miércoles, julio 13, 2005

No hay nada más cutre que lo mío

Hoy vamos a hablar de cosas cutres o cuando menos peculiares.

Probablemente lo más cutre que he hecho en mi vida es lo que voy a relatar ahora. Estaba yo en 6º de E.G.B., unos 12 años, osea que era un mico. No obstante no intento justificarme con esto de la edad. Lo que hice fue cutre, cutre.

Todos mis amigos tenían Game Boy. He de recalcar que en aquellos años la Game Boy era como el iPod es ahora. Había que tener una, o simplemente eras un pringao. Evidentemente, yo no tenía, ergo era un pringao. Mis padres nunca me la comprarían debido a los problemas de ludopatía que sufría que ya he relatado en anteriores posts.

Se acercaba la fecha de mi cumpleaños y uno de mis amigos sugirió que porque no me compraban una Game Boy. A mí no se me habría ocurrido nunca, porque costaba 13.000 pesetas y eso era una pasta para niños de esa edad. El caso es que insistieron mucho y yo terminé aceptando, y considerando que yo bien merecía un regalo así. Hasta aquí todo más o menos bien. El problema es que a partir de entonces me obsesioné con la Game Boy y empecé a caer, lenta pero inexorablemente, en el más cutre de los comportamientos. En honor a la verdad he de decir que mis amigos me dieron la idea, y me empujaron a ella, pero una vez más, no tengo excusa. El caso es que decidí que invitaría a 13 amigos y que cada uno de ellos pondría 1000 pesetas. Sí, queridos amigos, decidí cual iba a ser mi regalo y cual iba a ser la cuota que mis pobres invitados tendrían que pagar para asistir a mi fiesta. ¿Está quedando suficientemente cutre?. No, aún no.

Lo más cutre vino luego, cuando la fiesta se iba aproximando demasiado y mis invitados se retrasaban en los pagos. Es ahí cuando me ví obligado, ayudado por mis secuaces, a presionar a mis otros amigos y acosarles con el tema del dinero, hasta que llegué al punto de presentarme en sus casas a pedirlo... ¿No es absolutamente espeluznante? Si el niño no estaba, me abría la madre y le explicaba a ella el problema. Ella acoquinaba religiosamente, y a buen seguro acto seguido le prohibiría terminantemente a su hijo volver a verme. Yo lo hubiera hecho...

El caso, es que conseguí reunir el dinero y fui yo mismo a comprarme el regalo. Pedí que me lo envolvieran y se lo di a uno de mis amigos/extorsionadores para que lo llevara a mi fiesta, dos días después... Mi interpretación de "!Gracias, gracias, os habéis pasado!" cuando abrí el paquete delante de mi madre fue magistral, de Oscar vamos... Había perdido toda traza de dignidad, pero tenía una Game Boy.

Poco tiempo después se la presté a un amigo a cambio de unos juegos de ordenador (Amstrad 6128) y acabé vendiendo el ordenador con todos sus juegos... Evidentemente nunca volví a ver la Game Boy que tanto esfuerzo y dignidad me había costado... Por favor, seguid visitándome. Esto pasó hace mucho tiempo. Ya no soy así...

Algo menos cutre, aunque sí absurdo, es la forma de perder el tiempo cuando tenemos que estar escribiendo el proyecto que hemos inventado Yuu y yo esta mañana. Se trataba de intentar recordar los nombres y apellidos, calle, y número de lista de los 40 integrantes de nuestar clase de 5ºEGB letra D. Es muy friqui admitirlo, pero nos hemos acordado de todos, con sus dos apellidos y su dirección... Es genial como somos capaces de acordarnos del segundo apellido de la gente con la que nunca hemos tenido trato...

Por último voy a daros una lista de alguna palabras que usamos en mi casa, que, fuera de la frontera de nuestro hogar no usa nadie, y que por lo tanto hace las delicias de mis amigos, que se mean de risa cuando me oyen a mi o a algún integrante de los O'Nadada decirlas.

1. Telefonario: esta es la estrella. Telefonario es el listín de teléfonos, la agenda para el resto de los mortales. El problema es que en mi casa el listín son las Páginas Amarillas y agenda es la típica agenda con fechas, con lo cual nos tuvimos que inventar esta variación... Hasta hace poco yo convencidísimo de que ésa era la palabra correcta para designar a ese cuadernillo de plástico negro...

2. Cancela: Esto es la puerta de la verja metálica de mi chalet. Juro y perjuro que es la palabra correcta, pero nadie me cree y soy motivo de burlas cada vez que la uso.

3. Frus-frús: Esta es susceptible de miles de variaciones en cada hogar. Existe el fru-frú, el fri-frí, el flís, el flí, el fli-flí... Sí amigos, me refiero al aparato usado para atomizar líquidos tales como el limpiacristales... ¿Cómo se llama en vuestra casa?

4. Machucar: Término empleado para designar el hecho de dar golpes a una fruta hasta que se pone blandengue y empieza a oscurecerse...

5. Buyer: Es la forma en que mi querida madre se refiere al Burger King

6. El d'ese/la d'esa: Estos términos le sirven a mi padre para referirse a prácticamente cualquier cosa, y cambian el significado dependiendo del contexto situacional. Así por ejemplo "Cierra la d'esa!" puede significar "Cierra la nevera" si estás en la cocina, o "Cierra la ventana" si es invierno y estás en tu habitación. Os podeis imaginar el pánico que me entra cuando me llama por teléfono y me dice "Mira en mi cuarto que me parece que me he dejao el d'ese"...

7. Gorrioncillo viudo (o pingüinillo viudo): Términos cariñosos con los que mi madre me suele llamar cuando está de buen humor.

8. La Bladequer: Es la taladradora para hacer agujeros en las paredes. Creemos que proviene originariamente de la marca Black&Decker, pero es simple cábala etimológica.

9. Me voy a cortar las venas!: Es la frase que mi hermana utiliza para expresar que se lo está pasando muy bien. Yo le insisto que quiere decir precisamente lo contrario, pero ella erre que erre...

10. Elesedé: Significa ADSL, pero mi madre tras 3 años aún no lo ha pillado.

Se que en vuestras casas también tenéis palabros. Os invito a que me los digáis...

Esto es todo por hoy. Besos en las ingles.

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