X Y y Z

Hoy pensaba escribir una entrada deprimente, acorde con mi estado de ánimo, para hacerme un poco la víctima y que todos os volcárais y me escribieses mensajes de apoyo, por que lo cierto es que la tanda de prendas de ropa maravillosas y a muy buen precio que me compré ayer (las zapatillas amarillas las sustituí por otras también amarillas pero mucho más bonitas) han tenido el efecto contrario al deseado. En lugar de haber sido motivo de secreción de endorfinas y opiáceos naturales por parte de mi cerebro para inducirme un estado de tranquila satisfacción y calma chicha, han derivado en una especie de inquietud y bajón que no me ha gustado un pelo. De repente me he empezado a comer la cabeza con lo mismo de siempre: que si estoy solo en el mundo, que si nadie me quiere, que si no hago lo que debería hacer (ni mucho menos lo que se espera de mí), bla bla bla. Todo esto derivó en meterme ayer por la noche un atracón de alimentos nada dietéticos que me ha dado esta mañana una acidez bastante considerable, aunque debo decir que durante el día he vuelto a la estricta disciplina de la espinaca y el pescado plancha.

Digo que pensaba hacerlo, pero no lo voy a hacer más que a modo anecdótico, porque me da pereza volveros a soltar la misma cantinela. En lugar de eso voy a escribir sobre el sueño que he tenido durante mi infinita siesta en el sofá. En realidad no debería contarlo, pero como me hallo inmerso en una vorágine autodestructiva, pues no calibro las posibles consecuencias de airear por aquí la privacidad de mis delirios oníricos. Vamos, que me da igual exponerme como en una escaparate (Como Ali hoy en su obra Gatas en Celo, a la qué debéis ir sin falta).

El sueño tenía lugar en un castillo, para variar, porque muchos sueños míos se desarrollan en un castillo desde hace tiempo, como aquél en el que me follaba salvajemente a Chenoa (¿Posibles interpretaciones?). Dice Flat que eso son influencias de Eyes Wide Shut, pero yo no me lo creo.

Bueno, el caso es que estábamos mogollón de gente ahí para participar en una gynkana-concurso tipo Imperio Kobra (el Imperio Kobra no sabéis lo que es, y a mi ahora me da pereza explicarlo, pero es una cosa con mucha gente, y muy divertida). De repente, antes de empezar el juego se oye un poco de revuelo entre los concursantes y me acerco a ver que pasa. Rodeados por un corrillo de personas, se hallaban tres bloggers de los que desconozco su apariencia física (no totalmente), pero que no me cabía ninguna duda de que eran ellos. Por supuesto no voy a dar sus nombres; les vamos a llamar X, Y y Z. Tengo que destacar que en mi sueño eran bastante feos, pero a mi me ponían muchísimo. Cada uno de ellos realizaba una tarea distinta. X estaba violando de mala manera a un muchachito que gritaba sin parar, mientras Y magreaba a X por detrás y Z lideraba los vítores y jaleos del corrillo de concursantes. Cuando me acerqué, Y me dijo que me incorporara, y yo ni corto ni perezoso, empecé a comerle la boca y a desvestirme, para regocijo de los espectadores, que se volvieron locos como si Z hubiese sido el regidor de la escena y sacase el cartel de "Applause". Cuando ya me estaba metiendo en materia, de repente se quitaron y X me dijo que siguera yo con el muchaho, y a mi me pareció muy bien (¿? A mi no me gustan los niñatos...) así que me puse manos a la obra (o más bien a la cadera).

En el momento de éxtasis cerre los ojos y al volverlos a abrir la gente había desaparecido en unos pocos segundos, pero eso no era lo que me parecía raro, si no que me hubieran robado descaradamente mi ropa, que consideraba una broma de muy mal gusto... En realidad no recuerdo mucho más del sueño, solo que me ponía a buscar desnudo a la organización del concurso para poner una reclamación... Creo que fue entonces cuando me desperté.

El sueño en sí no tiene demasiada gracia, pero como los protagonizábais algunos de vosotros me ha parecido una buena opción para sustituir el post trágico-plañidera que estaba preparando. Dicho esto, nada más.

Besos en las ingles.