Ayer estuvimos en la cena de despedida de Ione que se va ya de vuelta a España. La verdad es que a lo tonto a lo tonto el año se está yendo de puntillas y casi no nos damos cuenta. Sólo te percatas de ello cuando hay otra fiesta u otra cena de despedida. Otro más que ya ha acabado. Ya queda menos. La verdad es que está siendo un año increíble, pero la idea de volver a España cada vez se hace más atractiva, como si lo que viniera a hacer aquí (aparte de evidentemente acabar la carrera) ya lo hubiera hecho... No sé, a lo mejor cuando vengan mis amigos en Mayo se me renuevan las energías y me quiero quedar más tiempo. Que nadie piense que estoy de bajón porque para nada, bastante me he lamentado ya en los últimos días. Simplemente es que cada vez es más evidente que echo de menos España...
Anyway, la cena estuvo muy bien. Esta gente tiene un casote impresionante. En la cocina se podría hacer el Baile de la Rosa y el baño es como para filmar una película porno... Pues eso, que se curraron unos aperitivitos de guarrerías sencillas pero deliciosas a la vez y nos echamos bastantes risas haciéndonos fotos y tal. Michele hizo una pizza casera que le salió muy requetebién y nos pusimos todos hasta las patas. Todo iba bien hasta que Flat me enseñó las fotos que nos habíamos hecho por la tarde...
Ayer por la tarde estuvimos Flat y yo dando un paseo por el centro, haciendo unas compras (preciosa camisa la de tréboles, por cierto) y flipando con el tiempo. Daban ganas de desnudarse y ponerse a tomar el sol. Flat quería que le invitara a un helado, pero en vez de eso nos pillamos unos gofres. Yo pedí claramente sólo uno para compatir, pero la tía me puso dos, y como yo no se decir que no, pues me callé, pagué los dos gofres y nos fuimos un poco jodidos por el incidente pero a la vez contentos con toda la grasa que aquello llevaba dentro. De repente yo me acabé mi gofre, cuando siempre es Flat el que se acaba la comida antes y empieza a comerse la mía. Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que me comiera lo que le sobraba, que ya no quería más. Yo no daba crédito, porque verdaderamente era éste un hecho singular de los que pasan sólo una vez cada lustro, y decidimos hacerme una foto con cara de "¿Pero qué pasa?, ¿Qué invento es este?", así como de flipar, de no dar crédito. Bien, pues esa es la foto que me enseño en casa de Ione.
De repente la ví, estática, fría y acusadora. Esa foto mostraba mi cara hinchada como una pelota, absolutamente esférica y con un papadón que como me afeite la perilla que la disimula, me retiran la palabra hasta mis padres...
Me ví gordísimo, muy gordo de verdad. No es que de repente me haya puesto debu (gordo dicho con desprecio en japonés), porque siempre he sido de naturaleza gordita, el típico gordito simpático, pero lo que ví fue mucho. Aquí hemos engordado todos, y yo sabía que yo no iba a ser distinto, pero esa foto fue como una superbofetada. Así no puedo seguir. Me voydentro de una semana a Madrid al bautizo de mi sobrino y no voy a caber en el traje ni de puñetera casualidad. Mis hermanas me van a meter una cañita con el tema que no me apetece nada. Y sobre todo es que a mí, que normalmente me da igual ese tema, ya se me ha encendido el piloto de alarma, y eso ya es grave...
Por supuesto, la tarta ya ni la probé y a partir de entonces estoy a dieta estricta. A ver cómo me va. Quiero comments de ánimo ya, que los voy a necesitar!!!
Besos en las ingles.
P.D. El título significa Gordo de Mierda! que tiene más fuerza que debu a secas.
miércoles, abril 13, 2005
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