viernes, septiembre 29, 2006

Las 10 series de mi vida

Evidentemente son muchas más de diez las series que me he tragado en mi vida, pero quiero aquí hacer una selección de las series que más me han marcado, desde niño hasta ahora, por una u otra razón. Están clasificadas por orden más o menos cronológico, no por orden de importancia. Estáis todos invitados a contar las vuestras.

1. Campeones

Yo soy maricón de toda la vida, desde que tengo uso de razón, desde mi más tierna infancia en la que me gustaban mucho más los profesores que las profesoras. Como tal, mi aversión al fútbol y derivados (y al deporte en general) no es un capricho, sino que pertenece a la impronta genética de cada una de mis células. No obstante, y seguramente influenciado por todos los demás niños, la serie Campeones me mantuvo enganchado y pegado al televisor capítulo a capítulo. No me perdía ni uno y todas las mañanas comentábamos la jugada en el cole, aunque el capítulo entero hubiese sido una imagen fija del balón en forma de pepino recorriendo los aproximadamente 40 kilómetros que debía medir el campo, a juzgar por la duración de las carreras de portería a portería.

Campeones era la argamasa que nos unía a todos, sin discriminación de edad, credo o condición sexual… Sobre todo me fascinaban las piruetas y acrobacias de las estrellas de cada equipo, y cada vez que jugaban un partido nuevo esperaba ansioso a ver qué es lo que hacía el otro equipo de especial… Era un poco como su superpoder… Recuerdo a los gemelos Derrick y su Catapulta Infernal, que venía a consistir en que uno se tumbaba y, usando sus piernas como resorte, lanzaba al otro a unos 300 metros de altura para que rematase de cabeza. Además, que cuando lo iban a hacer avisaban gritándolo a dúo: “CATAPULTA INFERNAAAAALLLLLLLL”. Campeones se clasifica en esta lista por ser lo único que ha hecho interesarme por el fútbol en toda mi vida.



2. Quinceañera

Esta es bastante probable que no la conozcáis, pero yo os explico. Yo tenía 10 años y mis hermanas unos 10 más de media y en esa época cogíamos Galavisión con la parabólica. Trasteando por ahí descubrimos una serie protagonizada por dos chicas muy guapas (una de ellas Thalía con 17 años; shit little parrot), que luchaban contra viento y marea para conseguir a su amor verdadero, que como en todo drama les estaba vedado. Ni que decir tiene que estábamos totalmente enganchados, De esta serie salieron frases tan maravillosas como “¡Sereno, morenooooo!” o “¿Quieres ser mi chambelán?”, todas ellas auténticas joyas del verbo hablado… Esta serie entra en el Top Ten por descubrirme el mundo de la telenovela mucho antes de que hiciera su aparición “Cristal” a la que por supuesto también me enganché (luego a La Dama de Rosa, y ya por fin me liberé del mundo de Jeannette Rodríguez y Grecia Colmenares).

3. MacGyver

Esta serie nos cautivó a todos y el que diga lo contrario miente. A ver, rápidamente, cantad la musiquita del programa… Veis, os acordáis todos… Somos la generación MacGyver. Ese hombre, capaz de reparar un helicóptero con una tirita y de escapar de Alcatraz armado únicamente con un clip provocó la admiración de niños y niñas de todo el mundo. Todos queríamos un padre como MacGyver. Y ese jefe con cara de cerdito que tenía… ¡Ay, qué recuerdos! MacGyver entra en el Hit Parade por razones evidentes.

Podéis ver los estilismos de otras temporadas en youtube (éste vídeo es de la séptima).


4. V (Visitantes)

Antes de que existiera el Diario de Ídem ya había legiones de seguidores de V. Esta serie marcó una época. Diana se erigió como la mala más mala de todos los tiempos (¿O ya existía Angela Channing?) y a todos nos causaba una mezcla de fascinación, libido y rechazo a partes iguales (Diana comía ratones y periquitos, y eso no molaba nada, no nos olvidemos). Supongo que si la viese ahora las caretas de látex me parecerían cutrérrimas, pero entonces flipaba con los efectos especiales.
A destacar lo mucho que empatizábamos todos con La Resistencia, y también la presencia de Robert Englund aka Freddy Krueger haciendo de malo-bueno, que es un perfil de personaje que ha sentado las bases para otros muchos, como por ejemplo los demonios de buen corazón de Embrujadas. Esta serie llega a mi cima personal por unir a toda la humanidad en contra de los lagartos invasores.



5. El coche fantástico

Tin tininín TÍN tininin, tin tininí ní NIIIIIIIII… ¡Qué fan era de esta serie, por Dior! Michael Knight a lomos de su deportivo negro Kit era la imagen de la sobremesa de los veranos. ¡Cómo deseaba yo un coche así!: tan completo, tan servicial... Hasta un poco psicólogo era el automóvil. En cuanto lo veía bajar por la rampa del camión en marcha ya me ponía a vibrar… Además, todos estábamos enamorados de la chica, que era un encanto de mujer… Por cierto, ¿a nadie más le parecía que Devon, el jefe, era clavadito a Michael Caine? Michael y Kit pertenecen al Olimpo de los dioses por haberme provocado tantas erecciones vespertinas.

Atentos a la voz en off de la intro.


El próxima día pongo las otras cinco. Besos en las ingles.

Posdata-Offtopicazo-total: Hoy he visto a una señora de la limpieza, con su uniforme blanco con rayitas azules y sus guantes de goma de fregar, lo típico. Lo que era un poco menos típico eran sus pendientazos y el pedazo de tacón de aguja que calzaba la mujer… De toda la vida el tacón de aguja es perfecto y comodísimo para fregotear y demás tareas de limpieza. Genio y figura. Y si no que se lo digan a Ana Obregón. Sexy-sexy.

miércoles, septiembre 27, 2006

Happy Birthday to... who?

Rrrrring... Rrrrrring... Rrrrring...

- ¿Sí?
- (Pronúnciese con tono y cadencia a lo Marilyn Monroe.) Happy birthday to you. Happy birthday to you. Happy birthday dear nombre-cariñoso-que-los-amigos-le-damos-a-Claudio. Happy birthday to you... ¡Felicidades maricón!
- Gracias...
- ¡Que ya eres mayor! Ay, mi niño, cómo crece...
- Jajajaja, sí, ya ves...
- Qué arte, tía, qué arte...
- Pues sí, la verdad es que tienes mucho arte cantando...
- Bueno, ¿y que tal la mañana?
- Jajajajajaja, pues muy bien, jajajajajaja...
- ¿Y de qué te ríes?
- ¿Yo?, ¿Quién eres?
- .......
- ¿Hola? Que quién eres...
- ¿?¿?¿?¿?¿?...................... ¡¡¡MIERDA!!!

¡Cling!

Esta conversación ha sido mantenida a las 14:00 horas del día de hoy. Por enésima vez he vuelto a equivocarme en el número; siempre que lo marco rápido y de memoria cambio el tercer dígito, que debería ser un 9, y marco un 7. Conclusión: hay una persona que cada dos o tres día recibe una llamada preguntando por Claudio.

Normalmente pido disculpas y ya está, aunque cada vez me siento más azorado porque soy consciente que siempre llamo a la misma persona, y que debe estar empezando a hartarse de la marica que pregunta por Claudio, pero lo de hoy ha sido muy fuerte.

Cuando me he dado cuenta que la voz no me sonaba realmente demasiado familiar se me ha ocurrido mirar el número marcado... Y efectivamente, mis peores sospechas se confirmaban: era un 7, no un 9. El corazón se me paró en seco. Una cosa es darle el coñazo periódicamente a este señor y otra cantarle el cumpleaños feliz con voz de putón.

¿Hola? Que quién eres... Mientras guardaba silencio pensando en qué demonios podía hacer, la cara se me iba transfigurando en una mezcla de pánico y de croqueta. De repente ví la luz y me di cuenta que por lo menos estaba llamando desde el teléfono del trabajo. De este modo no era posible que el sujeto relacionara esa llamada con voz voluptuosa con las del subnormal que le suele llamar siempre desde el mismo móvil... Solución: Ann, no des explicaciones. Cuelga inmediatamente.

Ufff, me he librado por los pelos de que el sujeto y sus amigos me llamen para reirse de mí los próximos tres meses. Verás como ya no me pasa más.

Al final me ha entrado la risa de lo ridículo de la situación y he llamado a Claudio, esta vez verificando cada número marcado.

- Claudio jajajajaja, tío jajajaja, no sabes lo que me ha pasado... Soy lo peor...

Besos en las ingles.

martes, septiembre 26, 2006

Pedos de curry

Hoy no me da tiempo a actualizar en condiciones, que tengo un cerro plancha.

Ayer se vinieron a cenar a casa Dookie, Claudio y Flat, y les preparé mis famosos espaguetis al curry, que están muy buenos pero que engordan muchísimo y son terriblemente indigestos. Como herví 300 kilos de pasta pues pudimos repetir cientos de veces y siguió sobrando. Luego intentamos ver otra vez lo de Ana Obregón pero no fuimos capaces y nos intentamos pasar a la de Mujeres, que nos la habían puesto guay, y resulta que es otro truño.

No sabemos si fueron los espaguetis o la serie de Ana Obregón pero ahora todo nos vamos por la pata abajo, y yo llevo toda la mañana tirándome pedos de curry, que huelen fastuosamente, pero para olerlos en soledad, no para regalárselos a tus compañeros de trabajo...

Y ya para acabar, hace unos minutos, las 300 ventanas de Excel que tenía abiertas y que por supuesto no había guardado se han ido a la mierda, con lo cual todo mi trabajo de hoy en estos momentos reposa en la basura. Creo que la culpa la tiene Ana Obregón, o Octavi Pujades, que ya está bien que salga en todas las series con el torso desnudo y con una camiseta de tirantes que le dura 30 segundos puesta. Octavi está desequilibrando mis chakras mucho últimamente. Octavi, vístete ¡Hombre ya!

Besos en las ingles.

lunes, septiembre 25, 2006

Noche en Blanco (satén)

El viernes estaba hecho un guiñapo, no obstante hice de tripas corazón y preferí no tirar toda la tarde a la basura echándome una clásica siesta de tres horas, así que me lancé a la calle según llegué de trabajar. Lo primero fue ir a pedir hora para sacarme la muela del juicio, que después de un año y medio de estar dando por culo intermitentemente ya está bien. Lo he ido posponiendo porque resulta que tengo el nervio facial muy cerca de la muela y si me la sacan corro el riesgo de perder sensibilidad en parte de la cara, lo cual me hace bastante poquita gracia, porque yo aprecio mucho la sensibilidad de mi cara de príncipe de cuento, y no me gusta la idea de tener que jugármela. Pero cuando de cada mes pasas una semana con las encía en carne viva y bien jodido de dolor pues los riesgos te parecen más asumibles. “Yo he venido a jugar, Jesús, me quedo con mi caja”.

Luego pasé a informarme sobre el estado de la operación de adquisición del trench, pero nada de nada por el momento, así que me regalé unas prendas de una tienda aledaña para quitarme el mal sabor de boca.Ya con mis bolsitas me fui al centro a ver a Claudio y a hacerme unos masajes, que mi espalda bien los vale y luego con Flat a la fiesta de Ali, que al final no fue fiesta ni fue nada porque estábamos todos aplatanados en el sofá. Aun así, disfrutamos de abundantes dosis de ensaladilla rusa, con bien de mayonesa, y otras ricas viandas con las que la anfitriona nos obsequió.

Tuvimos que irnos de allí muy pronto porque en El Naranja estaba Farala pinchando jitazo tras jitazo y nos apetecía mucho acompañarle. Bailamos mucho y gritamos más, consecuencia de lo cual yo me quedé sin voz para el resto del fin de semana. Cuando cerraron nos fuimos Flat, Claudio, Farala, Kaperuzo y yo rumbo a algún sitio más oscuro, pero Flat nos tuvo que abandonar porque al día siguiente asistía a una boda gayer con invitados también gayer muy modernos que confunden la modernez con el mal gusto y van vestidos de superestrella trash a los eventos de postín. Por supuesto, yo le prohibí a Flat cualquier atuendo distinto del traje y él me hizo caso. Hay que educar a Flat.

Claudio y Kaperuzo estaban un poco borrachos e iban dando la nota por la calle, cosa que a Farala y a mí no nos gustó nada. Ellos iban por delante haciendo mariconadas y nosotros por detrás poniéndonos a parir. Como Claudio imitando a Carmina Ordóñez dando gritos no es nada discreto pues llamó la atención de unos richars que nos empezaron a espetar entre risas “¡CHUECA, viva Chueca!, ¡chuequeros, chuequeros!” y Farala y yo empezamos a imaginar la paliza que nos iban a dar por invertidos.

Una vez en el Angel todo fue un poco lo de siempre. Lo único así reseñable fue que Claudio tuvo un momento de gloria jugando a “Alta Tensión”, dando golpes en la barra y diciendo “Uhmmm, solo 3 aciertos... pues no sé... Voy a cambiar ornitorrinco por marsupilami”. Todo el mundo le miraba, pero esta vez estuvo fenomenal (claro, que ya estábamos rodeados de chuequeros, y a los chuequeros les da igual que Claudio haga el maricón, sobre todo cuando tiene tanta gracia como tiene el niño).Por otro lado, la otra cosa impactante de la noche fue encontrar en una discoteca de osos a un caballero de mediana edad con una camisita entallada rosa y un pañuelito rosa también anudado al cuello y puesto así como de lado. Añade a eso un pelopeluca engominado hacia atrás, et voilá, tienes delante tuya a un auténtico mujeróóóóóóóóóóónnnnnnn. Farala y yo casi nos cagamos de risa viéndole bailar en la columna haciendo movimientos raros y antinaturales... La verdad es que me hice bastante fan de ese hombre. Yo quiero ser como él, y ser capaz de ignorar a los demás cuando sabes a ciencia cierta que la mitad de la disco se está meando de risa de ti... Hay que tenerlos cuadrados.

Farala y Kaperuzo se fueron, y Claudio empezó a desatarse más de lo debido así que decidí marcharme a mi casa. Por supuesto, y como no podía ser de otra forma, me tuve que volver a patita, porque si pretendo coger un taxi me pueden dar las navidades en Alberto Aguilera. Me volví bastante malito, y cagándome en mi mismo por salir de marcha cuando aún no me he recuperado.

El sábado me levanté bastante mareado y con cardenales en la espalda de la salvaje de la fisioterapeuta, pero me recompuse y me marché a tomar un café con Magneto, que después de la desagradable experiencia de Roma, ya era hora de comportarnos como personas normales y hablar con naturalidad. La verdad es que pasamos un rato muy agradable charlando de frivolidades y cosas más trascendentales, aunque yo la verdad es que le hubiera violado ahí mismo, pero me tuve que controlar, porque se ha echado una especie de algo con el que se casaba al día siguiente por un rito pop, con chapitas como alianzas y jurándose amor sobre la revista Cuore, y no seré yo el que se meta en el medio de una historia así, tan pura.

Y hablando de pura, llegó el Pura Vida, que es ese festival de nombre imposible cuyo único escenario se haya a escasos 6 metros de la pared de enfrente. Así que todos comodísimos bailando al ritmo de lo de Vive la Fête. Yo me sabía solo 2 canciones así que el resto del concierto lo canté poniendo moguitos y tagagueando lasss cansiones metiendo palabras acabadassss en ique.

Por alguna extraña razón siempre estábamos en lugar de paso y nos empezó a entrar complejo de glorieta con todo el mundo pasando a nuestro alrededor. Unas petardas se hicieron hueco haciendo como que quería cruzar la calle, pero misteriosamente quedaron bloqueadas justo en medio del escenario, así que Farala tuvo que ponerlas un poquito a parir, y la cabecilla de esa comitiva pop, que era como un armario, casi le arranca la cabeza. Las otras dos, que iban vestidas con los vestiditos que mis hermanas llevaban con cuatro años, se quedaron calladitas, porque ellas eran muy pizpiretas y no les iba la bronca.

Al rato se nos unieron Ponx y Vellen por un lado y Dwalks y Elza por otro, que por cierto estaban muy guapos (Ponx y Dwalks vestidos con el mismo rollo, si yo sabía que tenían que conectar...) Ponx nos sacó unos minis de la zona VIP y nosotros nos los bebimos muy a gusto, mientras él saludaba a absolutamente todo el mundo que pasaba por ahí, porque Ponx conoce y saluda a todo el mundo. Entre tanto saludo y charleta se nos pasó la hora de visitar la Bolsa, y viendo las colas que había para los demás edificios decidimos que le podían da por el culo a la cultura, y que nuestra noche si que iba a ser En Blanco total.

Después de que Farala se comiera DOS bocadillos de choliso-queso, nos fuimos al Elástico Flexiclub que la verdad es que está fenomenal. Según entrábamos el pincha empezó a encadenas temazo tras temazo y casi se nos dislocan las articulaciones de bailarlo y de gosarlo. La concentración de maricas y modernas era nada despreciable, tanto que llegamos a pensar que Dwalks era el único tío de verdad de la sala. Hastiado de tanta pluma me fui al baño y sin comerlo ni beberlo me vi envuelto en una especie de asamblea de maricas que se saldó con un teléfono en mi agenda que me sirve de pasaporte para entrar gratis al club a partir de ahora. Cómo molo, tíos.

Farala se fue y Dwalks y Elza se marcharon porque no me veían, así que me quedé un rato haciendo el canelo solo y luego... luego pasó algo que no necesitáis saber , y ya está

Ufff, esto me ha quedado eterno. Estoy tan harto de escribir que paso de repasar ortografía, de negritas, de cursivas y de formatos. Supongo que sabréis perdonarme. Hasta mañana.
Besos en las ingles.

jueves, septiembre 21, 2006

¡Qué poca vergüenza, Ana!

Ayer llegué a casa hecho una mierda. Tan hecho una mierda llegué que pasé totalmente de comerme un atasco extra sólo por ir al Often a por el trench-tan-bonito-que-haría-vuestros-sueños-realidad, y me fui directo a casa. En cuanto puse un pie en mi hogar me puse el pijama y, tras consultar mi correo y temas del estilo, me tiré en el sofá con la sana intención de dormirme con algo de telebasura de fondo.


Dormí casi tres horas y soñé con ascensos y cosas así, hasta que a las 22:00 h en punto abrí el ojo. Sí, me reloj biológico no habría permitido que me perdiese ni un minuto de esa gran serie que tanto tiempo llevábamos esperando: “Ellas y el sexo débil”. Aguanté un escaso cuarto de hora.

De verdad Ana, de corazón, ¿en qué coño estabas pensando cuando escribiste semejante bazofia?. No me intentes hacer creer que te inspiraste en Sexo en Nueva York, o en Mujeres desesperadas, porque no se parecen ni en los títulos de crédito. Tía, deberían sacrificarte por el bien de la humanidad. En serio, tendrías que morir en la silla eléctrica, qué digo, deberías autoinmolarte tú solita y liberarnos de tu insoportable existencia, porque lo que vi ayer no había por dónde cogerlo. Los guiones eran tan rematadamente malos (y ya digo que aguanté 15 minutos, así que la de perlas que me debí perder), que llegaron incluso a aniquilar el morbo que sentía por ver la serie. Sencillamente no pude más. Ya te vale, Ana, ya te vale.


Los actores son de una cutrez inenarrable, empezando por ti, Anita sexy-sexy. ¿Cómo tienes tan poca vergüenza de ponerte delante de una cámara siendo tan, tan, tan abominablemente negada para la interpretación?, ¿De verdad nadie te ha dicho que es inmoral quitar a alguna actriz de verdad la oportunidad de al menos darse a conocer aunque sea interpretando esa suerte de señoritinga ultraoperada salidorra que es Carla? Cuando pienso que es imposible que alguien se guste más a sí mismo que tú, vuelves con otra serie que me hace redefinir mentalmente el concepto de mirarse el ombligo. Qué pena, de verdad, que pena...


Y mucho menos horrendo que tú, y no obstante también terrorífico, nos encontramos a Luis Fernando Alvés. ¿Pero cómo consigue este hombre que le den papeles? ¡¡¡Pero si hace el mismo papel desde que el mundo es mundo, y encima rematadamente mal!! Porque María Barranco tres cuartos de lo mismo, pero por lo menos a veces tiene gracia la mujer. Ese tío es soso hasta decir basta ,y además de galán tiene lo mismito que yo, que es nada.


Cuando ya pensaba que había visto el colmo del horror y que la noche sólo podría empeorar si pusieran en la tele un video de mi propia muerte, la cosa se puso aún peor. Ana en persona nos contaba la de aventuras que le quedaban en el tintero, nos dejaba ver una pincelada de la insondable profundidad de los personajes (creado por ella, claro), nos ponía la miel en los labios con anticipos de los 1001 pseudopolvos de telenovela que nos quedan por ver, encabezados por cierto por ese ser repugnante y caricaturesco que es Julio José Iglesias (¿de verdad Ana pretendes tenerme pegado a la pantalla como semejante escena?) y por último, last but not least, nos enchufa unas tomas falsas carentes de cualquier viso de chiste o chascarrillo, que atentan directamente a la misma esencia de la toma falsa; las tomas falsas, querida Ana, tienen que tener gracia, porque si no son una MIERDA, y bastante mierda son ya las tomas buenas. Así que la próxima vez, si las tomas falsas que quieras poner no hacen gracia ni a tu mismo equipo, que las ha vivido, ahórranos la tortura y acaba antes el programa, por la salud mental de los pobres de espíritu que constituyen el target de esa nueva amenaza mundial que es el nuevo aborto de la Obregón.


Cuando empezaba a tener convulsiones y notaba como se avecinaba un ataque epiléptico provocado por mi propio subconsciente para que dejara de ver ese sacrilegio y evitar irreparables daños cerebrales, decidí cambiar de cadena y pasarme a Supermodelo 2006, que nunca lo había visto y me habían dicho por varias vías que era un programa fastuoso que no debía perderme.


La verdad es que es horroroso también, aunque le da mil vueltas a EYESD y tiene cierto encanto kitsch. Tengo que decir que unas cuantas de las modelos, independientemente de si son tontitas o no, para mi gusto eran muy monas y lo hacían bastante bien. Por otra parte, lo peor del programa, que de tan malo se convierte en cool (perdón, trendy), pero que de puro trendy vuelve a ser terrible, es Judit Mascó. Por favor, que alguien zarandee un poco a esa mujer a ver si se espabila. ¡Qué silencios!, ¡qué pausas dramáticas!, ¡qué forma de alargar frases sinsustancia hasta el infinito! Y además todo mirando al mismo sitio, sin importarle qué cámara tiene el piloto rojo en cada momento. En fin, al final va a resultar que ser modelo no te capacita automáticamente para desarrollar cualquier otro trabajo... Voy a decir a mi jefe que evite aceptar currícula de modelos, que cabría la posibilidad que no dieran el perfil de ingeniero...


Otro detalle que me impactó sobremanera fue la forma de nominar: el jurado se levanta uno a uno y va en silencio a la fila de modelos estáticas, y la que toque en el hombro se salva... Uhmmm, qué poquito recargada la ceremonia... No valía decir los nombres y ya está... Había que darle misterio... Ya puestos, podían salir los nombres de un cáliz de fuego, como en Harry Potter. Y lo más jevi es que los tíos no van directos a tocar a una, sino que hacen amagos, y dan pasitos adelante y atrás, así como para engañar a las modelos y al público... ¡Cómo son de pillastres! ¡qué juguetones! Resumiendo, es un programa lamentable, pero me lo voy a tragar.


Y aquí lo vamos a dejar hoy, que me están subiendo las fiebres y tengo mucho que hacer.


Besos en las ingles.

miércoles, septiembre 20, 2006

En el infierno suena música celta

Como la secretaria no quite inmediatamente la música celta con la que lleva martilleándonos toda la semana me voy a arrancar los ojos con una cuchara y a ella le voy a volar los sesos con una recortada. Así están las cosas. Que una cosa es ponerme flautas y gaitas un ratito y otra cosa intentar derretirme el cerebro con Carlos Nuñez o con Gwendal... Mujer, por lo menos pon a los Corrs...

Hoy todo mal. Me duele la espalda, me duele el pecho, me duele la garganta. Toso mogollón y también estornudo, y cada vez que lo hago es como si me clavaran un destornillador en las cervicales. Además me veo gordo, que anteayer comprando ropa tuve que pasar la humillación de decirle a Farala que me trajese una talla más, y mientras esperaba le oí comentar "Joder, sí que está jamono Ann... Vaya tallas". Y sí, la verdad es que en mis pantalones cabe Don Pinpón y esto no puede ser. Pues eso, que hoy todo mal.

Por otro lado, ayer fue un día de regalitos, y eso está mejor, así que en total mal, pero menos mal. Dove y Dew han vuelto de su eterno viaje a China y lo han hecho como los Reyes Magos de Oriente (¡Claro, los Reyes Magos vienen de oriente porque allí es todo baratísimo!). Aprovechándo que ayer era el cumpleaños de mi sobrino, vinieron con las sacas llenas y la noche se convirtió en una orgía de sedas y falsificaciones.

Trajeron miles de cosas, pero concretamente a mí me dieron una cajita lacada en negro muy mona llena de un kit con todo lo necesario para trazar ideogramas chinos con pincel, que es esa cosa que yo tanto hago en cuanto me queda un ratito libre. La verdad es que es más que probable que no la use jamás, pese a que algún ideograma sí que se hacer y me queda bastante aparente, pero mira, es bonita, decora un montón y queda fenomenal tenerla. ¿Y si de repente un día me levanto con unas ganas irrefrenables de pintar cosas chinas? Pues para ese caso hipotético tengo mi kit... Uff, que alivio, que tranquilo me quedo con las cosas bien atadas...

También me tocó una de las 3.482 falsificaciones de relojes de marca que han importado. El mío es un Porsche Design de garrafón, grande como una sartén y con la correa de caucho (por dentro imita el dibujo de un neumático). La verdad es que es bastante bonito pero un poco gigante y un poco tuning. Tiene muchas manecillas que no sé regular, bueno, en realidad ni siquera sé qué son, pero tampoco lo puedo mirar en las instrucciones porque como es más falso que un duro de madera pues viene con lo puesto, sin tan siquiera un triste prospecto en chino... En realidad, qué mas da. Si seguro que jamás voy a usar las otras ruedecitas, de la misma forma que no uso el 80% de las funciones de mi móvil superguay...

Recapitulando, que hoy no es mi día y necesito irme pronto de aquí antes de fenecer. Una vez haya descansado (y adquirido el trench que se me resistió anteayer) es posible que me reúna con Claudio y Farala para ver "Ellas y el sexo débil" (la versión personal de Sexo en Nueva York que generosamente nos regala esa visionaria que es Ana G. Obregón), que promete tanto que incluso va a desplazar mi desvirgamiento con Supermodelo 2006 a otro día, con lo que me apetece. Ahí es nada.

Besos en las ingles.

martes, septiembre 19, 2006

¿Fisioterapia o sadomasoquismo?

Llevo 27 años prescindiendo de los servicios de un fisioterapeuta y más o menos me ha ido bien, exceptuando alguna tortícolis feroz que sí que me ha atenazado alguna vez. Pero claro, durante todo este tiempo, ha ido creciendo una contractura en mi espalda que ya empezaba a alcanzar tamaños comparables al de un hermano siamés no nato.

Ayer ya el dolor era tan intenso que, tras aliviarme el alma con unas compras, decidí aliviarme también un poco el cuerpo y me planté en una clínica de fisioterapia. 20 euros por 35 minutos. Bueno, la verdad es que no tengo ni guarra de las tarifas de mercado pero tampoco me pareció caro, así que para dentro que me fui.

Me dio un poco de rabia que me tocase una mujer, porque aparte de las razones evidentes, pensaba yo que las manos de un hombretón me masajearían con muchos más bríos que los de una señorita dulce y delicada... Sí, mis ganas.

Cuando entré me sentí un poco cohibido, porque no había recibido ningún masaje antes, si dejamos a un lado los refrotes y cosquillitas que se hacen entre amigos, y no sabía si tenía que desnudarme totalmente, parcialmente o nada de nada. Yo por si acaso me quedé quietecito a esperar órdenes. "Quítate la camiseta". Ah pues mira, sólo la camiseta. Me voy a quitar también el cinturón para que no se me clave la hebilla. Bueno, y las zapatillas. (...) Bueno, pues va a ser que casi mejor las zapatillas me las dejo puestas..."

Esperé pacientemente tumbado en la camilla con mi cara en el agujero hasta que volvió la señorita (por cierto, que me gustaba pensar que la que me iba a hacer el masaje era Phoebe la de Friends... Como sólo le veía los pies...). Empezó a tocarme un lado de la espalda buscando bultos:

- Uff. Tienes la espalda hecha un desastre. Está como una piedra... ¿Hace cuanto no te das un masaje?
- Pues la verdad es que no me lo he dado jamás de los jamases...
- Vale, ahora lo entiendo. Pues es que tienes los músculos enredados y pegados unos a otros. Aquí hay bastante tarea.
- Ya... Oye, que es que donde me duele es en el otro lado de la espalda...
- Ah! Vale. A ver... Ostrás... Pues es que no tienes una contractura, tienes mogollón y gordas como puños... Esto te va a doler...
- Pues que le vamos a hacer. Dale sin miedo.
- No, mira, visto lo que tienes ahí te voy a dar un ratito con ultrasonidos para que te relajen y ablanden un poquito los músculos, que si no no voy a poderle meter mano siquiera.

A mí que me digan que van a usar tecnologías punteras en mi cuerpo me parece una cosa muy fenomenal y muy fastuosa, así que disfruté mucho con el aparatito sobre mi espalda y concentrándome en la banda sonora de "La vida es bella" que ambientaba la habitación. Cuando ya consideró que tenía los músculos más blanditos que un croissant recién hecho, empezó con el masaje propiemente dicho, y es ahí cuando empecé a flipar. Me dijo que no me iba a meter mucha caña, por ser la primera vez, que luego podía estar dolorido y tener agujetas. Pues menos mal.

La mujer alternaba 3 movimientos principalmente:
  1. Intentar atravesarme el cuello con los pulgares. Una especie de garrote vil artesanal.
  2. Tocar el contrabajo con mis fibras musculares.
  3. Torturar mis hombros con la saña que pondría si yo hubiese violado y matado a su madre.
Yo intentaba hacerme el macho y no quejarme, pero se me estaban saltando las lágrimas. Cuando pasaba los dedos por mi espalda yo notaba los bultos como si ésta fuese una tabla de lavar la ropa a mano de las que usaban nuestras abuelas. Y en cada bulto ella se cebaba como si estuviese machacando ajos en un mortero... Qué poquito tenía eso que ver con mi idea de un masaje relajante...

Llegó un momento que se me calentó el músculo y empecé a sufrir menos, pero de repente un dolor sordo cada vez más insoportable empezó a crecer en el otro lado de la espalda:

- Oye, perdona. ¿Me puedes mirar un momento en el otro lado? Es que dentro de poco no voy a poder respirar.
- Buenooooo, si es que tienes de pena el trapecio y los intervertebrales, y los...
- ¿Y qué hago? ¿Debería suicidarme y acabar de una vez con esto? Es que esto me huele a muchas sesiones y mucha panoja...
- Bueno. Tú verás. Por lo pronto mañana no puedes venir, que tienes que dejar pasar un día por lo menos... Te voy a poner ahora unos infrarrojos para que se te caliente la zona y te alivie un poco...

Los infrarrojos me calentaron la zona y no me aliviaron nada. En vez de eso lo que hicieron es que tomara conciencia de cada uno de los bultos y los notase palpitar al ritmo de mi pulso cardíaco...

- ¡Oye! ¡Que me muero! ¡Que hagas algo! (Joder, y pensar que estoy pagando por sufrir...)
- Vale, vale. Ya te echo una loción apestosa y ya vienes otro día.
- Sí, mejor... ¿Cuanto cuesta un bono de 10 sesiones?

Salí de ayer doliéndome todo tanto o más que cuando entré, pero supongo que 27 años de acumulación de tensiones no se quitan en una paliza de 35 minutos. Creo que me quedan aún unas buenas hostias antes de que me me deshagan el cristo de la espalda, así que supongo que en un par de meses seré adicto a este tema... Lo que me faltaba.
Besos en las ingles.

lunes, septiembre 18, 2006

Pescar con caña

Hoy vamos a hablar de productos estafa. O más que productos estafa, publicidad estafa. O más que publicidad estafa, que implicaría que es mentira y por tanto denunciable, publicidad engañabobos y soberana tomadura de pelo.

El producto cuya publicidad últimamente me saca más de quicio es el de Bonito del Norte Ortiz. El anuncio muestra viejos y delicados artesanos que manufacturan productos que hace tiempo que entraron en el mundo de la producción en cadena, lo que inevitablemente condena sus servicios a la desaparición. Vemos boteros, sopladores de vidrio, encajeras, calafates... Hasta ahí todo perfecto, porque no cabe duda que un encaje va a ser más exquisito cuanto más amor y tiempo le dedique el/la creador/a. Mi crispación viene cuando de repente se marcan que el bonito del norte Ortiz es artesano porque se pesca con caña... ¿¿¿Pero que me ejjjjtás contando???, ¿Y qué? Pues si lo pescáis con caña más tontos que sois, porque mira que hay que ser palurdo para, a estas alturas de la Historia, perder el tiempo en pescar con caña existiendo redes (no las de deriva, que no quiero que se me eche encima Greenpeace). ¿Cuál es la razón, oculta a mis ojos, que hace que un atún esté más rico si lo pescas con un anzuelo en vez de con una red? Vamos, es que va a estar igual de rico, de fresco y de todo tanto si lo haces de un modo o de otro. Como si te da por intentar pescarlo atrayéndolo con tu canto de sirena de sirena hasta tus manos y asfixiándolo sellando sus branquias con silicona... Lo que hay que oír. Pescando con caña lo único que haces es encarecer el producto por tener que pagar más mano de obra. Y punto pelota. Sólo les ha faltado decir que una comunidad de monjitas ursulinas ciegas cierran las latas a mano con su dedos artríticos, para darle un toque más artesanal, y que por eso Ortiz vale el triple que Calvo o Isabel. Pero qué morro, madre mía... Voy a llamar a Burger King y a decirles que empiecen a publicitar que las parillas en las que hacen sus hamburguesas se encienden siempre con el fuego que prendió una doncella vírgen frotando dos palitos bajo la luz de la luna hace 200 años, y que aún se mantiene encendido, como el fuego olímpico. Todo el mundo sabe que las hamburguesas así están más ricas que si se enciende el fuego con cerillas.
Otro que nos quiere vender la moto es Don Simón, con su zumo de naranja que no proviene de concentrado de zumo, como hace Granini, dicen. ¿Y se puede saber qué mas da? Al concentrar el zumo lo único que haces es eliminar un porcentaje de agua, no transformar el néctar en agua de fregar los platos. Luego le añades el agua otra vez y todos felices, siempre y cuando todo el proceso de evaporación y concentrado se haga en condiciones adecuadas. Otra colleja para Don Simón, y los gastos de tranporte innecesarios por mover agua de un lado a otro como si fuese zumo.

Siguiendo en la línea de los productos alimenticios, debemos pararnos en la zafiedad de las galletas Cuétara y su Factor Plus. ¿Qué demonios es el factor plus y qué hace? ¿Se puede tener tanto rostro como para soltarlo en el anuncio y quedarse tan pancho?. "No, mira, es que nosotros llamamos Factor Plus al colesterol, y nuestras galletas tienen mucho Factor Plus" No dudo que el susodicho factor sea una molécula revolucionaria que haga maravillas con el sistema circulatorio de sus consumidores, pero señores míos, así no se vende el producto, que no nos chupamos el dedo. Si al menos fuese Factor X... Este punto se hace extensible a todos los productos con un componente misterioso en su composición (El tonalín de Central Lechera Asturiana, se me ocurre por ejemplo. Lleva tonalín, pues vale).

Ahora que nombro una marca de leche, no puedo evitar acordarme de el anuncio de leche Pascual Calcio (un poco antiguo este), cuyo calcio procede de la leche y no de otras fuentes. Esta idea la ilustran vertiendo leche fresquísima y blanquísima en una placa Petri de laboratorio, y unas escamas de cal reseca en otra. Efectivamente, la leche y la cal viva son cosas distintas, y los efectos de su ingesta más distintos aún (no se recomienda hacer la prueba en casa sin la supervisión de un adulto), pero el calcio presente en ambos es EL MISMO. Sí, señores de Pascual, el mismito. Idéntico. No intenten hacerme creer que las leches enriquecidas en calcio de otras marcas llevan cal o mármol rallado, porque no cuela. Así que un anuncio muy efectista, desde luego, pero vacío y engañabobos de todas todas.

Evidentemente, en este caso del calcio, como en muchos otros, el hecho de que la gran mayoría de la gente no tenga conocimientos de química o de otros aspectos científicos (algo absolutamente normal, faltaría más), es una mina para que los anunciantes se forren a base de vender humo, pero por lo menos a los que este tema no nos es tan ajeno pues nos produce un efecto que no se sabe si es mucha risa o mucha indignación. Tal es el caso de el Kalia oxi-action.

El Kalia oxi-action, para empezar, contiene "microcrystals" . ¿¿¿Ein???, ¿¿¿Microcrystals??? Por favor, ¿qué coño son microcrystals? Supongo que os referís a cristales microscópicos, o microcristales, pero ¿de qué?. Yo cuando oí esto ya me puse alerta para ver con qué tomadura de pelo me venían a continuación, y por supuesto no me defraudaron. Cuando metieron la camisa con las manchas de ketchup y de picotas (así como rojitas), una especie de reloj mágico giró en la pantalla, con su cambio de plano incluído, y la camisa salió impoluta... A ver, ya no me meto con que la segunda camisa sea claramente diferente de la primera (una es gris perla y la otra blanca nuclear), que es una cosa tan evidente que ya no engañan a nadie. Lo me me exasperó es ver que encima le daban el golpe de efecto de echar una botella de yodo en el agua de lavado. Por favor, que ese truquito es de química de segundo de B.U.P., que digo, ¡de Cheminova! Vale que el común de los mortales no saben de reacciones redox, pero tíos, qué morrazo le echáis, de verdad. No me voy a meter a explicar en qué consiste el engaño porque tampoco quiero ir de friki, pero hacedme caso que los fuegos artificiales de la botella de yodo son de lo más zafio que he visto en mucho tiempo.

Podría enrollarme eternamente con este asunto, pero creo que con los ejemplos que he dado, mi tesis queda más o menos clara. Y estos son los engaños de los que me doy cuenta yo por mi formación, que luego habrá otros mil que por ignorancia en otros temas me la metan sin vaselina, como por ejemplo los créditos express esos de Cofidis y demás, que supongo que te cobraran unos intereses desorbitados, pero no puedo asegurarlo. Os dejo a vosotros que me alertéis sobre ellos para protegerme de ladrones y chupatintas.

Besos en las ingles y hasta mañana.

jueves, septiembre 14, 2006

¿No hueles raro?

Hoy en el descanso del café, charlando con los compañeros del trabajo me han dicho que hablo poco. ¿Hablar poco yo? ¡Pero si soy una cotorra con verborrea que no se calla ni debajo del agua! Si además hablo tan rápido que a veces se me traban las palabras y me salen a borbotones. Estos tíos flipan... Luego lo he pensado mejor y me he dado cuenta de que es verdad que en el trabajo tampoco es que saque el té y las pastas a la primera de cambio. Hago algún chiste, le tiro pelotillas de papel arrugado a Jota, que le tengo enfrente, hablo por teléfono de cuando en cuando, pero la verdad es que tampoco es que sea una maruja. De hecho soy más bien formal.

Por otro lado, como a veces me confundo y desayuno con café descafeinado, hay días que me caigo de sueño, y si tengo sueño no hablo. Y si me hablas cuando tengo sueño es posible que no te conteste o me cague en tu puta madre... Entonces todo encaja. Hablo poco.

Además de hablar poco, el estado de durmevela en el que a veces me hallo me provoca un efecto secundario bastante peculiar: una semierección. Hablando en plata, si tengo sueño se me pone entre morcillona y como una piedra. Y es francamente incómodo, porque si tardo dos horas en espabilarme, son dos horas las que me paso intentando esconder la polla entre las piernas, lo que externamente podría interpretarse como un continuo refrote de genitales, y queda feo.

Hoy he venido a trabajar con sueño, por un lado porque ha sido uno de esos días que me tomo el café que ya está preparado y que siempre resulta ser descafeinado (no aprenderé...). Por el otro lado, me acosté tardecillo ayer, porque tuve que ir a casa de Claudio a las 11 de la noche a recoger mi traje que llevaba metido en una bolsa desde el sábado con la fiesta de la Patata, ya que Claudio tuvo el precioso detalle de no colgarlo en una percha, y que ahora luce una apariencia muy texturizada que es muy moda y está fenomenal...

En realidad el traje me daba igual. Sabía que ya iba a estar como el papel pinocho y daba igual que se tirase un mes más hecho un burruño porque acabaría en la tintorería de todos modos. Lo importante es que tenía que recoger los gemelos, que eran de mi padre, y que aunque por supuesto no los necesitaba en absoluto, estuvo dando el coñazo con lo muchísimo que le hacían falta hasta que me tocó los cojones y me volví a vestir para recogerlos e insertárselos por el culo. Pero claro, llega uno a casa de Claudio, se come un sándwich de Nocilla, y todo el mundo sabe que se acaba visitando la hora feliz del HOT. Total, que al final me acosté bastante tarde, y por cierto, me dejé los gemelos encima de la mesa de comedor de Claudio. Tres hurras por mí.

Yendo a por el coche para volver a casa empezó a oler raro.

- Claudio, te has tirado un pedete, ¿no?
- Pues no, yo no me tiro pedos.
- Ya, pero es que huele a pedo, yo no he sido y estamos solos.
- Pues yo tampoco.
- Pues es verdad, porque si hubieses sido tú te estarías riendo...

Porque sí, amigos, cuando te tiras un pedo solo hay dos opciones:

A) No tienes confianza con los presentes: Disimulas de mala manera y te mueves rápidamente de un lado a otro para dispersar el olor, y, si bien no hacerlo desaparecer porque es imposible, si difuminar su posible lugar de origen para no levantar sospechas. "Sí, sí, tenéis razón, huele raro, mal, como a pedo..."

B) Tienes confianza con los presentes. Te reprimes la risa de mala manera hasta que el hedor impacta con fuerza en las pituitarias de tus amigos, momento en el que estallas de risa cuando ves la mueca de horror que aparece en su rostro. Es más divertido si ocurre en un coche. Es aún más divertido si Claudio va en el coche, porque le dan arcadas reales.

En fin, que al final llegué a casa y me conecté una poquita al messenger. Tuve mi enésima bronca surrealista con Mockba y se me inflaron los cojones y le mandé a tomar por saco. De este tema no teneis ni idea porque nunca he hablado de Mockba, pero no necesitais saber más porque ahora debe estar friendo las gárgaras que le pedí ayer. Que le aguanten en Moscú, si es que pueden. !Y ya está, Juanjo!

Besos en las ingles.

miércoles, septiembre 13, 2006

Los novios instantáneos

Ayer camino de la parada del autobús me encontré una curiosa estampa: una pareja de recién casados chinos sentados en una escalera. Así dicho tampoco parece algo demasiado bizarro, pero si lo pensais un poco sí que lo es.

Un novio y una novia, chinos de la mismísima China mandarina, vestidos de novios occidentales pero con muchos encajes, muchas volutas y muchos destellos, sentados en los escalones de una de las entradas al parque de El Retiro. Evidentemente habían estado allí haciéndose el reportaje fotográfico entre los pajarillos y los capullos en flor de La Rosaleda, y eso es muy normal. Lo extraño es que estaban absolutamente solos. Los dos con cara de aburridos, y sin hablarse entre ellos, ni dedicarse una mala sonrisa o mirada cómplice de "Tía, Xian Go, que nos hemos casado, tíaaaaaaaaa, que fuelllllllllllllllllllllllllllteeeee", "Ya, Li Chang, es suuuupelfuellllllllte! Y encima en España!!!". Nada de nada.

Por supuesto, todo el tiempo que tardo en llegar el bus (petado por cierto), me lo pasé observando a la atípica pareja de esposos aburridos. ¿¿¿Por qué estaban sólos??? ¿Dónde estaban sus familias?, ¿Y sus amigos? ¿El fotógrafo por lo menos? Es que estar colgado el día de tu boda es un poco triste, aunque la causa sea que estás esperando a que pase un coche o una calesa a recogerte y llevarte al banquete a base de loyito plimavela y aloz tles delisia. ¿No ha podido nadie quedarse con ellos para entrenerles? Desde luego, a la vista de la conversación inexistente que tenían, ya podía haberse quedado algún alma caritativa de entre los invitados para hacerles unos juegos de magia o unos malabares... A lo mejor se acababan de conocer el día de antes y era un matrimonio de conveniencia... ¿Serían novios instantáneos?

En fin, que al final llegó el autobús y dejé a los chinos que resolvieran sus problemas chinos ellos solitos. El motivo de ir hacia el centro era recoger a Flat e ir a ver a Michelino, mi ex-compañero de piso de Copenhague, que está en España unas semanitas, y me hace muchísima ilusión volverle a ver, porque es para comérselo.

Previamente al encuentro me tomé unas cervezuelas con Flat en el HOT para aclarar algunos asuntos pendientes desde hacía tiempo, fruto de las peculiaridades de estos dos últimos meses. Lo arreglamos todo en seguida y lo celebramos con una bolsa de medio kilo de pipas Tijuana, que son maravillosas y que cuando te encuentras una con un grumo-de-sabor-concentrado pegado a la cáscara es como tocar el cielo.

Michelino estaba exactamente igual que hace un año, un pelín más delgado si acaso, pero igual de encantador. Bueno, también está un poquito más gayi, pero eso es normal teniendo en cuenta que todo lo que le rodea últimamente tiene tintes homosexuales. En cualquier caso, él erre que erre con que está feliz con su novia y no quiere probar con hombres, aunque le insistamos en que le va a gustar...

La reunión fue un éxito, y fue la primera vez desde hace 13 meses que los Caballeros de la Casa de Amager y su doncella Flat Eric se juntaban al completo otra vez... Fue un poco emocionante... Como si reunieras a toda la plantilla de Verano Azul ahora... Sniff. Hicimos foto y todo para acreditar el momento.

En fin, que voy a parar ya, que el plato de judías pintas con arroz, el muslo de pollo con patatas, el pan, la tarta de frutas del bosque, y la lata de coca-cola que me acabo de jalar me están haciendo un poco de efecto somnífero y ya no veo las letras (hoy he comido con gente, ¡yupi!)

martes, septiembre 12, 2006

25 cosas que no he debido hacer en el trabajo

  1. Salir a fumar un cigarro olvidándome en pantalla el gmail abierto.
  2. Decir que ayer me acosté tardísimo cuando llego tarde.
  3. Decir que he pasado muy mala noche cuando llego tarde dos días seguidos.
  4. Llamar cari al técnico de campo.
  5. Quedarme dormido delante del ordenador.
  6. Consultar páginas de perfiles en horario de trabajo.
  7. Tener conversaciones en femenino por teléfono, aunque sea susurrando.
  8. Decirle a mi jefa que soy superfan de su blusa (!!!)
  9. Llegar tarde e irme a tu hora (exacta).
  10. Abusar de los colorinchis y los efectitos en las presentaciones de powerpoint.
  11. Viajar con un maletín... vacío (!!!)
  12. Comentar con mis jefes lo cómodo que es tener conversaciones con gmail.
  13. Decirle a mis compañeros que no me he enterado de nada de lo que me han pedido que haga.
  14. Sacarme los zapatos por debajo de la mesa y juguetear con los pies.
  15. Robar sistemáticamente los bolígrafos de las mesas de alrededor y que mi bote de lápices parezca un volcán de colores.
  16. Negar haber robado un boli a mis compañeros.
  17. Blasfemar, gruñir y golpear el ordenador cuando se descolocan las líneas en un documento.
  18. Querer asesinar secretamente al becario, y semimaltratarle explícitamente.
  19. No reirme sistemáticamente con ninguna de las gracias de algún compañero.
  20. Olvidarme la cartera cada vez que voy a por un café y que lo acabe pagando otro.
  21. Dejarte la cartera tirada en el suelo del váter, dejando bien claro que acabas de defecar.
  22. Tener un moco colgándote de un pelo de la nariz.
  23. No saludar o despedirme al entrar o salir de un ascensor.
  24. Introducir en una conversación con un superior las palabras "putada", "coñazo", o la expresión privada de mi pandilla "infierno barroco", que sólo mi pandilla entiende.
  25. Empezar a actualizar a la hora de comer y terminar media hora más tarde del comienzo de la jornada de tarde.

Estas, queridos amigos, son cosas que desafortunadamente he hecho y de las que no estoy orgulloso, y si pudiera borrar de mi pasado lo haría. En cualquier caso como ya las he hecho yo, no hace falta que vosotros tropecéis con la misma piedra. Ann O'Nadada, como un buen samaritano, os cede esta guía de las cosas que NO debéis hacer vosotros tampoco. De nada.

Besos en las ingles.

lunes, septiembre 11, 2006

Contra la resaca, Patata

El fin de semana se me presentaba raro, con un gran vacío de actividades para el viernes y un evento muy importante el sábado: The Official Patata’s Farewell Party. Mis amigos o nos estaban o estaban encerrados estudiando intentando finiquitar sus carreras, así que yo me veía más colgado que un chorizo.

Al salir del trabajo me fui con Dookie y Bonsai a la piscina a tomar los últimos rayos de sol de la tarde. El sol casi ni lo vi en realidad; lo que sí vi fueron las hordas de gayis con bragatanga que lo invadían todo. ¡Que barbaridad! Va a ser que sí que somos un cáncer... ¡Qué proliferación de maricas tostándose al sol!

Luego por la noche me pasé por casa de Claudio a hacerle una visitita y animarle con su estudio, y de paso pues tomarnos unos vinillos para que mi sensación de colgadez se diluyera un poco en alcohol. El caso es que no se sabe muy bien cómo ni por qué, pero me dieron las cuatro de la mañana haciendo manualidades. No, no pajas comunitarias, tíos cerdos, manualidades de verdad. ¿Qué es lo mejor para no tener resaca? Pues la respuesta es muy sencilla: no beber. Y para no beber lo mejor es que Claudio disimuladamente te líe y te ponga a hacer los complementos de su regalo para la fiesta de la Patata.

Claudio se había decantado por la fabricación de una Patata completa en papel maché. Yo nunca había hecho nada de eso y me animé a ayudarle a fabricar un bolso y un zapato para acompañar al conjunto escultórico. La madre que me parió. Nos dieron las cuatro de la mañana pegando papelitos encolados... Al final me quedé a dormir allí porque no estaba dispuesto a chuparme la espera para encontrar un taxi de vuelta cuando ni siquiera había salido, y además que estaba bastante cansado porque estar tan concentrado durante tanto tiempo agota un montón.

A la mañana siguiente (digamos las dos de la tarde) volví a mi casa con la intención de ponerme hacer mi regalo personal. Y ahí empezó el infierno. Todo lo que podía salir mal salió mal.

Mi regalo iba a consistir originalmente en un calendario de osos con un ejemplar horrendo adornando cada mes. Ya tenía bastantes perfiles seleccionados en bearwww y eurowoof, y puedo afirmar que eran fastuosos. Un ser vestido como de caballero medieval, un gordo repugnante de 80 con una barba de dos metros, un cuerpo pirceado en innumerables sitios y micropene... En fin, toda una galería de los horrores. El problema es que cuando fui a descargar las fotos me di cuenta que la opción estaba inhabilitada. ¡Qué infortunio! Por otro lado pensé que qué bien estaba lo de saber que tus fotos no iban a circular por ahí en cuanto un imbécil quisiese hacer un calendario con tu cara...

En cualquier caso las circunstancias me obligaron a reconducir el calendario y extraer las fotos de una página buscada en google. Francamente, las fotos que encontré no llegaban al nivel de las que había buscado yo, pero se quedaban ahí ahí. Una vez descargadas me dispuse a imprimirlas, pero oh Fortuna, la impresora estaba sin tinta! Entre blasfemia y blasfemia conseguí hacer un apaño para imprimirlas, pero lo de no tener tinta magenta no tuvo solución, y las fotos quedaron con un bonito tono amarillo-cyan que le daba a los cuerpos un aspectos si cabe más desagradable, lo que por otro lado en realidad ayudaba al efecto deseado.

Cuando las fui a pegar a las cartulinas de colores que había comprado descubrí el siguiente contratiempo: el tamaño de las cartulinas sueltas era DIN-A4 y el del cuadernillo “cómprate este que te va a salir más barato que sueltas” era tamaño folio, con lo cual tuve que hacer labores de reestructuración que me quedaron fatal. A estas alturas ya me estaba poniendo bastante nervioso, tanto que puse 30 días a Febrero y me quedé tan ancho.

Cuando hube acabado, esto es, unas 5 horas después de comenzar, decidí hacer una portadita que pusiese “The Official Patata’s Bear Calendar 2007” y me dije ¿Por qué no hacerla con letras recortadas de revistas que quedan muy guay? Efectivamente, la portada quedó una-hora-y-media-más-de-trabajo-en-mala-hora-se-me-ocurrió más guay.

Bueno, por lo menos ya había acabado. Ahora solo falta ponerlo todo junto... ¡Mierda! ¡Ya no puedo ponerle el canutillo! ¡Está todo cerrado! Me cagué en todo lo que se meneaba y en todos los muertos de la Patata, pero a grandes males, grandes soluciones: me armé con la pistola de silicona de mi madre y pegué los bordes con una tirita de papel pinocho rojo en el borde. Esta operación sólo me llevó media hora más, porque las cabronas de las cartulinas se empeñaban en no quedarse quietas y por tanto no pegar bien.

A las 9 y media, después de 7 horas de trabajo intensivo, di por finalizado el regalo. La fiesta empezaba en media hora y sólo me quedaba cenar, ducharme, ponerme el traje, envolver el regalo, preparar azúcar glás y llegar al Naranja. Fenomenal.

Como os podéis imaginar la velocidad de ingesta de la cena me sentó como una patada en el estómago y la ducha fue más que veloz. Vestirme se me complicó un poco porque no encontraba ni mis gemelos ni mi cinturón, pero al final se arregló con la inestimable ayuda de mi padre (que no entendía nada, por cierto). Mientras hacía todo esto puse la Thermomix para hacer el azúcar glás, pero debí dejarlo demasiado tiempo a máxima velocidad, porque cuando volví a la cocina dos minutos después y con un zapato puesto y el otro a medio poner, noté un tufillo a quemado y descubrí que el regulador se había fundido y no podía pararla. La desenchufé y me relamí de pensar en la hostia que me iba a dar mi madre por haber quemado la Thermomix consecuencia de la importantísima tarea de hacer sucedáneo de cocaína para atrezar una fiesta temática Doherty-Moss.

Llegué a la fiesta media hora tarde y en autobús, porque taxis ni olerlos, pero por lo menos llegué. Por supuesto no había ni Dior todavía, así que podía haber ido a la pata coja si hubiese querido, pero nadie me avisó...

El resto de la noche ya lo iría contando en otro momento o si acaso que lo cuente la Patata.

Besos en las ingles.

P.D. Por cierto, el regalo lo tuve que envolver pegando el papel con silicona caliente, porque por supuesto y en la línea del día, no había celo en casa. ¡Qué arte tengo, tía, qué arte!

jueves, septiembre 07, 2006

Comer, fumar, vestir

Hay tres temas del mundo laboral que me atormentan. No son graves, pero si apreciables, y yo lo que quiero es pasar lo más desapercibido posible, que para estas cosas es lo mejor.
Problema Uno: Como solo

En las escasas semanas que he trabajado con horario completo hasta el momento siempre he comido sólo. Los que viven cerca se van a sus casas, los que están a plan se comen un melocotón y media galleta de arroz en el ordenador, la mayoría se baja a un restaurante y unos pocos nos quedamos en la cantina de la oficina.
Para empezar, comer de Tupper es un poco regulero, es como de pobre. En la universidad siempre miraba con un poco de pena a los que hacían cola para el microondas en vez de hacerla para el autoservicio, pero claro, pagaban papá y mamá. Ahora se va a dejar Rita los 7,5 € al día que cuesta comer de menú. No digo que sea caro, que no lo es, pero me descogorcia todos los presupuestos para el mes, y no pienso ceder ni 50 céntimos de fumeque para ello.
Dejando un lado las connotaciones en cuanto a status social que tiene el comer de tupper-ware, el drama aparece cuando además comes sólo. Las secretarias hacen piña y se juntan en una mesita, los técnico se hacen fuertes en otra, y algunos de mantenimiento y servicios generales también dedican media horita al día a estrechar lazos de amistad entre bocado y bocado.
Lo que está claro es que en la cantina ni se gestan las grandes operaciones comerciales ni se reúne la cúpula directiva para decidir el futuro de la empresa. Los únicos jefes que comen en la cantina son los adictos al trabajo, que comen dos granos de alpiste como periquitos y vuelven a su ordeandor a teclear furiosamente. Es por esto, que incapaz de afrontar el vacío social en el que estoy sumido, que queda patente a las 13:45 cada día, intento hacerme pasar por un workaholic y me termino todo muy rápido para que todo el mundo vea la de cosas importantísimas que tengo que hacer, y que no me puedo permitir ni 5 minutos de solaz y esparcimiento...
Necesito algún amigo para enseñarnos la comida a medio masticar y tirarmos pelotillas de pan a la hora de la comida o caeré en depresión... Eso, o que me tripliquen el sueldo para poder comer todos los días primer plato, segundo, postre, café, copa y puro. ¡Hombre ya!
Problema Dos: Fumo mucho
Lo de esperar dos horas entre piti y piti ya pasó a la historia. Mi capacidad de aguantar el mono es inversamente proporcional al tiempo que llevo en la empresa. Ahora ya sólo intento no salir a la calle más de una vez por hora. Es un canteo, lo sé. Por esa razón pensé que debía optimizar mi tiempo de fumeque saliendo a drogarme a la escalera de incendios de mi planta, en lugar de bajarme los tres pisos y volvérmelos a subir cada hora. Lo malo es que la escalera no está habilitada a tal efecto y no hay ni cenicero ni nada, con lo cual al cabo de unos días se empezó a llenar el suelo de colillas. Bueno, pues las recojo y las echo a la papelera, me dije. Lo que pasa es que en la papelera olían... Bueno pues nada, a la calle otra vez...
Luego de repente me dicen que técnicamente la escalera de incendios es parte del lugar de trabajo, por lo que también estraía prohibido fumar allí, y que si me pilla alguno de servicios generales con un poco de mal café me puede abrir un expediente... No llevo un año aún en la empresa y me parecería feo tener ya un expediente. Conclusión, vuelvo a bajarme los tres pisos y me paso la mitad de mi jornada laboral currandome el cáncer de pulmón.
Problema Tres: Voy mal vestido
Después de hacer la entrevista de selección hecho un pincel y ver que la gente iba vestida bastante informal, decidí no ser más papista que el Papa y no ir en traje a currar. Hasta ahí bien. El problema es que se juntan el hecho de que cada vez relajo más mis costumbres con el de que no tengo ropa arregladita y más o menos mona para ir a trabajar. Esta concurrencia da como resultado que vengo todos los días a trabajar en vaqueros, concretamente con los mismos, que tienen una vueltecita dada abajo porque me están grandes.
Con el tema zapatillas me intento cortar y llevar siempre zapatos, pero alguna vez que otra (los casual fridays, me encanta esta expresión) me dejo llevar y mis pies llegan vestidos de un bonito amarillo limón o verde manzana. Tapándome el torso casi siempre llevo una camisa (en verano de manga corta), pero la muy jueguetona ya se resiste a meterse por dentro del pantalón, e incluso hay veces que se esconde (ella y las de su especie) en el cesto de la ropa sucia y me obliga a venir con alguna camiseta zarrapastrosilla... A ver si me explico, no es que vaya hecho un pordiosero a trabajar, pero tampoco me confunden con Arturo Fernández y no sé yo, a lo mejor debería cuidarme más en el vestir...

miércoles, septiembre 06, 2006

Un traje para Flat

Ayer salí disparado de la oficina para poder prestar todo el tiempo y la atención necesaria a un asunto de importancia nacional: Vestir a Flat de persona.

El asunto no era moco de pavo, no señor. Flat salía de viaje a un asunto muy importante relativo a su fulgurante carrera, y el evento incluía una Cena de Gala, en un hotel elegantísimo.

Flat: Pues no sé. Yo creo que voy a ir duchado y tal pero con unas Converse puntigomas o unas Adidas osas y unos vaqueros.Y ya está.

Ann: Pues tu haz lo que te de la gana, pero es una cena de gala.

F: Bueno ya, pero quien dice gala, pues en realidad significa que vayas un poco bien.

A: No cari, cuando dice gala se refiere a “gala”, lo que es “gala”, del concepto “de gala”. Supongo que no se referirá a que tengas que ir de esmoquin pero de ahí a llevar unas All Star... Pues no sé...

F: Bueno, la verdad es que en la cena los asientos están asignados y eso...

A: Pues eso, lo que es una cena de gala, maricón.

F: Joder, vale pues voy de traje pero llevo zapatillas.

A: Sí las zapatillas están fenomenal, pero cuando llegues no olvides buscar en tu asiento el nombre Emilio Aragón y retroceder a principios de los 90. Así todo irá bien. Vas a causar sensación...

F: Tío es que no tengo traje, ni zapatas, ni nada. Y no me los voy a comprar por una puñetera cena.

A: Dios... Eres un despojo de la sociedad... Vale que no tengas traje, pero unos zapatos, tío... Unos zapatos los tiene todo el mundo, y no son sólo para una cena. Te valen para la boda del mes que viene y para cualquier otro evento social en el que te exijan un poco más dresscode que estar despiojado... Bueno a ver, te paso a recoger a la salida del curro y vamos a casa a ver que te podemos apañar...

F: Jo, gracias, sniff...

Total, que nos plantamos en mi casa y abrimos mi armario, que tampoco es que parezca el vestidor de Christian Bale en American Psycho, pero mis tres trajecitos tengo, por lo que pueda pasar.

A: A ver pruébate este gris claro que es de veranito. Uhmmm, creo que no te cierra.

F: Da igual, si no pienso abrocharme la chaqueta y en cuanto me siente me la voy a quitar...

A: Yaaaa.... Pero ¿sabes que pasaaaaaaaaa? Que los botones te quedan a la altura de los costados. Vamos que aunque quisieras no te los abrochabas ni con prensa hidráulica. Anda, quítatelo. Pruébate este azul. Es de invierno, pero bueno.

F: No, no, no no, que me puedo derretir en la cena. Paso.

A: Pues nada, genial. Anda pruébate mi mejor traje, toma...

Lo que vino después fue toda una revelación. Al muy hijo de puta le quedaba el traje mejor que a mí. Con su raya diplomática, su camisa malva, su corbata increíblemente bonita y elegante... Hasta el cinturón y los zapatos le tuve que dejar y le quedaban genial. “Jo Flat, estás buenísimo... Pareces sacado directamente de Men At Play”.

Tuve serias tentaciones de arrodillarme, bajarle la bragueta, y hacerle una profunda felación totalmente vestido, que es lo que cualquier fetichista de los trajes haría, pero como no era plan, decidí limitarme a hacerle una sesión de fotos. “Anda ven que te haga un book, que no sé yo si voy a volverte a ver así en lo que me queda de vida”

Nos hicimos fotos en el salón señorial y en el despacho de mi padre, dónde simulaba firmar papeles y documentos importantes. Las fotos han quedado fastuosas, pero efectivamente, como dice Claudio, se nota a la legua que no se ha puesto un traje en su vida, porque el pobrecito no sabía ni qué hacer con las manos.

F: Jo, tío, me has salvado la vida, en serio. En agradecimiento puedes quedarte con la camisa que me robaste hace dos meses y que por cierto vaya morro llevarla puesta ahora mismo delante mía.

A: Pero tío, si ahora ni siquiera te entraría...

F: Sí que me entraría... Bueno, y entonces ¿me pongo unos calcetines de rayas blancas y negras que tengo?

A: ¡¡¡PERO TÚ QUIERES IR DISFRAZADO DE BILTELCHÚS O QUÉ!!! Te pones unos putos calcetines negros de toda la vida y punto.

F: Pero si los calcetines no se ven... Sólo cuando estás sentado...

A: Exacto, lo que quiere decir que SÍ se ven.

F: Bueno, pues me pongo unos pinkies.

A: ¿Unos pinkies? Anda, toma estos y vete antes de que te meta dos hostias.

F: Vale, pero antes déjame investigar un poco más sobre esa ensaladilla rusa que he descubierto mientras registraba tu nevera.

A: Me vas a reventar el traje, pedazo de foca. Y atiéndeme bien: Sé que estás muy guapo con traje, y sé lo que eso puede significar... Y no quiero manchas de semen que no sean mías, ¿estamos?

En fin, que Flat se fue de mi casa con un vestuario de ensueño. Lo malo es que concretamente se trataba del que yo iba a llevar para la fiesta Oficial Patata’s Farewell Party, que por orden manifiesta de Claudio, organizador y maestro de ceremonias del evento, será de rigurosa etiqueta. Traje para ellos y vestido largo para ellas. Opcional: darle un toque Kate Moss o Pete Doherty a la vestimenta o apariencia en general. Durante toda la noche se servirán bandejas llenas de rayas de azúcar glás para amenizar la velada. Esa fiesta es un must de todas todas.

Conclusión. A la fiesta me va a tocar ir con a) el traje gris que nadie me garantiza que me valga a mí tampoco o b) el azul de invierno que con un 100% de probabilidad me provocaría un colapso con el fresco y nada húmedo ambiente de El Naranja. Me decanto por el gris, pero he descubierto que tienen unas manchas marrones muy raras, que pueden ser de barro o de caca, pero yo creo que serán de barro. Vamos, que en el supuesto de que me valga encima voy a tener que llevarlo a la tintorería... ¡Cuántos infortunios!

Voy a ver si trabajo un poco, que estas actualizaciones que he prometido se me desbordan de la hora de la comida de mala manera. ¡Adiós!

Besos en las ingles.

martes, septiembre 05, 2006

Un indigente es compañía, tres son multitud

Se ha acabado la jornada intensiva de verano y es la hora de comer. Antes de que nos mudaran la oficina para emplazarla allá donde Cristo dio las tres voces hubiese comido en treinta segundos para invertir el resto de la hora y media que por cojones tengo que coger en tirarme en el parque de al lado a echarme una siesta de dimensiones épicas. Lamentablemente, en este rincón olvidado del mundo quedaría fatal si me tumbase a dormir en un banco a la entrada de la oficina, a menos que lo hiciese disfrazado de banco para mimetizarme. Como no quiero ser conocido en la oficina como La Marmota Narcoléptica, que bastante tengo ya con ser tildado de crápula, he decido que qué mejor actividad para rellenar este limbo temporal diario que la de volver con fuerza al mundoblog y actualizar a diario. Además, como mi vida es taaaan interesante como ya sabéis muchos, en realidad el hecho de que yo actualice es también muy interesante para vuestras vidas, de otro modo irremediablemente vacías. Dicho esto comienzo.

El tema que hoy vamos a tratar es la forma en que atraigo a los vagabundos como la miel a las abejas.

El calor que nos envuelve últimamente empieza a ser ya un poquito insoportable. Por esta razón, esperar al autobús en una marquesina en toda la solanera es todo un acto de férrea voluntad y valiente decisión. Armado de dichas cualidades me dispuse a esperar al 202 (que es un autobús al que no hay que esperar casi y que si se te ocurre espeter al autobusero que vaya mierda de servicio es posible que te responda con un lapo y dos hostias) bajo un sol de justicia a las 4 de la tarde para asistir a una cita para resolver unas gestiones importantes.

Debo recalcar el hecho de que me hallaba yo sin gafas de sol porque se me cayó hace poco el tornillo de una patilla y como siempre, por no desplazarme a una óptica a que me lo vuelvan a poner (incluso lo guardo) prefiero andar por la vida abrasándome las retinas (Aplíquese el mismo modus operandi para cuando se me rompra la correa de un reloj). Aproximadamente a los 30 segundos de llegar a la parada noté como me empezaban a salir ampollas en cada centímetro de piel no cubierto por mis modernas vestiduras, así que decidí retirarme unos metros para ponerme a la sombra de un toldo. Desafortunadamente, la esquina toldada no se encontraba deshabitada.

Moraba en ella un clásico yonqui perroflauta que parece ser sustituto del que se inclinaba hacia adelante cada vez más para mendigar y justo cuando parecía que se iba a caer de morros contra el pavimento, se volvía a enderezar y vuelta al principio. Pues bien, el brand new junkie, que previamente estaba concentradado en tocar las únicas dos notas que conseguía arrancarle a su flautita (para imaginar el sonido repítase tirorirorirorirorí en bucle hasta el infinito), y al que todos los transeúntes que pasaban a su lado le habían traído al pairo, se percató de mi presencia, y tras mirarme unos segundos empezó a pegar alaridos:

(Nota del autor: Lo que sigue es una traducción aproximada de lo que el sujeto empezó a vociferar. Digo aproximada porque de algún modo consiguió encriptarlo con un código ultrasecreto de gruñidos, aullidos y blasfemias, así que ya digo que he tenido que hacer una interpretación libre).

"Me cago en tu putakjhftguy madre, cabrónghdw, que no te necesito ni a tí ni a naDIEEEEEEEEE... Pues que no venga, coño. No megfdslñgfñlkhjh sale de los cojones decírselo, hostias.... iueytyeortyeroiutyertyyyyyyyyyy me como el mundo si me sale de los cojonesiurhfdfh. Que no lo digo, JODEEEERRRRRRRRRR, te vas tú solo....."

Evidentemente el hombre estaba discutiendo con algún otro inquilino de su cabeza aparte de él mismo, pero como lo soltó mirándome a mí y a 3500 decibelios pues me asusté un poquita, pegué un respingo bastante majo y casi me cago del miedo. Yo no entendía nada, porque normalmente suelo tener un aura muy agradable para los vagabundos y soy el típico al que se acercan y siempre les doy cigarros. Soy como una tómbola de tabaco, pero siempre toco. Tengo que dejar de fumar... Pero bueno a este por lo visto no le caí en gracia. Menos mal que el autobús milagrosamente llegó al instante y pude escapar de allí antes de que me pegara todas sus enfermedades venéreas y sus infecciones varias a través de los esputos que me bañaban la cara.

Cuando llegué al centro, y tras un cine sin cena, me dispuse a tomar una agradable cerveza de cebada en la plaza Vázquez de Mella con la fresca, y acompañado del caballero con el que pasaba la tarde. Todo iba bien y estábamos pasando un gran rato observando como los perrillos se olisqueaban los anos y vaginas entre ellos mientras jugaban hasta que llegó otro vagabundo, un clásico y decidió descansar sus posaderas en el mismo banco que ocupábamos nosotros. Yo pensé que por mí fastuoso, que se sentara allí si quería, que no me molestaba, por supuesto si mantenía su boca cerrada o al menos limitaba su conversación a susurros con los duendecillos en su cabeza, no conmigo. Y lo cierto es que así lo hizo, lo que pasa que de repente nos vimos envueltos en un hedor difícil de explicar. Era como esencia del infierno: sudor, mugre, ajo, sarro fermentado... Todos los ingredientes pestilentes del mundo se concentraban en aquel señor, y no pudimos soportarlo.

Nos disponíamos a cambiarnos de banco cuando otro individuo (este yo creo que no era indigente, pero un poquito politoxicómano sí que debía ser) nos cerró el paso y nos dijo que sí alguno teníamos un móvil Siemens (pensamientos entre paréntesis):

Ann: No (¿para qué?, ¿para que me lo robes?).

Semiindigente: Eeeehhh tío, que no es para vendértelo, que te lo regalo – dijo mientras me enseñaba un cargador Siemens.

Ann: Aaaaah vale (Ni siquiera había visto el cargador. Pensaba que me querías robar mi móvil y mi panoja). Es que creía que me lo querías vender. Pues no, es que mi móvil es de otra marca y no me vale.

Semiindigente: Nooo, noooo tío. Es que me lo he encontrado tirado en un banco y he pensado que en vez de tirarlo a la basura sería mejor que alguien lo aprovechase.

Ann: (Sí claro, porque las opciones son regalárselo a un desconocido o tirarlo a un papelera o desintegrarlo con titadine. Dejarlo en el banco por si el dueño quiero volver a por él es una idea demasiado rocambolesca. No se contempla, ¿no?). Aaaaah vale tío, que detalle... Pues no, no, muchas gracias, pero es que ya te digo que tengo un Motorola... Pero gracias, eh!

Esta emboscada que nos mantuvo atrapados entre el horripilante hedor del borrachuzo A y las gangas del sujeto B ya acabó de crisparme los nervios y decidí poner fin al día...

Y esto es todo por hoy, amiguitos. Ahora, y dado que mi contador de visitas tiene telarañas y que si decido volver a escribir es para que me lea alguien, voy a dejar unas cuantas keywords para ayudar a los navegantes a encontrarme: caca, culo, pedo, pis, polla, coño, puta, poyeya y madonna.

Hasta mañana. Besos en las ingles.