Una fiebre trabajadora se ha apoderado de mí. La intranquilidad de no saber que va a ser de mí en los próximos meses dado que no se si tendré que alargar mi estancia aquí, porque el proyecto no lo acabo a mediados de Junio como dije al principio ni de puñetera coña, se ha metamorfoseado en delirios currantes. Ayer después de llegar de marcha a las 4 y pico, me senté delante del ordenador a currar como un campeón hasta las 7 y media de la mañana que me acosté... Y hoy me he levantado y de la cama a la silla del escritorio... El jueves hice lo mismo. No sé, estoy cambiado, y excitado a la vez con esta nueva faceta mía. También es verdad que mañana es el día Rent y bien sabe Dior que no voy a hacer ni el huevo en todo el día, así que más me vale tener cositas preparadas para llevar el lunes a la universidad.
Cambiando a otros temas y otras cosas tengo que comentar que qué geniales son las peleas entre amigos si luego hay bonitas reconciliaciones. Todas las historias tienen presentación de los personajes, desarrollo, nudo y desenlace. Pues bien, ayer tuvimos Flat y yo el primer nudo de nuestros 8 meses de historia, vamos, una buena pelotera por teléfono. Las causas me las ahorro porque no viene a cuento airearlas por aquí. Los trapos sucios se lavan en casa. El caso es que nos pusimos muy nerviosos y (yo por lo menos) gritamos de más. Cuando colgamos yo me quedé fatal (me consta que él también) y como no soporto estar de malas con gente que me importa decidí plantarme en su casa así de sorpresa para hacer las paces.
La gente de mi casa me miraba asombrada cuando me vieron que me iba a su casa. La verdad es que somos como un matrimonio, con peleas típicas entre cónyuges. Por otro lado es lo que más me gusta de nuestra amistad, que sea así. Me dijeron Pablo y Michele, en plan de coña, que me llevara condones, para la reconciliación. Yo me reí y les dije que la verdad es que sí, que si mi relación con Flat tenía las cosas malas de un matrimonio, que por lo menos tuviera las buenas, que a ver si follábamos...
Bueno, coñas aparte, al final me planté en su casa, con una bolsa de Boca Bits Dild&Sour Cream a modo de caja de bombones para hacer las paces. Y todo muy guay. Muy peliculero. Nos fundimos en un abrazo y todo quedó dicho explícita o tácitamente. No follamos ni nada, pero en cambio vimos Hedwig and the angry inch mientras nos bebíamos toda la cerveza del mundo. La peli me gustó sin darme espasmos de placer, y que desde luego no es lo mismo que un polvo, pero bueno, estuvo bien.
Luego nos fuimos a petardear por ahí pero no fue una noche de demasiadas sorpresas así que me la ahorro. Los de siempre en los sitios de siempre.
Pues eso. Este post es una oda a la amistad, que hay que regarla todos los días, que si no pasa lo que pasa. Quien tiene un amigo tiene un tesoro, y yo con Flat tengo dos.
Besos en las ingles.
sábado, mayo 14, 2005
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