martes, junio 14, 2005

Las Noches Blancas de Copenhague

El día 23 de Junio es el día más largo del año aquí en Copenhague. Y aquí decir día más largo es más de lo que muchos se piensan. Es tan largo tan largo que no hay noche... Desde hace ya unos meses, al salir de un garito a las 4 de la mañana te encontrabas que ya era insultantemente de día, con lo que eso afecta a los mecanismos mentales de un crápula como Flat y como yo. El problema es que este fenómeno ha ido a más cada día y desde hace una semana o así lo más de noche que se llega a poner el cielo es azul clarito. Si miras a un lado sí que es de noche noche, pero al otro se ve naranja como si la puesta de sol nunca acabara... a las dos de la mañana...

La verdad es que es una visión super rara e inquietante. Mis padres lo habían visto en San Petersburgo y a mi me daba muchísima curiosidad lo de que nunca fuera totalmente de noche. Lo que pasa es que aparte de bonito es un poco puñetero, porque tengo el reloj biológico como las maracas de Machín. Eso de que si te entretienes demasiado con el ordenador o viendo Friends por la noche y al irte a la cama miras por la ventana y entra la luz a raudales acaba por desquiciarte un poco. Consecuencia: algunos días no duermo casi nada y otros como hoy me encuentro que me he cascado 11 horas durmiendo como un campeón...

Bueno, esto es ahora. En invierno era casi todo lo contrario. A las 9 y media de la mañana todavía no había amanecido del todo y a las 2 de la tarde comenzaba a anochecer. Era realmente asqueroso. La sensación de levantarte otra vez de noche después de una buena farra hace que te sientas lo peor del mundo...

En fin, que ahora estamos con 20 horas de luz intensa al día. Bueno, intensa sólo en la teoría, porque en todo el puñetero mes de junio solo ha hecho bueno un día. Todos los demás con frío, nublado y/o lloviendo. Esto ya no puede seguir así. He de volver a España de mis amores donde todo es sol y playa y toros y sevillanas. Además se me vuelve a acabar el dinero (y mira que no hago nada) y cuando le diga a mi padre que por favor me ingrese más le va a adar una hemiplejia facial...

Cambiando a otros temas y otras cosas tengo que comentar que este finde hemos estado Flat y yo en dos fiestas (ambas conseguidas por él porque es muy popular y tiene muchos amigos en todas las esferas). La primera era una fiesta del compañero de piso de Antonella, al que le habían robado el portátil, y el objeto de la misma era recaudar fondos para comprarse otro... La fiesta un poco surrealista, con un video DJ pinchando en el salón y poniendo unas proyecciones increíbles en la pared y unos cuantos moros más salidos que el pico de una mesa buscando carne de hembra a cualquier precio. Luego nos fuimos a la segunda fiesta privada de cumpleaños de Henrik, un amigo bastante mono de Jesper. Estuvo muy requetebien, me gustaba todo el mundo y me metí varios miles de cervezas entre pecho y espalda porque Henrik me perseguía diciendo que no estaba bebiendo lo suficiente (yo pensaba, da igual, si ya te lo has bebido tú por mí, que vas más pedo que Alfredo). Por fin conocí a Jesper que es un encanto, la verdad, así que no pudo salir mejor. Al final me fui de marcha con un americano de Maine que me encantaba que no me hizo ni puto caso y con mi antaño archienemigo Mike, que al final resulta que no es tan imbecil sino que está un poco solo.

Sólo me queda destacar que, diga Flat lo que diga, el muy perro se apuntó el mérito de la tortilla de patatas y el CD de musiquita española que llevamos. El dice que no, pero la realidad es que todas las felicitaciones se las dieron a él. Yo muy discreto, en segundo plano, como Letizia, con una gran sonrisa en mis labios. Bueno, que fue una fiesta guay en resumidas cuentas y que la verdad es que me hacía falta.

Eso es todo por hoy queridos niños. No dejen de sintonizarnos.

Besos en las ingles.

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