por supuesto me apunto. Inmediatamente después me tocaba ir a cuidar a mis sobrinos para que mi hermana Pains y su marido se pudieran ir de cena con los amigos y tomarse una copillas, que los pobres no pueden nunca. Total, que me planté allí, y fue una velada muy agradable en compañía de mí mismo, porque los niños no dieron un ruido. Pedí una tonelada de comida china baratísima y me tumbé para tragarme Los 4 Fantásticos en dividí pirata, que por cierto me pareció una mierda. Luego me puse Madagascar en dividí pirata también y vi un trozo y me quedé grogui perdido. Lo más gratificante fue descubrir que tenían la colección completa de "Érase una vez la vida", serie fetiche de mi infancia, y empezar a tragarme capítulos, uno detrás de otro. Me encanta esa serie, está hecha que te cagas, con mucha precisión. Incluso ahora, que ya sé bastante más del tema, sigo sin saber identificar algunos personajillos del torrente sanguíneo... ¿Alguien sabe qué son los conitos amarillentos que avanzan dando botes?
Estaba yo comiéndome un Kinder Sorpresa, a buen seguro reservado para mi sobrino L, y montando la sorpresa, que era una especie de niña-pato con cuello de jirafa (sólo había que encajarle el cuello al cuerpo, qué decepción), cuando a eso de las dos y media de la mañana apareció mi hermana como una cuba. Después de dar el parte satisfactorio de la noche salí disparado a ver si llegaba a tiempo de pillar algo de la fiesta Madonna en El Naranja, pero era demasiado tarde. Me tuve que incorporar directamente al Hot. Allí me encontré con TB97 y Constan, Flat, Telecine y Claudio, aparte de otras gentecillas sin identificar. Estos dos último llevaban una tajada muy interesante y estaban muy graciosos.
Como ya cerraban, nos mudamos al acontecimiento oso por excelencia, aka la fiesta del Mad.Bear del Strong. Aquí ya no me voy a meter en detalles, sólo comentar que todo fue muy límite, con todos los osos descamisados, frotándose las barrigas peludas y sudorosas, algunos incluso con la espalda enmoquetada. Algunas gentes se empezaron a dar el palo descaradamente, otras desaparecieron en el cuarto oscuro, armados con un mechero, y yo me quedé en la pista porque misteriosamente estaba cero salido y no me apetecía liarme con nadie, pese a que había algunos ejemplares que estaban como para ponerles un piso.
El domingo vegeté un poco bastante y no hay nada más que contar. El lunes en cambio aconteció un evento que tenía yo muchas ganas. Resulta que me pasé ocho años de mi infancia-adolescencia formando parte de un Grupo Scout, que si bien me hizo pasar muy buenos ratos me acabó cansando sobremanera, porque eso era un secta militar en toda regla. El caso es que llevaba muchísimos años sin ver a la mayoría de esta gente y el lunes por la noche había cena para vernos las caras... Hasta aquí puedo leer. Mañana sigo

domingo, diciembre 04, 2005

The Beautiful People

Hay algo peor que las cenas familiares, en las que normalmente hay que estar apagando fuegos en los distintos sectores de la mesa para que no terminemos arrancándonos los ojos con una cuchara los unos a los otros. Ese algo son las cenas con matrimonios amigos de mis padres. En este caso fue una comida, pero el desarrollo es el mismo.

Para empezar, si la comida es en casa, como ocurrió ayer, las 24 horas previas son terriblemente estresantes. Mi madre directamente se vuelve loca. Todo tiene que ser perfecto y estar listo muchísimo antes de la hora límite de llegada de los invitados. El móvil no para de sonar: "¿Has comprado la salsa de yogur?, ¿Cuando vienes a casa? Te he metido el salmón en el congelador para que se ponga durito y sea más fácil cortarlo en lonchas, pero ven ya que si no se congela del todo y ya no se puede cortar..." Que sí mamá, que ahora iré, pero que la comida es mañana y no hace falta que el salmón esté cortado 24 horas antes, y que me dejes de dar la paliza de una vez, si puede ser, vamos.

Ayer mi madre me levantó a golpe de berrido a las 10 de la mañana porque el salmón no estaba cortado aún. Menos mal que me había acostado pronto la noche anterior y había dormido suficiente, porque si no directamente, de la que me levanto la coso a navajazos. Con la mala leche que caracteriza mi despertar normalmente, ni te cuento si me despiertan a gritos. Total, que me levanté, intenté poner buena cara (no me salió) y me sometí enteramente a sus órdenes e histerias varias, para que a la mujer no le diese un cólico nefrítico de los nervios. Con decir que la mesa estaba puesta a las 12 de la mañana lo digo todo.

Todo preparado. Suena el timbre. Ya están aquí. Lo peor está por llegar.

Que no se me malinterprete. Los amigos de mi madre eran encantadores. Vamos, lo siguen siendo, lo que me irrita profundamente es el hecho de que se reunan y hablen de sus cosas. Supongo que será la diferencia generacional (me sacan 40 añitos), pero todo lo que hacen me saca de quicio.

En cuanto aparecen en casa me convierto automáticamente en el mayordomo, en parte porque a mi madre le gusta fardar de hijo amaestrado con sus amistades, diciendo cosas del tipo "Ay, pero si eso no es problema, baja el niño en un momento y te compra unas tónicas", y en parte porque yo prefiero adoptar ese papel, con la consiguiente oportunidad de esconderme en la cocina durante largos periodos de tiempo, y así evitar tener que estar en el salón escuchando sandeces.

Mi padre se pone a enseñar su colección de bastones y todos los objetos de valor que haya en la casa, pero con un aire muy despreocupado, como diciendo "No quiero presumir de este objeto, que ha costado 1000 millones de euros. Además, seguro que vosotros también teneis uno, ¿no?", y a mi me da verguenza ajena, porque observo que comienza el show de siempre.

Empiezo a sacar cervezas y tapitas para el aperitivo. Los invitados insisten en que no hace falta, que están bien como están, pero todos sabemos que si no sacas tapas eres un cutre y un ruín y en cuanto se vayan te van a criticar. Hablan de gilipolleces un ratito y se sientan a la mesa. Es entonces cuando da comienzo el show snob relativo a los vinos. Mi padre saca unas botellas de no se qué denominación de origen, que para más inri están etiquetadas con una dedicatoria especialmente hecha para él de no se qué director de banco. Todos hacen que les encanta y ponen en común sus conocimientos baratos de vino, probablemente aprendidos de un panfleto. Comentan que si el vino de Toro siempre es áspero y que tal añada ha producido unos caldos estupendos. Unos corrigen a los otros, en un afán de quedar por encima en semejante estupidez y a mí se me empiezan a revolver las tripas. Decido hacer de mayordomo y traerme la ensalada de salmón como excusa para poder levantarme de la mesa.

A partir de entonces empiezan a salir todos los tópicos y temas reiterativos que se repiten en TODAS las comidas de esta gente. Indefectiblemente se pone a parir la nouvelle cuisine con sus grandes platos y su comida breve. Todos acuerdan que donde esté un guisote o un huevo frito con patatas y chorizo que se quite lo demás. Por favor, que todos sabemos esto, no hace falta que nos lo repitamos todos los días. Que si esta mezcla de sabores dulces y salados es culpa de Arguiñano, que desde que entró en nuestras vidas en casa se come mucho peor... Quién sabe si realmente lo piensan, pero el darse la razón los unos a los otros forma parte de la pantomima. A lo mejor se odian en realidad...

Las voces van subiendo de volumen cada vez más, porque cuando uno habla (sobre todo mi padre) todos los demás se tienen que callar y escuchar atentamente qué nueva perla va a salir de su boca. A este efecto se recurre a la técnica de empezar a hablar, y si no recibes la atención suficiente, empezar la frase desde el principio 10 decibelios por encima, hasta que todo el foco esté sobre tí. Entonces sueltas el chascarrillo machista, u homófobo, o xenófobo, o fascista o anticatalanista de siempre, y todos asienten y te ríen la gracia, jo jo jo. Otra opción es volverse a contar unos a otros las mismas anécdotas que se cuentan siempre. En este punto a veces se dirigen a mí, como para que yo me entere, sin darse cuenta que esa historieta la he oído hasta la saciedad y me la sé de memoria. Me levanto, retiro los platos sucios y me fumo un cigarro en la cocina antes de sacar el segundo plato. Supongo que aprovechan esta ausencia mía para hablar de lo mal que llevo mi vida, que no he acabado la carrera todavía y que no saben qué hacer conmigo.

Me como la lasaña apresuradamente para poder empezar a recoger la cocina y evitar tener que estar sentado en la mesa. Nunca antes descargar y volver a cargar el lavavajillas fue tan gratificante. Sirvo los cafés, los recojo y salgo disparado por la puerta diciendo adiós con una sonrisa de oreja a oreja, para que todos vean lo simpático que soy. Tiemblo al pensar que se acerca la Navidad, y que estos escenarios se van a repetir día sí y día también... Qué horror. En realidad, lo que más me hace temblar es pensar que yo a su edad probablemente haga lo mismo, o incluso la posibilidad de que lo esté haciendo ya en versión soy joven, moderno y repelente. Cruzo los dedos para que no sea así.

Iba a contar la noche de ayer, pero como me ha quedado un post muy largo ya me lo guardo para mañana, que si lo pongo todo junto os lo leéis por encima y no valoráis mi esfuerzo. Mañana más.

Besos en las ingles.

viernes, diciembre 02, 2005

Yo contigo he estado genial

Odio que llueva. Vale que hace falta y tal, pero desde que está de moda llevar los pantalones a ras de suelo con las vueltecitas en los bajos acabo con las perneras chorreando hasta la altura de las rodillas y muy mal...

Hoy he dormido bastante regular. Bien de cantidad, mal de calidad. He tenido pesadillas extrañas y es que ayer me acosté bastante nervioso. Quería haber hecho una cosa para quitármela de encima de una vez y respirar tranquilo por fin, pero no pudo ser, así que hasta el lunes no la podré hacer. Supongo que durante el fin de semana me comeré bastante la olla y no disfrutaré plenamente del osismo que se va a respirar en Madrid con motivo del Madbear... Con lo que me apetece echarme a las fauces un ejemplar osuno importado de algún país extranjero...

Menos mal que ayer ponían Gran Hermano en la televisión y pude inyectarme una dosis de miserias humanas ajenas a las mías propias, para mesmerizarme un poco. Echaron a Mayte, que era una gran hija de puta, lianta, sibilina y mala mala mala, pero que por otro lado bien merecía quedarse para dar un poco de gracia al programa. En fin, una pena. La gran frase de la noche fue protagonizada por Inma, como no podía ser de otra forma, diciéndole a Mayte en plató "Sí, la verdad es que yo contigo he sido genial". Me encanta esta mujer. No sabe hablar de otra cosa que de si misma, y siempre para echarse flores. Eso es self-confidence y lo demás son tonterías.

Como podréis observar, la entrada de hoy es muy corta y muy absurda, porque mi vida es taaaaaan excitante que no doy para más... Así que por lo menos me abstengo de divagar demasiado.

Besos en las ingles.

martes, noviembre 29, 2005

El azul marino y el negro... ¿Combinan?

Hoy tengo un poco de crisis existencial en torno al vestir. Mi madre me ha dicho que el jersey que llevaba se mataba con el resto de prendas sobre mi cuerpo y yo me he preguntado el por qué, si unas microletras escritas en la pechera eran del mismo naranja de la camiseta de debajo y de las rayas impares de mi bufanda. ¿Exactamente quién dictamina que dos colores chirrían al combinarlos juntos? ¿Quién decide si estos pantalones combinan con este jersey? ¿Salirse de los vaqueros-que-van-con-todo conlleva automáticamente el riesgo de ir fatal vestido? Antes las rayas no iban con los cuadros, y ahora resulta que sí. El naranja y el fucsia eran irreconciliables, pero desde Al Salir de Clase están a la orden del día... Entonces, ¿al azul marino y el negro combinan o no?
A no ser que vaya a por el pan o a por tabaco a las mil de la noche, que dependiendo de mi estado anímico puede incluso suponer que baje a la calle en pijama con un abrigo encima, suelo tener bastante cuidado con lo que me pongo. Intento que las prendas que escojo tengan un poco de coherencia entre sí. Incluso si decido ir de payaso o de semáforo con mil colores, está previamente estudiado, y lo más seguro es que los calcetines que lleve en ese momento tengan rayas de todos esos colores aparentemente aleatorios.
Mi madre siempre considera que voy hecho un mamarracho, y que si no fuese su hijo y me encontrase por la calle, apretaría el paso o incluso se cambiaría de acera. Está claro que el gusto de mi madre me trae bastante al pairo, ya que está ya algo viejita y comprendo que desde que dejé de llevar camisas con pantalones de pinzas y naúticos en el colegio, la traigo por la calle de la amargura con mis estilismos, pero mi intranquilidad va más allá de su opinión.
¿Estoy indefectiblemente atado a los cánones de moda que dictan las pasarelas, o por el contrario soy libre de combinar las prendas como me salga de la pipa del coño? La respuesta no es fácil, ya que si me preguntan así en frío respondo automáticamente que yo hago lo que quiero con mi pelo, pero la cruda realidad es que como alguien cercano a mí y con un criterio sólido a mi parecer, me diga "Esta noche vas hecho un fantoche" probablemente me siente en un bordillo a llorar o me tire a las vías del tren.
Por lo general tiendo a vestirme sin grandes estridencias, pero como un día me dé por innovar y ser un poquito transgresor con la combinación de prendas, necesito que en cuanto me vea la primera persona conocida me diga que qué conjunto más chulo llevo, ya que, de otro modo interpretaría su silencio como "Vas vestido de rumano, y no, no quiero La Farola". Una cosa es salirme un poquito de la rutina y otra correr el riesgo de convertirme en Emilio Aragón con su traje y sus All Star.
Cambiando un poco de tema, pero siguiendo en la misma línea, últimamente me ronda la cabeza la idea de raparme el cráneo. Mirándolo fríamente, la cosa no es para tanto, pero para mí sí lo es. Mi aspecto varía terriblemente según el pelo que lleve. Ya sé que esto le pasa a todo el mundo, pero en mi caso es exagerado. Simplemente, de llevar a no llevar producto fijador en el pelo puedo pasar de tío medianamente interesante a perder 5 años de golpe (que me hacen falta, ya habrá tiempo más adelante de quitarme edad) y convertirme en un niñato con cara de seminarista potato. Esto sucede tan sólo cambiando la orientación espacial de mis cabellos. Si además metemos tijera la cagada puede ser colosal. He llevado múltiples looks, desde macarra melenudo, cara de garbanzo o Mario Conde, hasta el actual de hace bastantes años que varía entre bollera legionaria, bollera pescadera y bollera señorona-Carolina-Herrera dependiendo de la longitud, que mal que bien, me ha venido funcionando aceptablemente.
Raparme el pelo supone poner en primera línea de atención a la forma de mi cráneo, que no nos engañemos, no es para nada bonita, sino totalmente esférica. He probado a ponerme gorras, que te aplastan el pelo, y ofrecen un efecto similar al del rasurado, y el resultado ha sido siempre lamentable. No puedo llevar nada en la cabeza, ni gorros, ni gorras, ni sombreros ni nada. Todo me queda de pena. Se me queda cara no sé si de Síndrome de Down, o de oligofrénico o de alguna otra alteración genética poco atractiva, pero muy mal en resumen. Es por esto que me da terror pensar en que mis peores predicciones se cumplan y acabe con mi cráneo como una bola de billar y mi cara como la de Corky o la del recepcionista del hospital de Médico de Familia (Cielos, Emilio Aragón se aparece en mi mente dos veces en el mismo post, ¿Qué me está pasando?). Quiero cambiar de aspecto, pero no sé si estoy dispuesto a asumir el riesgo de tener que pasar tres meses encerrado en mi habitación hasta que se me deje de ver el cartón... A mi amigo JM se le quedó cara de enfermo de SIDA cuando lo hizo y recuerdo perfectamente que fue blanco de mofa y befa de todos nosotros durante varias semanas... Estoy confuso...
Para otro día dejamos el tema de porqué las gafas de sol me quedan tan mal.
Y Esto es todo por hoy, que quería hacer un post muy cortito para compensar el de ayer y ya me estoy sobrando.
Besos en las ingles.
Nota: Blogger esta vez ha decidido que no le da la gana ponerme los espaciados entre párrafos así que hasta que me deje editarlo y ponerlo bien os vais a tner que joder y leer todo el post como una super columna en bloque. Mil perdones

lunes, noviembre 28, 2005

Aunque la foca-osa se vista de travesti, foca-osa se queda

Hay que ver como pasa el tiempo. Recuerdo que hace nada estábamos bailoteando en el Plan Travesti de Octubre y resulta que ayer ya teníamos la siguiente edición recién salida del horno, y como nuestra presencia resulta imprescindible para el correcto funcionamiento de tamaño evento, pues allí estuvimos como un clavo.

Previamente me fui a resolver unos papeleos y a gestionar unos asuntos de vital importancia, cosa que me llevó toda la tarde. Era absolutamente fundamental que resolviera estos temas y estas cosas antes de la fiesta, ya que me conozco bien, y de no hacerlo, mi continua e insaciable sed por "reproducirme" llegaría por la noche a cotas tan altas y tan críticas que no me permitiría disfrutar de la compañía de mis amigos. Nótese la ironía en la palabra "reproducirme", ya que todos sabemos gracias a Margarita Forodelafamilia que el semen y la caca no son interesantes para la sociedad, y por tanto mi verdadera intención se reduce a la mera cópula...

Por la noche, de vuelta a casa me acicalé, me perfumé, me puse mi UOMM (Uniforme Oficial de Moderno de Mierda, sólo tengo ése) y me pinté el ojo con un eyeliner que debía ser del período precámbrico y estaba sólo un pelín reseco. Como tengo mucha maña en el arte del maquillaje y la caracterización y todos esos menesteres me bordeé los ojos a la misma distancia que Inma Gran Hermano los labios, dado que la anterior intentona de apurar al borde me había llevado a clavarme el aplicador en la córnea en repetidas ocasiones, produciéndome un escozor bastante considerable. Eso sí que eran lágrimas negras y no lo de Bebo Valdés y el Cigala... En fin, que como me horrorizó el resultado final decidí quitármelo (concepto entendido. Que a Flat le quede gracioso no es extrapolable a tu persona), pero descubrí con horror que no era posible. Una vez aplicado, el eyeliner es indestructible, como el Anillo Único, y lo único que conseguí fue difuminarmelo un poco de modo que en vez de un medio travesti parecía un mapache politoxicómano que ha pasado mala noche...

Por una vez, y sin que sirva de precedente, esta vez pasó Flat a buscarme en coche a mí, acompañado por Monique, que entendió mal mi sugerencia de vestirse como una zorra medio en bolas, yendo al final muy mona excepto por una camiseta de mercadillo dada de sí que dejaba vislumbrar su sujetador y adivinar sus tetas (bueno, entonces medio en bolas si que iba). Una pena que se le engancharan sus medias de rejilla antes incluso de entrar al local.

Mientras esperábamos a toda la troupe a la que habíamos convocado nos tomamos unas copillas en el Jamaica de la esquina (Flat previamente se cascó un bocata en el Pans, porque él necesitaba un aporte energético adicional a la tableta de turrón de Alicante que le llevé). Bueno todos nos tomamos una copa menos Farala que es un poco maricón y se tomó un té, con la cosiguiente tanda de risas y cachondeos a su salud. Yo completé mi fallido look travesti con la barra de labios para hombre de Claudio, que no se notaba nada pero olía muy bien. Cuando estuvimos todos, a saber, Claudio, Farala, Kurt, AGdP, Magu, Asun y amiga, Macy, Flat, Monique y yo, enfilamos al Arena ateridos de frío.

La fiesta fue un poco rara, porque había gente, pero había poca gente, sobre todo considerando que era el segundo aniversario y que además se daban los premios Fama, que son unos premios un poco caspa, un poco andergraun, y un poco endogámicos, porque básicamente se dan entre amiguetes. La Gala fue excesivamente larga, sobre todo porque había que esperar a que los que presentaban cada premio fueran localizados y subiesen al escenario. En cualquier caso, como lo presentaban Juan Flahn (vestido de Elvis travesti de cintura para arriba y de calzoncillos paquetón y patorras por abajo) y Rose Manfredi (de Chico y Chica) se hizo mucho menos aburrido. Claudio y Farala procesaban y memorizaban automáticamente cualquier frase que saliera de la boca de Rose, para convertirla en un clásico y un must y repetirla desde entonces hasta la saciedad. Nos gustó especialmente cuando respondió al "Anne Igartiburu es vasca, como tú" de Juan Flahn con un "Pueeees, vete a tomar por culooo..."

Los trofeos eran cabezas calvas como de maniquí a escala 1:1.25 y nos gustaron mucho. La Prohibida ganó tres, y dijo que qué bien, que ya tenía donde poner las pelucas... El momento más asqueroso de la noche fue cuando Angie Anabel torturó al público con un speech eterno y carente de interés, dándoselas de diva-trash pero no engañando a nadie (¿por qué no le bajaron el micrófono?). En cambio el mejor momento fue cuando otorgaron el premio al mejor directo a Yurena, que subió completamente emocionada al escenario a recogerlo y agradecérnoslo mucho a todos. Este fue el mejor momento, pero no la mejor visión, ya que en realidad este honor recaía en Margarita Seisdedos, en un discreto segundo plano con cara de "Hija mía, no ves que estos maricones se están riendo mogollón de tí? Ay señor, señor..."

Tras la entrega de premios llegaron los temazos bailables. A destacar el momento Smells like Teen Spirit de Nirvana, que todos celebramos agitando nuestras no-melenas y rasgando nuestras no-guitarras invisibles, y las 350 veces que pusieron el Hung Up de Madonna, todas y cada una de ellas coreografiadas a la perfección por Claudio (y una vez también Telecine) que un día le va a dar un jari y se va a quedar tirado en el suelo descoyuntado como Emily Rose. Una vez (la 314) incluso entramos en trance y nos subimos a bailar al escenario, y una vez allí ya nos quedamos para movernos al ritmo de lo de Goldfrapp y demás. Yo me bajé prudentemente al cabo de un ratito, porque como bien apuntó Farala, después de Madonna deja de ser tendencia bailar en el escenario. Además detectamos que no nos estaban haciendo ninguna foto, y ya se sabe hacer el mamarracho para que no quede constancia gráfica no tiene mucho sentido. A ver ahora que coño subo al fotolog estos próximos días... Qué estrés... Por si fuera poco, miramos en la portada del disco recopilatorio segundo aniversario, que era un collage con los clásicos asistentes y no nos encontramos. Indignadísimos decidimos no comprarlo, ya que nosotros somos un pilar fundamental en esa fiesta e ignorarnos supone una grave afrenta y un agravio difícil de subsanar, sobre todo cuando Flat es un tío con cuerpo de ganadero que gusta tanto. Tanto que Lorenzo Caprile no dudó en sugerir que él era una buena res como para ser ordeñada por sus fuertes manos... Nunca hemos estado tan cerca de cenar con Letizia.

Cuando nos empezamos a hartar de la fiesta, porque ya estaba tocando a su fin decidimos largarnos al Weekend para ahorrarnos la cola del ropero, pero yo como soy muy listo decubrí en el mostrador que había perdido el ticket, con lo cual me tenía que quedar el ultimísimo para recuperar mi chaqueta. Como comprenderéis me hizo muchísima ilusión la noticia y como no me resignaba a ello, mandé a la gente al Weekend mientras nos quedábamos Flat y yo buscándolo por el suelo entre las piernas depiladas de las travestis. Según nos pusimos a buscar, Flat se encontró 10 euritos que siempre vienen bien, y yo al cabo de 5 minutos me hice con mi ticket pisoteado. Tengo que decir que Flat una vez consiguió sus euros se sentó tranquilamente en un sofá a esperarme así que tengo que agradecerle su inestimable ayuda. Sin él no habría podido encontrarlo.

En el Weekend estuvimos bastante comedidos y yo solo me tomé una copa. Había un amigo de TB97 que llevaba una melopea histórica y que me ponía bastante berraco. Tuvimos un amago de acercamiento, pero yo, que soy más chulo que un ocho, opté por no perder mi dignidad y no tirarme a su cuello, máxime cuando ya llevaba los deberes hechos por el día repetidas veces. Pero vamos, que ése se me queda como asignatura pendiente lo saben hasta los chinos (¿Yuu, a que lo sabes?).

Decidimos retirarnos a nuestros respectivos olivos una hora antes del cierre, lo que da una idea de lo comedidos que ya digo que estuvimos. Gracias a eso nos libramos de acabar en algún sitio muy malo y de tener hoy una resaca de dimensiones colosales. Chapó por nosotroh, zupe.

Besos en las ingles.

P.D: Si habéis sido capaces de leeros todo este chorizo que me ha salido, dejad un comentario y ya si eso veríamos si os invito a una cerveza o algo.
P.D.D: Estoy supercontento de que blogger haya decidido hacer caso omiso de todas las negritas que había puesto. Lo va a volver a repasar su puta madre.

sábado, noviembre 26, 2005

Poncho's Little Market

El viernes me levanté a una hora prudencial para ayudar a Poncho en lo que creo que debe ser mi mudanza número dos millones. A Dior pongo por testigo que el día que me toque mudarme a mí, me sentaré en un sillón y dirigiré a todo el mundo desde ahí, porque no pienso mover un dedo, si acaso sólo para señalar dónde va cada cosa.

Es increíble la de cosas que caben en una minicasa de poquísimos metros cuadrados... El caso es que sincronizamos nuestros relojes e hicimos una mudanza con tres coches en tiempo récord y un solo viaje. Somos unos profesionales. La verdad es que subir las cajas por unas escaleras estrechísimas de película de miedo es lo peor. Nos íbamos desollando los nudillos con las paredes, pero todo sea porque le quede bonita la casa a Poncho, que una casa en pleno Chueca no es moco de pavo y más nos vale quedar bien para conseguir unas llaves o algo... Además concretamente mi ayuda era absolutamente interesada, porque tras el transporte de las cajas se nos había prometido una edición especial del famoso Mercadillo de Poncho aka Poncho's Little Market.

Poncho es una de las personas que conozco que más ropa tiene. Su armario exhibe una obscena cantidad de prendas que ni siquiera se pone, y la mitad están sin estrenar, con la etiqueta colgando. Literalmente, no le cabe la ropa en casa. Es por ello, que periódicamente tiene que organizar una sesión de mercadillo.

En sus orígenes, el mercadillo nació como una puesta en común entre mis amigos de prendas que no nos poníamos, o ya no nos gustaban, o no nos cerraban, o simplemente típica prenda que te compras y en cuanto llegas a casa te paras a pensar y te das cuenta que no la necesitabas para nada. Cada uno llevaba una bolsa de ropa y ejercíamos el noble arte del trueque, la puja y la subasta. Lo que ocurría es que la cantidad de material aportado por Poncho venía a ser el triple de lo que llevábamos los demás y de una calidad muy superior. Esto hizo que poco a poco el mercadillo fuese derivando en lo que es hoy, una obra de beneficencia unilateral.

Cuando se anuncia un Poncho's Little Market todos empezamos a salivar, pensando en la cantidad de ropita nueva que vamos a adquirir panojaless. Y especialmente en esta edición, que como iba anexa a una mudanza seguro que era especialmente abundante y generosa. Además, lo bueno que tiene tener el cuerpo rechoncho y cortito que tengo, es que normalmente no me tengo que pelear por nada, porque lo que me vale a mi a los demás les queda fatal.

En resumen, cinco camisas de manga larga de vestir (me hacen falta para mi nueva situación labo laboral), dos camisas de manga corta, una camisa "reto" (objetivamente hoy por hoy le voy a reventar los botones con las tetas, pero me he jurado que para verano me va a valer), tres camisetas, un polo de manga larga, una bufanda y un traje es lo que ha dado de sí esta edición. Y todo por ayudarle con la mudanza, aunque le íbamos a ayudar de todas maneras... Estoy contento como unas castañuelas, porque además alguna de las prendas recibidas habían sido largamente deseadas en silencio por mi parte... Muchas gracias Poncho.

Por la noche me planté en El Naranja, para variar, y me encontré a la habitual convención de blogueros rajando por los codos. Por lo visto había un devoto fan llegado desde Vigo y todo, pero yo no hablé con él porque aún estaba un poco aturdido. Me tomé unas copas pero me tomé pocas copas porque enseguida enfilamos hacia el Chochoymedio Kurt, Dwalks, Agr, C y yo, para evitar las colas sobrenaturales que se forman ahí media hora después. Comentar que, como apuntó Flat, en la pandilla de esta gente hacen cástings para formar parte del club, porque ahí ninguno baja del metro ochentaycinco y son todos guapérrimos. En las entrañas del Chocho nos dedicamos a fichotear y a tomarnos unos venenos hasta que Dwalks se empezó a poner malo por alguna razón extraña, quizás el jet lag arrastrado desde China, quizás las neurotoxinas matarratas de las copas del local... El caso es que le montamos en un taxi y Kurt y yo nos fuimos a morir al Angel, porque tenía curiosidad por observar el fenómeno oso desde el interior y en primera persona, y yo estaba bastante salido.

Cuando llegamos descubrimos con horror que había cuatro gatos, cuando normalmente el sitio peta de pelos y barrigas. Más tarde nos explicó TB97 que toda la gente se había ido a una kedada en Colonia, Alemania. Es muy fuerte. El oso es el animal más gregario que existe. Qué se dice que hay kedada en Alemania, pues ahí que van todos a frotarse las barrigas y mesarse los bigotes... En fin, que ahí estabamos nosotros, viendo como un tipo estaba a punto de desmayarse sobre su copa y siendo observados desde los rincones del garito, pero sin ligar nada, de modo que decidimos que había sido suficiente y que si acaso mañana más.

Ni que decir tiene que coger un taxi fue misión imposible y que hubo que abortar plan y volverse en Metro, como la gente de la calle.

Hoy me he levantado muy tarde, pero inexplicablemente casi no tenía resaca. Me he medido las constantes vitales y tenía las propias de alguien que no ha ido al Ochoymedio la noche anterior. Todo muy raro. ¿Es posible que hayan rebajado el contenido de componentes tóxicos y perniciosos para el organismo de las copas a tan solo el 75%? ¿Les habrá pillado el Ministerio de Sanidad? Es un Expediente X sin duda...

Besos en las ingles.

jueves, noviembre 24, 2005

La Polla Transilvana

Como el post anterior fue demasiado profundo y trascendental, hoy quiero ponerme frívolo, y hablar de cosas banales y vulgares, de las que no hacen pensar. Una entrada basura, de las que os gustan.

Ayer fuimos Claudio, Flat y yo a tomar unos algos por el centro. Queríamos cenar, pero no sabíamos dónde. Claudio sugirió un sitio de tapas a cero euros (pagando la caña, se entiende) y allí nos plantamos a tomar un piscolabis. El sitio era bastante lo peor así que decidimos que para aperitivo estaba bien, pero que nada más. Entonces empezamos a agotar todos las tascas y restaurantes chungos de cenar por dos duros que conocíamos en Chueca. Como estaban todos cerrados acabamos por meternos en un sitio casi enfrente del Hot (casi enfrente porque enfrente está el Enfrente, valga la redundancia...). Craso error el nuestro...

Entramos atraídos por el morbo de que el restaurante fuese transilvano. No teníamos ni idea de qué demonios se come en un transilvano, así que allá que fuimos. La experiencia transilvana que ahora os voy a contar es impagable, terrorífica sin duda. Ríete tú del exorcismo de Emily Rose...

El restaurante era el súmum del quiero y no puedo. Prentendía ser de diseño, pero un diseño de todo a cien. Todo era pretenciosamente cutre. El maître iba disfrazado de taxista con chupa de cuero y bigote, la mesa estaba situada en un rincón alejado de cualquier fuente de luz (claro, si el restaurante era transilvano, pues tú me dirás...) y la música de folklore rumano era tan horrenda y monótona como cualquier cancioncilla turca...

Pedimos aconsejados por el maître-taxista comida típicamente transilvana que tenía nombres como de oscuros conjuros satánicos que no sé reproducir...

  • Ensalada transilvana: si le quitas lo de transilvana y pones murciana te queda igual de bien. Una ensalada cutre con remolacha y queso chungo aliñada con aceite de girasol, o de coche, o de algo muy malo. Ni la probé.
  • Higaditos de pollo griposo con trocitos del salchicha y salsa. Éste tenía un pasar y lo utilizamos para quitarnos el sabor de los otros.
  • Rollitos de carne envueltos en repollo. Era bastante guarradilla, pero menos da una piedra. Plato típico de restaurante chino de extrarradio.
  • Queso infame en nata. No salsa de nata, nata líquida tan cual, sacada directamente de la nevera.

Todos los platos iban acompañados por una cuña gigante de tortilla de puré de patatas Maggi, que ayudaban a pasar el mal trago. De beber, y como no tenían sangre contra todo pronóstico (vaya restaurante transilvano de mierda), tomamos un vino blanco rumano que se supone que estaba muy rico, pero la realidad es que era un brebaje de sabor cuasi nulo y color inexistente...

Para que lo pasaramos guay los dueños del restaurante nos obsequiaron con un espectáculo de luces muy sofisticado, que consistía en que una bombilla que teníamos encima se encendía y apagaba irregularmente, de modo que cuando se encendía nos deslumbraba como a los vampiros, y cuando se volvía a apagar no veíamos la comida hasta que se nos volvían a hacer los ojos a la oscuridad. Muy transilvano todo. Al final nos cobraron diez euros por barba por comer esa inmundicia. Nunca mais. Si alguna vez vais a Transilvania llevaos latas y tuppers, que si no vais a acabar con cagalera al segundo día. Ni siquiera Flat aguantó tal repugnancia, y Flat se lo come todo, doy fe.

Pese a todo, la comida fue muy divertida. No hablamos de temas de rabiosa actualidad pero sí dimos un repaso a nuestra infancia. Convenimos que Keanu Reeves en Speed estaba cañón, y Claudio y Flat confesaron que en su día se compraron la Ragazza porque se le veía el culo. Yo eso no lo hice, pero confesé que en sexto de E.G.B, y alentado por mi hermana Dove, me forré la carpeta con fotos de bebés, cuando todos los niños se ponían a Claudia Schiffer en una cara y en la otra fotos de motos. Vale sí, qué pasa, era un niño muy mariquita, y no sólo eso sino que además jugaba con las niñas a la goma mientras los niños echaban partidos de fútbol en el recreo. También hablamos de qué ciudades españolas había que ver, y yo me sentí muy mal reconociendo que jamás había estado en el País Vasco, ni en Galicia, ni en Extremadura, ni en casi ningún sitio de Castilla y León... Vamos que me conozco mejor Europa que mi propio país. Pero esto va a cambiar pronto, en cuanto tenga dinero para viajar...

Otro tema remarcable que salió a relucir fue el socorrido asunto "pollas". Es un tema que está muy bien, que nunca nos cansamos de tratar y que además viene perfecto para la entrada frívola de hoy. Vamos a hablar de tipos de pollas. No de aspectos médicos o técnicos/as como pollas circuncidadas-no circuncidadas. Nos vamos a centrar en los aspectos más plásticos y visuales del miembro viril, y no en todos. El tema a tratar es la forma del cipote (me encanta esta palabra). No el color (pollas oscuras en cuerpos blancos), la textura (pollas tersas, venosas o con granitos), el tamaño (micro o macropene) o la capacidad de crecer del estado fláccido al erecto (pollas grower). Estos temas ya serán tratados en otra ocasión.

Cada polla es un mundo, y no hay dos pollas iguales, pero sí es verdad que muchas pollas pueden clasificarse en distintos tipos, dependiendo de una serie de criterios, aunque es cierto que algunas son realmente inclasificables. Mis categorías principales son las siguientes.

  • Polla Lápiz: Se denominan así las pollas cuyo glande termina extrañamente en punta, en lugar de tener su clásica forma redondeada. Tampoco tiene que ser una cosa exagerada, no pincha, pero sí tiene una característica forma triangular. No confundir con la
  • Polla Mina (de portaminas): Es aquella muy larga, pero desproporcionadamente finita. En contraposición tenemos la
  • Polla Bolardo: que es demasiado gorda en relación a su longitud.
  • Polla Regla: Si las pollas normalmente tienden a ser aproximadamente cilíndricas (como el cuerpo de ganadero de Flat), las pollas regla son tirando a planas, osea que de perfil parecen más finas.
  • Polla Cerilla: El glande es gigantesco. Es la clásica polla cabezona. Si el prepucio aprieta, estrangulándola a la altura de la corona del glande, este efecto se hace mucho más llamativo.
  • Polla Pirámide: En esta categoría entan esas pollas que en la base son descomunales pero según se avanza hacia la punta, el grosor de la sección disminuye dramáticamente.
  • Polla Bolo: Ésta es una rara avis. Son esas en que, hacia la mitad del tronco, aparece un anómalo engrosamiento que se vuelve a reducir al seguir subiendo.
  • Polla Boomerang: Las típicas pollas torcidas, hacia un lado u otro. En su versión más exagerada se curvan hacia abajo, denominándose Polla Garra.
  • Polla Recta: Es la polla que todos quieren (y muchos tenemos). Por suerte, es la más habitual y la más bonita según los cánones de belleza actuales.

Por supuesto hay más subtipos, pero son demasiado rebuscados. Además considero que con esta clasificación es prácticamente seguro definir cualquier polla, siempre y cuando se use la adecuada combinación de factores. Por ejemplo, mi polla es recta, pero con tendencia a polla regla. Se puede también tener, qué se yo, polla cerilla-mina-lápiz, que además de ser un espanto se podría rebautizar Polla Lanza... ¿Os hacéis una idea?

En fin, que os mireis entre las piernas a ver dónde os podéis meter. Vivan las etiquetas.

Besos en las ingles.

miércoles, noviembre 23, 2005

Caminar solo

Ayer en la facultad fui a ver a un amigo al que llevaba muchísimos meses sin ver y nos teníamos que poner al día. Y tanto, porque resulta que se ha casado. Me quedé de piedra y me alegré un montón por él, pero fue una sensación rara. Tengo que puntualizar que el fulanito en cuestión fue uno de mis primeros rollos, del que por cierto me quedé absolutamente colgado hasta límites enfermizos en su día. Ahora es una relación de lo más sana, pero enterarme de que se ha casado con su novio de hace cinco años me tocó un poco la fibrilla… Otro más que lo consigue…

Es evidente que hay gente que no ha nacido para estar en pareja. Viven toda su vida picando de flor en flor o empalmando microrrelaciones de quince días o un mes y son felices así. Doy por supuesto que ellos mismos eligen esa vida, porque se saben independientes de corazón o porque no quieren sacrificar su libertad en aras de una vida en pareja o por cualquier otra razón, todas ellas válidas. El problema es cuando este camino no lo eliges fruto de tu libertad de decisión. ¿Puede ser esta forma de vida una condena? ¿Puede ser que tu código genético te imposibilite llevar una relación estable a buen puerto pese a que tu elección consciente sea la radicalmente opuesta? En definitiva, ¿puede ser que jamás en mi vida pueda tener pareja porque nunca voy a estar preparado pese a que lo desee con todas mis fuerzas?

Cada vez que conozco a alguien le someto a catorce mil filtros mentales. Tiene que pasar todas esas pruebas para poder ser un firme candidato a meterse en mi vida hasta la cocina. A saber:

  • ¿Es físicamente atractivo para mí? (Esta no es para nada difícil de cumplir)
  • ¿Es físicamente monstruoso para la gente que me rodea?
  • ¿Me hace reír?
  • ¿Y yo a él?
  • ¿Es una persona culta e inteligente?
  • ¿Tiene una edad adecuada para mí? ¿Opinarán lo mismo mis amigos/familiares?
  • ¿Sus amigos me gustan?
  • ¿Le gustan a él los míos?
  • ¿Es emocionalmente estable?
  • ¿Se preocupa por mí?
  • ¿Somos perfectamente compatibles en la cama?
  • ¿Me agobia o me vigila?
  • ¿Es cariñoso?
  • ¿Tenemos gustos parecidos?
  • ...


Esta lista se puede extender hasta el infinito y no puedo saber si es fruto de mi exigencia exagerada en cuestión de pareja, o si en cambio se debe a que inconscientemente me aterroriza tener pareja y la pérdida de libertad que ello conlleva, y mi cerebro sigue formulando más requisitos hasta que el candidato en cuestión falle en uno y quede automáticamente descartado…

Nótese que alternativamente a mis preferencias aparecen preguntas directamente relacionadas con mi entorno. Esto es así porque tan importante para mí es que sea de mi gusto como que sea del de los demás. Lamentablemente me influye el qué dirán una barbaridad, y soy incapaz de ponerme el mundo por montera y tirar hacia delante si no tengo la aprobación general… Así de patético soy. También es verdad que ha ocurrido a veces que he decidido que una persona me gustaba pese a incumplir numerosos requisitos de mi lista mental y me ha dado igual ocho que ochenta, tirándome a la piscina de cabeza. En estos casos ha sido la otra parte la que me ha pegado la patada sin previo aviso en menos de un mes dejándome hecho una mierda.

Otras veces también se me ha presentado la situación de que el candidato cumplía todos los requisitos que mi cerebro era capaz de exigir sin ser demasiado rebuscado. Y yo le gustaba muchísimo. En estas ocasiones mis ocultos mecanismos mentales me hacían automáticamente perder el interés por ¿ser demasiado fácil?

¿Estoy programado para no tener pareja jamás pese a que es lo que más deseo y no paro de buscar? ¿Me va el sado psicológico como una vez me dijeron? ¿Es esto un castigo de los dioses como el de Sísifo, Tántalo o Prometeo por algo que he hecho mal en esta vida o en otras pasadas? ¿Debería sentarme a esperar a que suene la flauta y que aparezca por arte de magia mi príncipe azul aunque ello implique estar solo hasta los 40?

Por otro lado me acojona pensar en que soy un experto en relaciones ajenas pero un completo analfabeto emocional en las propias. Me horroriza pensar que no haber tenido novio nunca hará que cuando eventualmente aparezca alguien en mi vida a los 45, tenga los problemas y discusiones típicas de una relación de 15 años, en cuanto a celos y demás…

En fin, que ésta es mi reflexión del día. No estoy deprimido en absoluto con el tema (por lo menos no hoy), no vayáis a pensar. Simplemente hay determinadas cosas que hacen que se me despierte la melancolía esta que siempre me acompaña, si bien normalmente en estado latente. Así que este es un buen día para que dejéis vuestros consejos, o mejor vuestras medidas, foto y forma de contacto. ;)

Por cierto, otra vez me ha venido la intranquilizadora sensación de que ya he hablado de esto antes. No sería raro en absoluto porque es algo en lo que pienso bastante a menudo, pero por lo menos espero no haber escrito un duplicado exacto de otro post anterior. En fin, cruzo los dedos para que no sea así.

Besos en las ingles.

martes, noviembre 22, 2005

365 días

Ya ha pasado un año. Hoy hace 365 días de mi primer post. 365 días de vender mi intimidad. Qué sensación más rara.

Empecé con el blog sin saber muy bien lo que hacía. Había leído de chiripa el Diario de B: 6 lonchas de jamón de York, y me había parecido absolutamente hilarante, pero aun así no sabía realmente qué era un blog ni para que servía. Se lo comenté a Flat para que se lo leyera, pero lamentablemente ya había desaparecido de internet, una pena. No obstante, Flat, que tiene alma de investigador, hizo sus pesquisas y se enteró de lo que eran realmente estos diarios virtuales, y raudo y veloz se hizo uno. Y yo, como soy un monito de repetición, pues seguí sus sabios pasos y un mes después rellené el formulario.

En un principio escribía como una alternativa a mandar los típicos mails a mis amigos para mantenerles informados de lo que hacía en Dinamarca, pero la realidad es que aparte de La Rata y de Ana no me leía ni Dior. Está visto que o les haces llegar la información a su mesa o no mueven un dedo por enterarse de nada. Por otro lado era una forma de echarme unas risas con Flat y con Jon, que aunque vivían las mismas cosas, pues no era lo mismo hablarlas que verlas por escrito.

Fueron pasando los días y tras la euforia inicial de actualizar a diario, la ilusión se fue perdiendo y concretamente en Diciembre no actualicé absolutamente nada. Gracias a que Flat no cejó en su empeño y mantuvo vivo el espíritu bloguero me puse las pilas y lo retomé en Enero... y hasta ahora.

Poquito a poco empezaron a surgir lectores anónimos, encabezados por esa especie de estrella mediática que es Tony Tornado, que me enlazó en su página, y a partir de entonces las visitas empezaron a crecer a un ritmo vertiginoso y exponencial. Lo que empezó como un pasatiempo extraño se fue convirtiendo en un hobby bastante adictivo, y la lista de enlaces de mi blog se fue multiplicando, así como el tiempo invertido en leer a otra gente. Recuerdo perfectamente la primera vez que algunos blogueros consagrados me comentaron por primera vez. La emoción hizo que se me relajaran los esfínteres, y me dio muchas fuerzas para seguir actualizando pese a que en numerosas ocasiones estuve a punto de mandarlo todo a la mierda, porque, no nos engañemos, la verdad es que el mundoblog me ha salvado más de una vez de abrirme las venas con un escalpelo en el laboratorio, presa del aburrimiento y la desesperación más atroz, pero otras muchas veces se ha convertido en una carga asfixiante, y una responsabilidad que no entendía como me había autoimpuesto.

Han sido 117 entradas las que he escrito desde el 20 de Noviembre del 2004, algunas interesantes, otras graciosas, y muchas absolutamente prescindibles, pero qué quereis, uno es de ciencias, y los intrusismos en el mundo de las letras la mayoría de las veces son desafortunados. La media indica que he actualizado aproximadamente uno de cada tres días, aunque muy irregularmente, y si descontamos los fines de semana que casi nunca escribo (porque no lo lee ni el tato y porque además suelo estar dormido o resacoso) pues la media sale un poquito más alta, con una actualización cada dos o tres días, que no está mal teniendo en cuenta que tampoco es que tenga una vida de aventurero interesantísima. Vamos que no soy Miguel de la Quadra Salcedo.

De lo que no cabe duda es que cumplir un año con esto para mí es un reto personal importante, porque la constancia es algo bastante anecdótico en mi vida. Jamás he sido capaz de llevar una agenda al día más de un mes por ejemplo, y soy bastante derrotista en todo. Y mira, quién me iba a decir a mí que iba a ser capaz de tener la disciplina necesaria para mantener esto vivo durante un añito entero. Por todo esto, medalla para mí. Y minipunto y punto.

El punto negro ha sido perder casi todos vuestros comentarios por culpa del puto Haloscan. Ha sido una gran pérdida, porque valoro mucho los comentarios, y me esfuerzo por contestarlos personalizadamente siempre que puedo. No obstante, la extirpación de este tumor era un mal necesario, y ya está hecho, aunque los daños colaterales hayan sido cuantiosos. A partir de ahora guardaré vuestras aportaciones bajo llave.

Un año ya. Me puedo quitar la L, ya soy un bloguero veterano. Empieza el año dos de la nueva era y quién sabe qué tendrá guardado para mi. Esperemos que solo cosas buenas, y si no por lo menos que me quede como estoy.

Muchas gracias a todos por leerme, de verdad. Espero que me queden todavía cosas que contaros para llenar un año más.

365 besos en las ingles a todos.

lunes, noviembre 21, 2005

Post insoportablemente aburrido y carente de todo interés

Supongo que lo típico sería contar detalladamente el fin de semana pero no me apetece mucho, porque los fines de semana últimamente son clónicos, así que contaré todo lo que se salga del sempiterno Naranja, que empieza a saturar cada átomo de mi ser. Además como no lo insonoricen ya, si vuelvo será para bailar al ritmo de lo que tenga en mi MP3, que ya estoy harto de intuir lo que ponen cada noche. Sólo me entero de qué suena según la coreografía de Claudio...

El viernes fui a ver "El exorcismo de Emily Rose" que me gustó bastante. Hubiese eliminado unas cuantas escenas pero en conjuntó está muy bien. Como me encantan los temas estos de cosas paranormales y posesiones demoníacas me he puesto a investigar en internet y he descubierto que el caso real corresponde a una tal Anneliese Michel que efectivamente manifestó los mismos comportamientos que en la película, pero que hay mogollón de cosas que no fueron como se cuentan. Evidentemente no las voy a decir aquí para no destripar nada, que últimamente está muy de moda el spoiling en los blogs. También he visto "La novia cadáver" y ésta si que me dejó que ni frío ni calor. Vale que está muy currada y tal pero la historia pfffff...

El fin de semana transcurrió como siempre, siendo lo más remarcable el cumpleaños de Tony Tornado y haber metido a la Patata envisonada en el Rick's. También tengo que decir que saludé a una fan pucelana que por lo visto es muy requetefan y se me subió el ego a la estratosfera.

Ayer domingo fuimos Claudio, Flat y yo a la fiesta de presentación de El Diario de Jota Ele (se nos unieron Telecine y un churri suyo que andaban por ahí). La fiesta fue un poco bizarra pero nos lo pasamos muy bien. Lo más divertido fue que cada uno teníamos un número pegado en la camiseta y que de vez en cuando recibías un mensaje a tu número... Bueno, en teoría fue divertido, pero en la práctica no, porque no recibí más que mensajes de coña escritos por mis amigos, y el tío al que tenía echado el ojo empezo a mandar mensajes descarados a Flat, como siempre. ¿Os acordais que decía que con Flat al lado es fácil ligar? Pues mentí como un bellaco. Con Flat al lado lo único que consigo es que los tíos me hablen para preguntarme que si ese chico tan guapo y yo somos novios. Creo que voy a desfigurarle la cara a Flat con ácido. De este modo conocerá lo que es el vacío social y probará un poco de su propia medicina. O al menos seguirá siendo igual de majo pero sin levantarme a los chulos aunque sea involuntariamente.

No me apetece escribir más así que voy a cortar aquí, aunque no sin antes recomendaros que veais el video del supergalletón que se metió el cantante Juan Gabriel al tropezarse con el cable del micrófono mientras brincaba como un grácil cervatillo en el escenario, resultando en una fractura múltiple de muñeca...

Besos en las ingles.

viernes, noviembre 18, 2005

Bye bye Haloscan

Mi blog exigía ya un lavado de cara, que la verdad es que daba pena verlo pero he ido siempre posponiéndolo porque me daba pereza cambiarlo. Además estaba ya hasta los mismísimos cojones de Haloscan, que me iba borrando los comentarios de meses pasados según publicaba nuevas entradas. Ya me habían hablado de esto, que a partir de 1000 comentarios empezaba a cargárselos, pero sinceramente, entre que no me lo creía mucho, y que me daba un poco igual porque no pensaba que fuese a llegar a mil comentarios nunca pues lo iba dejando pasar. Hasta hoy, que acabo de ver que se estaba fumando ya los de julio y era horita de ponerle freno a este mal bicho que es Haloscan. Vamos, ponerle freno no, más bien extirparlo de raíz y que se fuera a comer los comentarios de su puta madre.

Dicho y hecho. He cambiado la plantilla, que es bastante más mona, eso sí, sin salirme de la sobria sencillez que me caracteriza, y en los tonos de las paredes de mi habitación. Hasta aquí todo bien, hasta que me he descubierto las consecuencias de mis actos.

Para empezar, ajusticiar a Haloscan me ha salido bastante carito. He perdido todos vuestros comentarios desde que lo instalé (en mala hora), es decir prácticamente desde que empecé a escribir. En fin, más se perdió en Cuba. Por otro lado, y paradójicamente, eliminar el Haloscan me ha devuelto todos los comentarios previos que me tenía ocultos no se sabe por qué razón. Son poquísimos, de los dos o tres primeros meses cuando no me leía ni el tato, pero mira, tienen un gran valor histórico y sentimental y me hace mucha ilusión recuperarlos.

Para seguir, he invertido aproximadamente un millón de horas en descifrar el código HTML, infructuosamente, por cierto. Mi intención era tunear salvajemente el blog para que la presentación en sociedad fuese absolutamente grandiosa, pero no ha podido ser. Bastante ha sido ya conseguir poner los links y el contador de visitas. Qué quereis que os diga, mis conocimientos en diseño web son entre pobres y nulos, y no doy para más.

En fin, que se ha hecho lo que se ha podido pero que no obstante ruego que alguna alma caritativa se siente a mi vera y me ayude a darle los retoques y pinceladas necesarias para que me quede todo apabullante y sea la envidia de los chicos de mi edad. Además, a ver si lo pongo guapo, que el martes nos vamos de cumpleblog!

Es tardísimo. Me voy a la cama. Besos en las ingles

jueves, noviembre 17, 2005

La pregunta del millón

Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. La pregunta del millón es ¿en qué orden? Por supuesto no voy a ir de original, porque este tema está más manido que la existencia-no existencia de armas de destrucción masiva en Irak, pero es que después de haber estado enfermo (y no tanto, pese a lo que me he quejado) me parece que la pregunta se responde sola.

Claro está, habría que aclarar las condiciones de cada caso para poder responder. Si eliges salud, ¿significa que no vas a tener ni un puto duro ni para comer y que no te van a querer ni tus padres?. Porque claro, si no tienes dinero ni para comer, acabarías con desnutrición y esto repercutiría en tu salud, que se supone que es intocable...

¿Y si escoges amor? ¿Estarías rodeado de gente que te adora y de una pareja fiel que bebe los vientos por tí, mientras yaces en tu lecho de cartones y periódicos en la calle, cubierto de llagas putrefactas y hediondas? ¿Escoger dinero significa estar también tetrapléjico?

Vamos a suponer que los casos son intermedios y que la abundancia de una de las bendiciones no supone la carencia total y absoluta de las demás, es decir que no tener dinero significa pasarlas putísimas para llegar a final de mes y no poder ir la cine ni de vacaciones ni nada, y no tener amor que nunca encontrarás pareja. Yo me sigo quedando con salud. Me basta con recordar lo mal que he tratado a la gente que me rodea sólo porque me dolía un poco la garganta. Después de salud escogería dinero, y por último amor, que no me va del todo mal así. ¿Vosotros que haríais?

Podemos hacerlo más difícil todavía e incluir en la lista unos cuantos parámetros más (aunque creo que no importa qué más incluya, la salud siempre estará en lo más alto del podio). ¿Cómo quedaría el orden si incluimos, por ejemplo, belleza, poder, fama, admiración de los demás, inteligencia y valentía?

Ay, se me está pirando un poco la olla, y es que ya no tengo fiebre ni nada pero aún sigo un poquito tocado. Ahora tengo que seguir ciudándome un poquito, y este fin de semana tomármelo con calma. Corto aquí.

Besos en los ingles.

P.D: Flat, como no vengas a verme esta tarde reedito el post de anteayer y te pongo a parir.

miércoles, noviembre 16, 2005

20.000 lamentos

Acabo de superar las 20.000 visitas y estoy como para celebrarlo. La angina izquierda amenaza con hacerse con toda mi cavidad bucal y tengo las articulaciones como un viejo de 87 con artrosis...

En fin, que estoy penando por las esquinas con mi enfermedad. Hacía mucho que no me ponía malo y estoy bastante desacostumbrado. Básicamente lo único que hago durante el día es quejarme en plan "Aaaaaaay, que malito estoooooy" como Lorena de 4 en Alicante a cualquiera que me pase por delante y dormir en todas las camas y sofás de la casa, porque si paso demasiado tiempo en la misma superficie, la espalda se me resiente... Por las noches no pego ojo, dado que he dormido durante todo el día, aparte de que es cuando peor lo paso, así que me trago toda la programación de madrugada y de vez en cuando intento conciliar el sueño. Aborrezco esa sensación de estar en duermevela retorciéndote entre las sábanas y suponiendo que ya casi debe estar amaneciendo, para descubrir que sólo ha pasado media hora, y que queda muchísima noche por delante.

Por si las noches no fueran suficiente tortura de por sí, se junta el hecho de que cuando cae el sol mis glándulas sudoríparas se vuelven locas y empiezo a sudar como un cochino, llegando a empapar literalmente el pijama y las sábanas. Es por esto, que a lo largo de una noche suelo cambiarme de cama y de pijama unas 3 veces, cuando la humedad ya no me permite soportarlo más...

En fin, que ahora escribo estas líneas porque dentro de lo que cabe estoy en mi vez que mejor de todo el día, pero estoy cagadito por la que se me viene encima esta noche... ¿Qué ponen en la tele a las 4 de la mañana?

Besos en las ingles

lunes, noviembre 14, 2005

Ponga un Flat en su vida

Hoy voy a hablar de Flat. Sí, diréis que hablo continuamente de él, que no es ninguna novedad, y en cierto modo tendréis razón. No obstante, hace mucho que no le dedico un post en condiciones y hoy me ha parecido un buen momento para hacerlo. Además, tenemos que casar al niño, y nadie mejor que yo para darle publicidad, si bien toda la exaltación de sus virtudes irá impregnada de sutil sarcasmo, que no quiero que esto se parezca demasiado al discurso del best-man de las bodas americanas.

Yo ya no leo. Flat lo hace por mí y me lo cuenta. Tampoco me bajo música ni me la compro, porque Flat ya se baja lo que le gusta y lo filtra para proporcionarme lo que sabe que me gustará a mi. Yo patalearé y diré que lo que me ha grabado es una mierda, pero secretamente ronronearé satisfecho, porque una vez más ha vuelto a acertar.

Ya no necesito ver tráilers por internet, ni prestar atención a la cartelera para estar al loro de los estrenos, porque él ya lleva un riguroso seguimiento de las novedades, y se sabe la ficha técnica y artísticas de los últimos estrenos, antes incluso de que se lleguen a estrenar. Tampoco necesito gastarme demasiado dinero en cine o utilizar los recursos de descarga que me proporciona mi cutre ADSL. Flat siempre tiene las películas que quiero ver e incluso me da algunas que no conozco y que sabe que me gustarán. Y efectivamente, siempre me gustan. Esto se hace extensivo a series de televisión de gran calidad. Si una serie es buena y me la he perdido no hay problema, porque Flat la consigue y me la presta.

Ya no tengo interés por la cocina, porque Flat conoce más recetas que yo y le salen más sabrosas que las mías. No necesito cocinar, porque él ya lo hace por mí y además ni siquiera me deja ayudar, por lo que sólo tengo que sentarme a ver la tele con una cerveza y esperar a que la cena esté lista.

No tengo que preocuparme por saber llegar a los sitios o de tener un mapa de carreteras en el coche, porque Flat conoce cada calle y cada camino, y la forma más rápida de llegar a cualquier sitio. Tampoco tengo que comerme la cabeza pensando en donde poder tomar unas tapas baratas, porque Flat es un experto en el buen comer respetando el bolsillo y siempre sabrá llevarme a la tasca adecuada.

Buscar ligues se hace innecesario, porque los hombres acuden como moscas a la llamada de su grito. Además, como es muy selectivo no se los suele quedar, y basta con estar cerca para quedarme con los despojos de los caballeros derrotados que no han conseguido arrancar Excalibur de la piedra. Yo no soy Excalibur, sino una buena navaja multiusos, pero no hace falta mucho esfuerzo para arrancarme de ningún sitio, y soy un interesante segundo plato.

Puedo ver los Simpson en horario de telediario sin temor a estar desconectado de la actualidad, porque él ya se mete en los diarios online cada diez minutos y me pone al día de los sucesos más relevantes en un momento. Y si no, basta con preguntar cualquier duda sobre algún acontecimiento que no entienda y me la soluciona en un plisplás.

Tampoco necesito preocuparme de las relaciones sociales. Con Flat al lado siempre tengo amigos sonrientes.

No tengo miedo de pasear por la noche ni de moverme por barrios chungos, porque Flat es un macarra criado en Entrevías y me siento protegido por él. Si alguien quiere apropiarse de mi panoja indebidamente, se que Flat le plantará cara y le romperá los morros al villano en cuestión.

Ya no tengo que gastarme dinero en diccionarios, o invertir tiempo en buscar el significado de una palabra en inglés, porque Flat las sabe todas, en sus múltiples acepciones, y además siempre me indicará la más adecuada para usar en el contexto en cuestión. Esto también vale para otros idiomas.

Puedo limitar la compra de ropa a simples caprichos, porque Flat me nutre de prendas que a él ya no le gustan y de complementos demodé, que a mi no me importa llevar. Él tiene tanta ropa que darme a mi unas cuantas fruslerías no le supone ningún descalabro en su armario y sabe que a mi me hace feliz…

Podría seguir hasta el infinito enumerando las ventajas que supone tener a Flat a mi lado, pero creo que las ya nombradas constituyen un ejemplo bastante gráfico. Flat es mi Google particular, y mi QDQ, y mi IMBD y mi todo. Además, por si fuera poco, no sólo es cómodo y práctico ser amigo de Flat, sino que además es altamente gratificante porque:

- Me hace reír
- Es guapísimo
- Me deja que le sobe durante largo rato, sólo quejándose cuando me sobrepaso intentando chupetearle las carnes.
- Su madre y su familia en general son encantadores
- Es un oso con gancho
- Sabe estar en cualquier sitio, y si tiene dudas me pregunta, haciéndome sentir importante.
- Me permite que me cabree con él sin motivo alguno (motivos adultos me refiero) y no solo me perdona al instante sino que hace de psicólogo ayudándome un montón.
- Me quiere un montón, y se le nota.


Es por esto que os recomiendo encarecidamente que os hagáis con un Flat con la mayor prontitud, aunque he de recordar que no está disponible en tiendas (ni siquiera en las que traen de fuera) por lo que se hace necesario salir a la calle a buscarlo, y desgraciadamente son muy escasos. También es necesario que os advierta que los Flats también tienen efectos secundarios, ya que crean total dependencia, y podéis acabar convertidos en una ameba sin voluntad como yo. Ah, y a veces puede resultar un poquiiiiiiiiiito pedante. Pero que coño, merece la pena.

Besos en las ingles.

La vez que mejor

Este fin de semana ha sido bastante destroyer. Lo que se dice un no parar. En mi casa creo que me han visto (despierto) unos diez minutos, juntando todo el fin de semana...

El viernes fui al Naranja a tomar unos bebestibles previos a acabar en Cool bailando al ritmo de lo de unos temas antiquísimos, pero bailables al fin y al cabo. Me lo pasé muy bien pero tengo que puntualizar que me llevé un susto típico de pelicula, pensando que había perdido una cosa que no era mía... y resulta que es que ni siquiera me la habían dado... Qué cabezita loca... Al final se quedó en un susto y no pasó nada, y en cambio me acabé encontrando un móvil que felizmente sustituirá a mi máquina de hacer y recibir llamadas datada en el pleistoceno según la prueba del carbono 14, en cuanto consiga un cargador adecuado para él. Acabamos la noche tardísimo (o prontísimo, según se mire) en el Hostal Royal Cool, La Niña, DHB, AGdP y yo mismo, bastante borrachitos, hablando de temas candentes como la Infanta Leonor y cosas así. Hay que decir que el hostal nos gustó mucho, y fuimos tratados mejor que los invitados de la Preysler en su casa de campo.

El sábado me levanté a eso de las 7 de la tarde, con el tiempo suficiente de vegetar un poquito y acicalarme para ir a ver el concierto de música popular polifónica del siglo XVI que daba mi madre con su coral. Suena apasionante, ¿verdad? Pues la verdad es que lo fue. Yo era el único asistente menor de 55 años de todo el público, pero ahí estuve yo, apoyándo a mi madre, que iba de protagonista y presentó el concierto y todo. Estos señores lo hacen muy bien, y es un placer oírles, así que ya sabéis, si os casais o algo, contratad sus económicos e inestimables servicios.

Cuando acabó el concierto me comí unas morcillas y unos calamares que daban de convite y enfilé para el Espiral Pop, a la fiesta Chicas Malas de la mesa camilla. No olvidemos que ha estado todo el fin de semana lloviendo, y que a mi se me ha terminado la cera impermeable con la que consigo el acabado bollera-pescadera de mi pelo, por lo que tuve que ponerme gomina, que además de proporcionarme un look mucho más gañan-de-Tomelloso, con la lluvia se disuelve y corre por mi frente en forma de riachuelos gelatinosos... Osea, que mal.

Cuando llegué a la fiesta camillera sólo estaba TB97 con cuatro gatos más, así que pensé que me había equivocado o algo, pero no, era ahí, así que me fui inflando a copas al ritmo de lo de Julianín Misternny (del que por cierto me he enamorado bastante) y bailoteando hasta que eso se puso infernalmente lleno, porque señoras y señores, el Espiral Pop será lo que tú quieras, pero es un sotanillo cuchitril de mala muerte. Llegado un momento hicieron su aparición Flat Eric con su amigo Luis, que en un momento de la noche fue rebautizado por Claudio como Asun, y así se quedó. El sitio estaba ya tan ilegalmente lleno que presentamos nuestros respetos y nos fuimos al Naranja, a estar en el cierre con Claudio y Farala. Y así fue, pero sólo con ellos, porque cuando llegamos no había ni cristo bendito, y por lo visto había estado así toda la noche, así que económicamente desastre total, pero ellos bien que se lo pasaron viendo el Rocky Horror Picture Show y haciendose las performances en privado. Cuando cerraron nos fuimos toda la troupe al Angel, incluido Farala, que estaba muy malito y se quería ir a su casa, pero no encontraba un tánsis.

Cuando llegamos a la puerta, después de penar mucho por la lluvia y el frío, nos encontramos a toda la mesa camilla haciendo cola el la puerta de otro garito por error, lo que me hizo mucha gracia. En la fiesta pinchó Eme unos jitazos superimportantes, incluyendo todos los éxitos de Whigfield. Bailamos mucho y nos pegamos el palazo en la pista de baile, como Dior manda, dando bien el espectáculo. Al cierre, pusimos rumbo a la casa-estreno-semi-en-ruinas-esperando-una-remodelación de Eme y compañía y allí nos lo pasamos muy bien viendo dibujos animados e intentándo acordarnos de cómo se llamaban los personajes del ¿Quién es quién?. Bueno, todos menos Asun, que cayó en coma profundo, del que sólo salió cuando Claudio le bloqueó las vias respiratorias.

Al final nos fuimos a resolver unos papeleos y acabé llegando a casa a las 10:30 otra vez, y mis padres flipando en colorines... Me puse el despertador para ir a la corderada a la que Mrs Eric me había invitado, pero la verdad es que no fui capaz, y dormí hasta que Flat me llamó para irnos al teatro a Chinchón. Os podeis imaginar lo muchísimo que me apetecía ir de resaca a Chinchón a ver una obra basada en textos de Shakespeare, pero como me había comprometido con mis amigos fui, y la verdad es que lo hicieron muy bien y me gustó mucho. La recomendaría, pero es que por ahora no se sabe si la van a volver a hacer y dónde, pero si les salen más bolos os lo digo.

En fin, que este ha sido más o menos mi fin de semana, y que estoy ahora para ingresarme para hacerme una cura de sueño en un balneario o algo, pero que pasará a la historia como una de las veces que mejor.

Sí, ya lo se, qué poquita gracia ha tenido todo, pero uno no puede ser siempre escandalosamente cómico y jocoso por mucho que lo intente...

Besos en las ingles.