martes, octubre 31, 2006

Brainstorming

Heme aquí, comiendo un yogur griego frente al ordeandor como único alimento almorcil y luchando contra los elementos para poder actualizar una poca, así que el primero que se queje de mi ritmo de actualizaciones se lleva dos hostias bien dadas.

La verdad es que no sé muy bien de qué hablar hoy, así que iré contando lo que se me ocurra sobre la marcha, así en plan brainstorming, a ver si me queda un post conceptual o algo.

Mi hermana Dew está convaleciente en casa. Debido a una enfermedad rara, que no es grave, pero que es un poco coñazo, está de baja laboral por tiempo bastante indefinido. Dado que se halla postrada en una silla de ruedas (qué Nighty Night todo últimamente en mi vida, oyes), ha solicitado asilo político en mi casa, para que la cuidemos, le hagamos la comida y todo ese tipo de cosas que se le hacen a un enfermo para que esté a gustito. El caso es que ella está medio paralítica, pero vive como la Reina de Saba. "Tráeme un vaso de agua", "cómprame tabaco", "tráeme mi bolso que me lo he dejado donde el ordenador", "cuando vuelvas de trabajar cómprame patatas o chocolate y guarrerías", "no quedes con tus amigos y acércame a casa en coche", "ponme este DVD"... En resumidas cuentas, que me tiene esclavizado. Además, la muy perra fuma en mi habitación a escondidas, porque después de dejarlo hace mil años ha vuelto a fumar, y claro, con 36 años que tu madre se entere de que fumas es una cosa muy, muy dramática, no vaya a ser que te castigue sin salir a jugar al parque con tus amigüitos...

En fin, que porque es mi hermana y la tengo que querer, que si no... Por otro lado, sólo de verla me parto de risa qué es algo que me anima mucho a ceder en sus abusos. Por ejemplo, para moverse por casa lleva sus cosas (tabaco, mechero, libro, DVD's...) metidas en el coño (en las bragas, se entiende, no alojadas en el cérvix), porque su pijama carece de bolsillos. ¿Tiene arte mi hermana o no tiene arte?

Estos servicios integrales que le proporciono a mi hermana son siempre a partir de las 22:00 horas, que es cuando vuelvo de mi fastuoso curso de 2.000 euracos que me está quitando la vida. Prácticamente toda la primera hora la paso dando cabezadas porque me quedo dormido. Está fenomenal, porque teniendo en cuenta que somos unos 15 alumnos y el ponente está a escasos dos metros de mis párpados cerrados, pues es muy poco probable de que se de cuenta de que un asistente se está quedando sobado con su presentación de powerpoint. Pero chico, qué quieren, yo este ritmo no lo aguanto. Me parece que me voy a ir a la esquina de la última fila y a dormir a pierna suelta cuando la charla sea tan coñazo como las que he tenido hasta ahora. Es posible que me ponga pañales para dormirme a pierna suelta sin tener que levantarme a mear. Podría incluso meterme una sonda...

En cualquier caso, hay un motivo que hace que me espabile al cabo de un rato, y es un asistente de unos treinta y pico que se sienta casi a mi lado. Es canario, para variar, y está requetebueno. Como tras mi análisis escrutador no le he encontrado alianza en los dedos, automáticamente he sacado como conclusión que debe ser maricón (no cabe otra posibilidad, ¿no?) y he tomado la firme determinación de tirármelo antes de Navidades. De hecho, el último día, pese a que estaba destrozado, me quede charlando 40 minutazos al salir de clase sólo para sacar información sobre el sujeto... Ya lo sé, estoy enfermo. Claudio me dice que soy como una señora de cincuenta la la caza de un marido...

Hoy no podré quedarme para investigar más sobre su vida privada porque tengo que salir volando para intentar que me de tiempo a cambiarme de ropa para ir al concierto de Chico y Chica, porque las pintas que llevo en este momento son muy poco modernas y nada Liberty y no quiero ser el centro de los critiqueos de las maricas asistentes, que uno tiene una reputación y hay que mantenerla.

Cuando termine el concierto ni siquiera podré quedarme a tomar una copa o follar, porque tendré que salir disparado rumbo a la sierra, ya que el Día de Todos los Santos (que como bien sabréis es el día que se dedica a las integrantes del grupo All Saints), es además, con Nochebuena, una de las dos fechas sagradas que hay que pasar en familia aunque haya una catástrofe nuclear. Así que a las 2 de la mañana, nada cansado, me cogeré mi cochecito y me haré las 3.500 curvas que me separan de mi casa solariega. Qué envidia, ¿verdad?

Hablando de casas (y de envidia), el domingo estuve visitando el nuevo hogar que han adquirido los señores Barbadillo y casi me cago encima. Los muy maricones se han hecho con una casa de 90 metros y 180 de terraza. CIENTOCHENTAMETROSDETERRAZA!!! Y encima es preciosa. En fin, que me voy a pasar ahí todo el verano tostándome al sol con un mojito en la mano.

Eso sí, los alcoholes con moderación, que el pedal que me pillé el viernes no se lo salta un galgo y paso de repetir, que Claudio me tuvo que llevar a su casa arrastrándome en estado de ebriedad total y eso no es serio.

Hasta aquí la diarrea mental de hoy. Besos en las ingles.

lunes, octubre 23, 2006

Tengo mucha carisma

Ando liadérrimo con una cantidad obscena de trabajo, y mucho me temo que así voy a seguir hasta navidades. El caso es que por las tardes tengo un curso que es maravilloso, pero que hace que, resumiendo, mi jornada laboral se extienda desde las 7:30 de la mañana a las 10 de la noche. Éste es un horario que está fenomenal y que no cansa nada, por lo que está recomendado por nueve de cada diez especialistas. Por ello, entre semana sólo tengo ganas de morirme, y la prioridad "actualizar a diario" ha caído al puesto 237 de la lista. En fin de semana, las prioridades en cambio son dormir, follar y salir/emborracharme, por ese orden.

Este finde he cumplido todo lo que mi top ten de prioridades requería e incluso he hecho algo que llevaba eones sin hacer y que está fenomenal: meterme en la cama con mi madre a ver Operación Triunfo (y ni se os ocurra hacer comentarios jocosos al respeZto). Mi madre es una estufita y se está en la gloria frotando mis pies helados en sus tobillos. El caso es que no dí creditito con los comentarios del jurado. Dior mío, el churrero no levanta cabeza (por cierto, no dejéis de ver su perfil en contactos de chueca.com). Va a pagar bien caro el estar más bueno que el plan. Cuando le dijeron "Ah, y una cosita más. Se dice el carisma, no la carisma", en plan puntilla se me relajaron los esfínteres y me meé de risa. Y lo de Gollum del alemán... Ay Dior, qué fan soy del gilipollas del Risto-quiero-cantar-en-Pulp ese.

Por último, sólo quiero recomendaros encarecidamente, qué digo, exhortaros con determinación a que os hagáis por cualquier medio de la serie Nighty Night. Son dos temporadas de 6 capítulos cada una y se ven en un pispás, y, creedme, no os habéis reído tanto en vuestra miserable vida. El humor es tan británico y tan negro que es imposible que no os guste. Sólo es digo que la prota es una hija de la gran puta, y no os digo más, que si no os destripo todo, y eso no está bien. No obstante, os dejo un pequeño aperitivo del primer capítulo. De nada.




Mira que entrada más cortita me ha quedado. Maggie va a estar encantada.

Besos en las ingles.

martes, octubre 10, 2006

Equilibrio Cósmico y Orden Universal

Cuando todo parece que el mes se va a saldar con superávit, algo ocurre y el balance pasa a ser cero. No importan lo que haga, lo que ahorre, lo que derroche o a lo que me anticipe. Mi saldo final siempre es cero.

Si un mes me he vuelto loco a comprar y le he dado una hostia a la tarjeta día si y dia también; si un mes me lo bebo todo cada fin de semana y cojo trescientos taxis; si un mes cumplen años dos millones de amigos y tengo que poner dinero para sus dos millones de regalos, no hay problema. Me aprieto un poco el cinturón y mal que bien, de forma más o menos renqueante y apurada, consigo llegar a fin de mes.

Por el contrario, si un mes he estado de exámenes, o he salido muy poco, o he hecho un trabajito extra, o recibido dinero en Navidades, o me he encontrado dinero en un taxi, o cualquier otra cosa que haga que en un momento dado mi cuenta bancaria está más abultadita de lo habitual, siempre, siempre, SIEMPRE, con probabilidad matemática del 100%, ocurrirá algo fortuito y aislado que me obligará a hacer un desembolso brutal que acabe con mis sueños de ahorrar panoja mes a mes. El saldo a final de mes será cero indefectiblemente. Las potenciales causas de mis eventuales descalabros económicos son múltiples, de variedad infinita. A saber:

  • Una factura de teléfono desorbitada.
  • Que me roben el móvil.
  • Que me vea obligado a invitar a toda la familia para festejar algún triunfo.
  • Que sea mi cumpleaños y me tenga que dejar la talegada en invitar a comercio y bebercio a gente que luego anula diez minutos antes.
  • Que tenga que abonar mi título académico.
  • Que me roben la calculadora científica cara-que-te-cagas y me la tenga que volver a comprar con urgencia.
  • Que me tenga que sacar un billete de AVE inesperado.
  • Etc, etc, etc...

Todas estas son causas que aisladamente, o de forma combinada, se las apañan para que yo no empiece ningún mes con más dinero que el anterior. Pero sin duda, la bestia negra, la madre de todos los infortunios monetarios que me pueden pasar, es que me pongan una multa de circulación.

No falla; puede ser de la ORA, de aparcar en doble fila, de saltarme un semáforo, de meterme por donde no debo, pero no falla. Jamás. Si se acerca el día 30 y las causas anteriormente citadas no han sido capaces de esquilmarme del todo, llega la Señora Multa y soluciona el problema. Además, la multa es siempre proporcional a mi bonanza económica. Si sólo me quedan unos eurillos en la cartilla, me pondrán una multa de 30 euros. Si por el contrario voy a acabar el mes con más márgen, la multa será de noventa. Y si acabo de recibir un generoso pellizco navideño de manos de mis papás, entonces me tocará el premio gordo de 300 machacantes en todo el estómago. Es un axioma universal y corolario de la Ley de Murphy.

Hace 3 días me llegó una simpática multa de 90 euros (con reducción a 62 por pronto pago; Jamás pago a tiempo) por circular por el Barrio de las Letras, en concreto por la plaza de Santa Ana, cuando solo pueden hacerlo los taxis. Como resulta que me han hecho foto pues ni siquiera tengo derecho a pataleta. Claro, como este mes iba bastante bien de panojilla...

Además, como resulta que mi coche no está a mi nombre sino a nombre de una empresa, pues cada vez que me cae una multa, me toca presentarme en la oficina de marras a entregar un papel que me identifique como conductor del vehículo en el momento de la infracción. Que se te ocurra olvidarte de identificarte y se te pase el plazo... En ese caso, no importa cual sea el importe inicial a abonar; la multa automáticamente se convierte en una preciosidad por valor de 301 euros. No os voy a comentar la de veces que me ha ocurrido esto. Luego se puede reclamar y demás, pero es un infierno y hay que faltar al trabajo ochocientas veces, así que tampoco es muy recomendable.

La conclusión de todo esto es que hay un Ser Superior, un Ente Absoluto que maneja los hilos y que se encarga de que el orden cósmico permanezca siempre en equilibrio a lo largo y ancho del Universo, para lo cual, el hecho de que mi cuenta se mantenga estable en 0,00 euros es condición sine qua non. Es por esto que he decidido gastarme todo mi dinero en mi, y no ahorrar ni una perra gorda. CARPE DIEM.

Besos en las ingles.

lunes, octubre 09, 2006

El milagro

La semana pasada ha sido horribilis de principio a fin. La carga de trabajo a la que me ví sometido tomó tales tintes dramáticos que los tuppers de la comida se fueron quedando día tras día amontonados en la nevera, porque no había tiempo de comer... La verdad es que a eso del jueves ya me empezó a dar vergüenza que la gente empezase a comentar que había un tupper con moho en la nevera desde hacía tres días.

Además, mi querida contractura mutó en un dolor intenso e indeterminado que me paralizó el brazo, con lo cual me ´ví obligado a tener que teclear prácticamente con un dedo (cuando yo siempre uso dos, los dos índices). En fin, un horror.

El viernes, que tenía yo unas ganas locas de salir de marcha, emborracharme y follármelo todo, acabé en casa de Claudio viendo unos reportajes sobre cine porno y colándome en su cama a las dos de la mañana muerto del cansancio. Claudio no daba creditito al ver como, sin preguntar ni nada, le hacía la tres catorce, y me metía entre sus sábanas a estreno para ponerme a roncar como una locomotora a los 30 segundos. El pobrecito no pudo pegar ojo y tuvo que dormir en el sofá con unos auriculares puestos para intentar huir de los ruidos infernales que salían de mi garganta.

Cuando no pudo más se bajó a por churros y todo... Y yo cuando me levanté me los encontré ahí, delante mía... Claudio es un amor; le jodo la noche y el me trae churros... Qué arte...

Como colofón a la semana, recibí una triste noticia: una tía abuela mía había muerto. Yo no estaba muy seguro de quien era, la verdad, pero mi madre estaba muy afectada, y sus polluelos debíamos acompañarla en el trance. Conclusión: chúpate dos horas de cola en la estación de Atocha para sacar billetes del AVE a las 7:30 del domingo, que implica levantarse a las 6:00, que de todos es sabido que es una hora muy buena para empezar el día del Señor.

Como me tenía que levantar tan prontérrimo, solo me dio tiempo a pasarme un ratín por la fiesta I Aniversario JeNeSaisPop, pero fue suficiente para bailar desaforadamente con las pinchadas, magistrales por cierto, de Claudiopiscu y Farala.

El domingo estaba a las 9 y media de la mañana en Córdoba, con un sueño atroz, y un dolor de hombro inenarrable, pero cumpliendo con mi deber de hijo. Era una circunstancia especial, porque nunca antes había asitido a un funeral o un entierro; cuando era niño me mantenían al márgen, y más de mayor no se ha muerto nadie diréctamente relacionado conmigo. Toco madera.

Llegamos al tanatorio y allí fue la primera vez que miré a un muerto a la cara. No me impresionó. Lo que me impresionó es darme cuanta de que no tenía ni repajolera idea de quién era esa señora. Luego ya por conversaciones que iba oyendo me ubiqué un poco. Lo que ocurre es que yo soy un hijo no deseado (o bueno, no buscado, que es más políticamente correcto), y llegué muy a destiempo, con lo que tengo poco trato con mi familia no inmediata. A eso se le suma que las ocasiones de ver a mi familia materna han sido escasas. Y sobre todo esto hay que añadir mi habitual desinterés y pasotismo por todo, que es muy fuerte. Todo esto se resume en que estaba en el velatorio de una señora que no sabía quien era.

Cuando ya até cabos, caí en la cuenta de que a esa mujer la había visto unas dos veces en mi vida, pero que ya podía situar en el tiempo y en el espacio. ¡Qué alivio!

Después del tanatorio nos dirigimos a la misa de corpore insepulto que se celebraba como funeral. Aquí me ocurrió algo muy extraño.

Por un lado está el hecho de que a mí las misas me sientan como un frasco de Orfidal directamente inyectado en el cerebro. Por otro está mi total y absoluta falta de empatía social, que hace que me la suden las desgracias ajenas y que igualmente me resbalen sus alegrías, lo que me convierte técnicamente en un cabrón sin corazón. Pero misteriosamente este domingo en la iglesia se obró el milagro.

Mi madre salió al púlpito a leer la semblanza de su tía. Para los que no lo sepáis, como me ocurría a mi hasta ayer, una semblanza son esas palabritas que se dicen en los funerales y que resumen la vida del difunto. Pues bien, mi madre se puso a hablar, muy entera, y de repente se me empezó a formar un nudo en el estómago que derivó en un torrente de lágrimas. Oía a mi madre hablar sobre su tía, de algunas cosas que yo sabía y otras que desconocía por completo, y no podía parar de llorar.

Resulta que mi tía abuela se tiró postrada en una silla de ruedas al principio, en una cama al final, durante todo el tiempo que separó sus treinta años, edad en la que se quedó paralítica por una meningitis mal curada, de sus ochenta y siete, edad en las que dejaba este mundo. Yo sabía que estaba paralítica, pero no tenía ni idea que lo estaba desde hacía tanto tiempo... Luego me entero de que viajó a Lourdes a intentar que se obrara el milagro, pero que nada, que no se obró. Ella, en vez de desilusionarse, como hizo el resto de la familia (son todos profundamente religiosos, pero en plan bien, no en plan secta), les dijo a todos que por supuesto que se había obrado un milagro, distinto del que esperaban, pero igual de bueno, que consistía en la aceptación feliz de su enfermedad.

Y así vivió hasta el final, inmovilizada pero feliz, y dando cariño a todos los que la rodeaban y la cuidaban, en vez de convertirse en la típica vieja impedida amargada por su situación, que lo paga con la gente que la cuida, que es una cosa muy común, aunque comprensible por otra parte, lo que no quita importancia al hecho de que mi tía fuera precisamente lo contrario.

A vosotros esto os sonará a pastelada de folletín, pero a mi me ha dejado muy tocado la experiencia. Fui al entierro de una señora que me daba igual, y volví lamentando de corazón su muerte. ¿Será que ya no soy un hijoputa desalmado? ¿¿Se habrá obrado en mí otro milagro-milagro?? No os quiero comentar la llantina que me entró en el cementerio viendo las tumbas (había una de un bebé de dos mesecitos llena de sus peluches), y leyendo los epìtafios de los nichos. Había una lápida que me gustó especialmente. Era muy sencilla, de mármol negro, y aparte del nombre del fallecido, rezaba solamente siguiente cita de Juan Ramón Jiménez:

"Y yo me iré, y los pajaros seguirán cantando..."


Me quedo con esa frase. Hasta mañana. Besos en las ingles.

lunes, octubre 02, 2006

Las 10 series de mi vida. Segunda Parte

6. Farmacia de guardia

Pues sí, así es. Podéis ponerme a parir. Podéis sugerir que me he vuelto loco, pero la serie de Antonio Mercero por antonomasia (exceptuando por supuesto Verano Azul, que me pilló demasiado pequeño hasta la vigésimoprimera reposición) me tenía enganchado perdido. Y a vosotros también, no me contéis milongas. No me acuerdo cuando lo ponían (¿puede ser que fuera los miércoles?) pero sí sé que ahí estaba yo como un clavo en cuanto sonaba la sintonía de entrada. Quería que Concha Cuetos fuera mi madre, que Pili fuese mi hermana mayor e incluso me quería tirar un poco al camarero macarra del bar de enfrente. Además, una de mi cole salió en un capítulo y el gordo amigo de Guille era del colegio de al lado, con el que estábamos enemistados (y nos pegábamos y eso). Farmacia de Guardia se incluye en el grupo de los destacados por meter a alguna estrella invitada en cada capítulo vestido de pordiosero.

Os gustabaaaaaa. Os gustaba muchoooooo. Confesad perrillasssssssss...

7. Los Simpsons

Evidentemente, la que ha sido elegida mejor serie de animación de todos los tiempos no podía faltar en esta clasificación. He de reconocer que los primeros capítulos no me hacen mucha gracia, e incluso me ponen muy nervioso por la cutrez de los dibujos primigenios, pero en cuantito cogió carrerilla, esta serié despuntó la mires por donde la mires. Usuaria de un humor ácido como pocos, sin caer en lo zafio como South Park (que también me encantan, ¿eh?), en toda la duración de su programación ha tenido tiempo de dar un repaso a todos y cada uno de los clichés de la vida de una familia media americana. He llegado literalmente a llorar de risa con algún capítulo, sobre todo con los que tienen como protagonista a Montgomery Burns. Mi personaje favorito de la familia es Marge (que sí, que Homer es el mejor, pero es que siendo el personaje principal pues es difícil fijarte en los demás, que también lo merecen), que tiene unos puntazos muy, muy serios, y el hecho de que su pasado sea de adicta al juego le da un rollo muy guay. La familia amarilla de cuatro dedos puntúa alto por no dejar títere con cabeza.




8. 24

Mira que sólo he visto las tres primeras temporadas, y me quedan todavía dos (¿quién me las presta en DVD?), pero la serie protagonizada por Kiefer Sutherland aka Jack Bauer, ha sido, de lejos, la que más clavado en el sillón me ha tenido. La primera de las temporadas que ví (que por cierto fue la segunda, por lo que automáticamente me jodí yo solito el final de la primera), me tuvo, a mí y a mi amigo Yuu, con los ojos abiertos como platos desde el primer capítulo hasta el último, sin interrupción. 24 horas en tiempo real (bueno, 18, que no había anuncios). Sólo nos levantábamos para mear. Aún no he visto una serie de acción e intriga que consiga tener al espectador más pendiente que en esta. Yo no soy para nada de películas de tiros y explosiones, pero esta serie es otra cosa. La única pega que le veo es ese personaje ultraabsurdo y metido con calzador que es Kim Bauer. A ver si se la cargan o algo. 24 triunfa como mejor serie de acción por haber sido la inspiración para el juego de misterio y aventuras callejero que mis amigos me preparon por mi cumpleaños y que por supuesto yo protagonicé como Agente Especial Ann Bauer. Eso sí que tuvo arte. Además me recuerda mucho a mi experiencia Erasmus.



9. Queer as Folk

Vale. No es para nada la mejor serie de la Historia, pero esta es una clasificación de series que han marcado mi vida, y la incluyo porque me sale lapeparcoño. Con las historias y los personajes que rellenaban sus capítulos he llorado, me he reído, me he emocionado como una perra, y, sobre todo, me he visto asquerosamente reflejado. Es posible que esto me convierta en una marica de manual, pero qué le vamos a hacer, así por lo menos será más fácil entenderme.
Yo fui el adolescente insoportable que encarna Justin, yo fui/soy la zorra sin escrúpulos que representa Brian, yo busco el amor de mi vida como hace Mickey, yo me siento diferente como se siente Ted y a veces incluso me convierto en la loca de Emmet. Lesbiana no soy, pero viendo a Mel y a Lindsay me gustaría un poco. Si la serie trata un topicazo detrás de otro, que no digo que no, me declaro el tío más tópico sobre la faz de la tierra. Pero desde luego, tópica o no, esta serie aparte de hacerme disfrutar, me ha hecho reflexionar sobre bastantes cosas de mi vida. Queer as Folk me ha seducido por ser un retrato de mi persona multiplicado por cinco. Al lorito la cutrez de la cabecera.




10. Family Guy

Y hemos llegado a la décima, a la más actual de las series que me han robado el corazón. Family Guy es sencillamente la serie más bestia, salvaje, irreverente y graciosa que ha dado la televisión desde la creación de los Simpsons. La verdad es que hay veces que hasta he sentido un poco de remordimientos al reírme con algún chiste de mal gusto, pero chico, si me he reído con los chistes de Miguel Ángel Blanco no veo por qué no voy a poder hacerlo ahora. A los creadores de Family Guy (traducido como Padre de Familia) les da igual ocho que ochenta: que el capítulo va de SIDA, pues le cantan una canción de varietés a un enfermo en su cama que cuenta como lo que padece es un SIDA como una catedral, no un simple VIH. Y como esto todo. Concretamente ayer vi como dos tetrapléjicos mantenían relaciones sexuales tumbados en la cama con la silla de ruedas y todo gimiendo y diciéndose lo que se harían con el software de voz accionado por los movimientos de sus pulgares. Lo dicho: MUY JEVI. No podéis/debéis perdérosla (la ponen en la FOX). Family Guy se erige como serie del momento por haber conseguido que me mee de risa en los pantalones, en el sentido más literal de la expresión. De esta pongo un par de videos porque me gusta taaaaaanto, taaaaaaaanto... Eso es todo. Espero que alguno coincida conmigo.






Besos en las ingles.