martes, septiembre 20, 2005

Las chicas del hombre del piano

Bueno, pues ya estoy otra vez aquí presionado por las violentas exigencias de actualización de algunos lectores.

Han pasado muchas cosas que no me voy a poner a recordar porque no me apetece y otros bloggers ya las han contado muy bien, así que me las ahorro. Dicho esto, retomaré la crónica social desde hace poco.

Fui al estreno de Ausentes de Daniel Calparsoro, y menos mal que por lo menos había famoseo al que criticar, porque la película fue un tostón de cuidado. En realidad más que coñazo, es una copia cutre de otras películas de terror. Hay un momento en el que las resemblanzas con El Resplandor ya sobrepasan el límite de lo admisible... No lo cuento por no joder nada al que quiera gastarse su dinero en verla (yo fui gratis gracias a Dior), pero os aseguro que sabréis a qué escena me refiero cuando la veais...

Cambiando de tema, y como mis hermanas y yo somos unos tíos super enrollados, nos vestimos de payasos para el tercer cumpleaños de mi sobrino L. La verdad es que nos lo curramos mogollón y nos quedó el conjunto espectacular. El problema es que a esas edades resulta que los niños se jiñan encima con los payasos, y según entramos chillándo el "¡¿Cómo están ustedes?!" se pusieron a llorar y salieron despavoridos a cobijarse entre las piernas de sus madres... Nosotros nos miramos con cara de "¿Qué hacemos?, ¿Nos vamos?", pero al final, después de insistir un poco y de regalar caramelos y poner una piñata y tal, conseguimos ganarnos su confianza. A partir de entonces ya fue todo tirarnos de la peluca y descubrir el mecanismo oculto que hacía brotar agua de la flor de la Payasa Florita. Por cierto que yo era el Payaso Gonso. Mi otra hermana ni siquiera se puso nombre, y lo único que hizo fue comer sandwiches de nocilla y beber cerveza echándose un pitillo, porque decía que le daba un poco de corte todo el tema. Es por esto que suponemos que no fue la favorita de ningún niño. En cambio nosotros nos repartimos la admiración de todo el niñerío, que nos seguían como si fueran groupies.

En conclusión, que al final fue un éxito, y que como los trajes y complementos costaron una pasta, creo que va a haber payasos en los cumpleaños de mis sobrinos por mucho tiempo. Por cierto, el cabrón de mi sobrino, que es más listo que el hambre se dio cuenta perfectamente de que éramos nosotros maquillados, así que sospecho que se va a enterar de lo de los Reyes Magos en la próxima cabalgata...

Ayer fui a asaltar Inditex y comprármelo todo. La verdad es que estoy muy contento con mis nuevos vaqueros y mis camisetas y mis calzoncillos y mis zapatillas. Todo por un precio estupendo. Me he comprado las cosas de dos tallas distintas pensando en el futuro, porque acabo de empezar una dieta que me va a convertir en un pibón de quitar el hipo. Ahora tengo unos vaqueros que me están bien, y otros que me petan un poco, pero en unos meses tendré unos que me están bien y unos holgados... Y los pezones me dejarán de rozar con las camisetas... Ya vereis...

Cuando volvía yo a casa maltrecho por el peso de las bolsas, cómo si de Melanie Griffith saliendo de Elena Benarroch se tratara, recibí una llamada urgente de Poncho, que tenía 4 entradas gratis para el concierto de Iván Ferreiro. A mí este hombre me la suda un poco (me gustaban Los Piratas, pero él en solitario me aburre ligeramente), pero la palabra gratis resonó con fuerza en mis oídos, así que llamé a AGdP y nos metimos cada uno en sendos taxis rumbo al teatro, porque el concierto empezaba en un cuarto de hora. Conseguimos llegar a tiempo y regalé las dos entradas que me sobraban, muy altruista yo, subiendo inmediatamente en varios puntos mi índice de popularidad entre los asistentes que se habían quedado sin entradas. Al final el concierto ni fu ni fa, pero bueno, alguna canción me sonaba, y como a AGdP le gustaba mucho, pues en conjunto bien. Nos encontramos por casualidad con Miss Arboleda que estaba con su flamante novio enamoradísima ella, y acordamos pasarnos luego por su bar, que será explicado con detalle al final de este post.

A la salida nos juntamos con Warrior que vió en concierto con una amiga en concepto de periodista acreditado y refán, y nos fuimos a comernos unos temas y unas cosas al VIP'S. Acabado esto Warrior se piró al extrarradio y AGdP y yo nos fuimos de picos pardos. Nos tomamos una en el HOT, para ver un poco de osismo, pero nos fuimos inmediatamente, porque de lo que nosotros éramos realmente fans era del karaoke del novio de la Miss.

Bueno, en estos momentos yo todavía pensaba que íbamos a un karaoke. Sabía que el sitio era extremadamente rancio y enfocado a los sexagenarios, pero resulta que el sitio no era karaoke, sino Piano Bar, es decir el flamente novio alternándose con otro tocando el piano, y los clientes arremolinados alrededor del piano en plan Cine de Barrio... Mientras nos chuzábamos un poquito para pasar el trago, nos entró una señora increíblemente borracha y difícil de entender, y nos intentó encasquetar a su amigo marica-pero-dentro-del-armario. Nosotros nos quedamos un poco aturullados y sólo conseguimos responder soltando una risita nerviosa y cambiándonos a otra esquina del piano. Con el punto ya cogido empezó el festival de coplas, tangos y rancheras que se cascó AGdP para mi completo estupor. El chico la verdad es que lo hizo muy bien y las señoras se volvieron locas aplaudiendo y vitoreando. Yo sólo me atreví con El Hombre del Piano (que pegaba mucho con la situación) y con Cantares de Serrat (con recital incluido). Me temblaban las piernas y todo, pero la conseguí salvar y me aplaudieron mucho también, aunque menos que a AlvaritoGafasdePasta... En fin, que fue una experiencia mística que definitivamente tenemos que repetir, pero cuando seamos ricos, que por las copas nos pidieron un riñón y las dos córneas.

Y hasta hoy, que he vuelto a darle otro varapalo a la tarjeta en H&M en forma de calcetines y complementos a rayas. Con las ansias consumistas moderadamente aplacadas (aún he de hacerme unas zapatillas amarillo limón que me susurran Cómpranos sibilinamente...) fuimos a ver a Elda y a Silvia que estaban en un café muy mono pero extrañamente silencioso. No poder comer los kikos que te ponían me mató un poco, pero todo sea por mi futura buenez. Tras esto directamente a casa, que salir hoy también era un poco de mal gusto.

Y eso es todo por hoy. Seguiremos informando en su blog amigo. Mientras tanto, besos en las ingles.

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