miércoles, marzo 30, 2005

Charlie y el laboratorio de chocolate


Quiero algo que sea una sorpresa, un juguete y que tenga chocolate...

Una vez más me quedo más solo que la una en el laboratorio y aún me quedan dos horas para tomar la última muestra. Qué desesperante. Además he decidido que el proyecto que estoy haciendo es un coñazo y mis resultados van a ser una basura. En fin, qué le vamos a hacer, lo tendré que acabar tarde o temprano si quiero ser ingeniero antes del cuarto milenio...

En mi laboratorio no se oye ni una mosca, de verdad que se te cae el alma a los pies. Es lo que tienen los daneses, que no hablan si no estan cocidos como piojos, y cuando lo están te dan la plasta hasta que te cortas las venas, preferentemente a mí o a Flat si estamos presentes. Desde hace un tiempo me he acostumbrado a esperar a Flat (que siempre llega tarde) en los bares simulando una conversación telefónica hasta que llega, dure lo que dure, para no dar al danés borracho de turno la más mínima posibilidad de establecer contacto verbal. La última vez que lo hice, el borracho que en ese momento me acosaba se limitó a hacerme fotos con el móvil (y sin pagar ni derechos de imagen ni ná, tocate los huevecillos) al ver que hablar conmigo iba a ser más difícil que pellizcar un espejo. Por cierto que el truco de simular una conversación, a ser posible subida de tono y con algún grito de cuando en cuando también sirve para salir de IKEA con la mochila repleta de gilipolleces inservibles mangadas y sin dar oportunidad a la cajera de sugerir que abras la mochila.

En serio que lo del silencio de los daneses es muy fuerte. El tío que trabaja enfrente mío, que se llama Anders y que estoy seguro que no tiene ni idea de cómo me llamo yo, se pasa el día observándome por el rabillo del ojo, y cuando le devuelvo la mirada se pone enseguida muy atareado a hacer sus cosas. Será cabrón! Con toda la inseguridad que tengo en el laboratorio que me da miedo hasta enchufar el agitador magnético no sea que me lo cargue, y este desgraciado blanquecino mirándome como si todo lo que hago lo hiciera mal. En realidad que estuviera haciendo todo mal no sería nada improbable, pero cojones dímelo y no te quedes ahí callado como una puta riéndote de mi por dentro. De todos modos mira, yo un día me iré de aquí y tu te quedarás siempre porque eres danés y es lo que te toca. Y te acabarás suicidando de la poca luz que hay (informo/recuerdo a los lectores que Dinamarca tiene la tasa de suicidios no se si más alta de Europa o del mundo, sus razones tendrán). Por lo menos el Anders este antes ponía la radio y tal, pero ya no la pone y a mi me da palo porque soy el nuevo y me da palo hasta pedir cloroformo cuando se me acaba, no te digo ya poner música y romper la paz reinante.

Luego están mis supervisores que son chinos, chinísimos, chinérrimos, que se llaman Xuebing Xu y Guo Zheng. A Mr. XX todavía se le entiende, pero lo que es al otro... joder, ni papa pero ni papa. Hay veces que se tira hablando durante 5 minutos y sólo le cojo palabrillas sueltas. De todos modos cada vez le entiendo mejor porque me voy acostumbrando a su dialecto del inglés-pekinés. Cuando ya lo domine lo voy a poner en mi currículum: Nivel alto de comprensión oral del inglés-mandarín. A modo de ejemplo: Chain Length lo pronuncia como un claro y nítido Cha-rol. Y como eso todo.

Hoy ha salido a colación el tema de la nueva película de Tim Burton, que será Charlie and the Chocolate Factory. Está basada en el libro homónimo de Roadl Dahl que hizo las delicias de mi infancia. Me lo leí mil veces del derecho y del revés porque es el mejor libro del mundo, y para un amante de los dulces (y salados) como el que suscribe, no puede ser más sugerente. Acabé con úlcera de tanto segregar jugos gástricos. Como soy tan fan fatal de este libro, mi crítica con lupa a la película va a ser feroz, así que ya lo puede hacer bien Tim Burton, aunque he visto el trailer en internet y pinta muy bien, con muchos colores y tal. No obstante, para empezar tengo ya un pero a la película. El papel principal, Willy Wonka, está interpretado por Johnny Depp, actor fetiche de Burton donde los haya, que es un actor cojonudo y me encanta pero... WILLY WONKA TIENE QUE SER UN HOMBRE MAYOR!!. Si no, el libro no tiene sentido y hasta aquí puedo leer sin joder la peli. Este hecho me hace pensar que a lo mejor el director ha hecho una versión libre y se ha pasado el libro por el forro de los coj, digo por el arco del triunfo, como pasó con La Historia Interminable, que de un libro maravilloso salió una bazofia insuperable. En fin, que esto es hablar por hablar, y hasta que no la vea tampoco puedo emitir juicio de valor.

Pues esto es todo por hoy, queridos niños. Mañana más.

Besos en las ingles.

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