Ya ha pasado una semanita desde que las fechas al final de los documentos acaban en 7 y de que todo es un poquito más caro. Ahora que me quedan escasas horas de vacaciones y que me hallo sumido en una discreta depresión, creo que es el momento de actualizar este blog.
Han pasado cientos de miles de cosas. He exprimido cada minuto de mis ansiados 10 días de vacaciones y la verdad es que ha estado genial. Por muchos motivos. Intentaré ser breve, o mejor dicho, no enrollarme como las persianas.
Comienzo de vacaciones
Básicamente los primeros 3 días antes de Fin de Año se pueden resumir en una sola palabra: EXCESO. Salí de marcha hasta que temblaron las piernas, comí hasta que los puntos de las muelas no aguantaron más y reventaron, me bebí hasta el agua de los floreros y follé poco, pero de extremadamente alta calidad. Vamos, que eché un polvo que cada vez que me acuerdo mojo la silla y se me salen los ojos de las órbitas. Probablemente a la otra parte interesada no le pareciera que fuera para tanto, pero para mí fue definitivamente El Polvo del Año 2006. Mmmmm, mejor vamos a cambiar de tema, que me pongo malo...
Por otro lado, como además de una perra viciosa, soy un tío ejemplar, me llevé a mi sobrino a ver un musical de Winnie The Pooh, que le gusta mucho, y el niño casi se mea en los pantalones del gusto. Lo malo es que, como lamentablemente mi sueldo es de vergüenza ajena, sólo pude comprar unas entradas de las de gallinero, de esas que estás tan arriba que como te descuides te caga una paloma en la nuca. Las consecuencias de esta circunstancia, aparte de que veíamos a los muñecos en el quinto coño, eran que mi sobrino me preguntaba continuamente cosas del tipo de "Tito, ¿por qué aquí no cae nieve y ahí abajo sí?", "Tito, ¿por qué los payasos juegan con los niños de abajo y les tiran cosas y aquí no pasa nada?. Cuando ya estaba a punto de contestarle “porque los niños de abajo tienen papás ricos y tú tienes un tío que con 27 años sigue en su casa y cobra un sueldo miserable con el que no puede pagar tu felicidad”, hubo suerte y al final a los homeless del primer piso nos tiraron una lluvia de papelitos y confetti y cosas así. Menos mal. Lo único malo es que el niño se emocionó tanto que empezó a vomitar las palomitas que se había comido sobre mi ropa recién lavada( a 3 euros la cajita con 4 palomitas, así que poco me faltó para obligarle a que se volviera a comer su propio vómito).
Han pasado cientos de miles de cosas. He exprimido cada minuto de mis ansiados 10 días de vacaciones y la verdad es que ha estado genial. Por muchos motivos. Intentaré ser breve, o mejor dicho, no enrollarme como las persianas.
Comienzo de vacaciones
Básicamente los primeros 3 días antes de Fin de Año se pueden resumir en una sola palabra: EXCESO. Salí de marcha hasta que temblaron las piernas, comí hasta que los puntos de las muelas no aguantaron más y reventaron, me bebí hasta el agua de los floreros y follé poco, pero de extremadamente alta calidad. Vamos, que eché un polvo que cada vez que me acuerdo mojo la silla y se me salen los ojos de las órbitas. Probablemente a la otra parte interesada no le pareciera que fuera para tanto, pero para mí fue definitivamente El Polvo del Año 2006. Mmmmm, mejor vamos a cambiar de tema, que me pongo malo...
Por otro lado, como además de una perra viciosa, soy un tío ejemplar, me llevé a mi sobrino a ver un musical de Winnie The Pooh, que le gusta mucho, y el niño casi se mea en los pantalones del gusto. Lo malo es que, como lamentablemente mi sueldo es de vergüenza ajena, sólo pude comprar unas entradas de las de gallinero, de esas que estás tan arriba que como te descuides te caga una paloma en la nuca. Las consecuencias de esta circunstancia, aparte de que veíamos a los muñecos en el quinto coño, eran que mi sobrino me preguntaba continuamente cosas del tipo de "Tito, ¿por qué aquí no cae nieve y ahí abajo sí?", "Tito, ¿por qué los payasos juegan con los niños de abajo y les tiran cosas y aquí no pasa nada?. Cuando ya estaba a punto de contestarle “porque los niños de abajo tienen papás ricos y tú tienes un tío que con 27 años sigue en su casa y cobra un sueldo miserable con el que no puede pagar tu felicidad”, hubo suerte y al final a los homeless del primer piso nos tiraron una lluvia de papelitos y confetti y cosas así. Menos mal. Lo único malo es que el niño se emocionó tanto que empezó a vomitar las palomitas que se había comido sobre mi ropa recién lavada( a 3 euros la cajita con 4 palomitas, así que poco me faltó para obligarle a que se volviera a comer su propio vómito).
El motivo oculto de llevar a mi sobri al musical este era el de que participara en la competición “Sobrino del Año”, evento organizado por mi grupo de amigos del colegio, para elegir al sobrino más guapo, más inteligente, más educado y más cuco en general de todos los que poseemos entre todos. Yo, que sabía mis posibilidades más que altas de ganar en todas las categorías, le inscribí rápidamente en el certamen. Lamentablemente, no tuvo demasiada acogida, y al presentarnos sólo Pony con sus princesitas (acompañado por Vellen) y yo con mi piratilla, decidimos dejarlo en un respetuoso empate técnico y darles medallas a los tres. Por cierto, yo creo que surgió un poco el amor... ¡Igual dentro de 20 años tenemos boda!
Nochevieja
Como los días previos fueron absolutamente destructivos para mi persona, para cuando llegó el 31 de diciembre yo era literalmente un trozo de carne con ojos. El plan era cenar en casa de Claudio los dos solitos, que me apetecía mogollón. Habíamos ido de compras para adquirir todo tipo de productos deliciosos y a tirar la casa por la ventana, porque el evento así lo merecía. El menú (regado con vinos blanco y tinto muy ricos):
- Canapés de paté caro y de palometa ahumada
- Gambas cocidas (también caras)
- Volovanes de crema de marisco y aguacates gratinados
- Roti de pavo con crema de manzana y salsa de frambuesas
- Tarta casera de limón
- Turrones
- Cava
- Cocaína (una vez al año no hace daño).
Lo cierto es que nos habíamos repartido los platos para que cada uno los cocinase en su casa y luego los pusiéramos en común, pero lo cierto es que cuando Claudio me vio aparecer en su casa a las 11 de la mañana, hecho unos zorros después de echar el polvo memorable, automáticamente supo que de repente la cena le correspondía prepararla exclusivamente a él. Más majo que las pesetas mi Claudito. En fin, el caso es que dormí lo que pude y me fui a mi casa a intentar hacer la tarta por lo menos, pero desafortunadamente no había caído que necesitaba un tiempo de reposo para que cuajara del que no disponía. Tarta de limón casera, estás nominada.
Al final, Claudio cocinó y cocinó hasta que se le cayeron los dedos de las manos y yo sólo puse la mesa y preparé los canapés, pero por lo menos lo hice muy bien, que nos quedó una mesa fantástica, llenita de comida, así como de familia bien. Además presidía el conjunto gastronómico un centro de mesa compuesto de un cirio que te cagas de gordo, flanqueado por Mulder y Scully, El Dr Frankenfurter, Homer Gordo, un Gremlin y un gatete, todo ello presidido por una figurita de una sevillana tocando las castañuelas. Vamos, todo muy de protocolo.
Nos comimos aproximadamente una décima parte de todo lo que habíamos preparado y nos dispusimos a ver a Ramontxu y a Anne despedir el año. Aunque no llevábamos bragas rojas ni teníamos oros que meter en las copas de champán, sí teníamos nuestras doce uvas peladas y sin pepitas preparadas, y si bien no puede comérmelas a tiempo porque Claudio iba cantando “Uno!, que no pare ninguno! Dos! Nos movemos los dos!....” de Chimo Bayo con cada campanada y yo me estaba despollando, también es verdad que teníamos preparada Better the Devil You Know para que fuese lo primero que sonase en 2007. De esta manera nos asegurábamos suerte para el nuevo año sin lugar a dudas.
Después de brindar un poco, hacer el moñas otro poco y soltar mucha pluma, nos dispusimos a dirigirnos a casa de Supervago e Iko. El cabrón de Claudio no me había avisado de que el evento era de media etiqueta y yo iba hecho un cerdo con una camiseta vieja y unos vaqueros, así que me atrezó un poquito con unos tirantes y apañado. Poco a poco fue llegando a Gatodorado’s todo el Clan del Pavo y la verdad es que lo pasamos fenomenal bailando coreografías de Cansei de Ser Sexy y leyendo los buenos propósitos de Año Nuevo que Claudio nos iba pegando en un Post-it a cada uno.
Al final acabamos todos en El Naranja, muy pedas y muy a gustito bailando al ritmo de lo de Dj Piscu, que nos puso la música más petarda del año, incluyendo su clásico ¿Qué apostamos? de la que tengo que decir que estoy más que harto. A destacar el hombre que se quedó durante media hora embobado con cara de enamoramiento salvaje mirando a Claudio pinchar y que al final resultó ser hetero.
EL CONCIERTO DE KYLIE: para la próxima entrada.
TODO LO DE LONDRES: a continuación.
(Qué Patata me ha quedado este final).
Besos en las ingles.
7 comentarios:
ay maricón, no sabes lo que me he reído con tu entrada de hoy!!!!! me parece genial lo del concurso de sobrinos, en cuanto rodrigo crezca un poco le apunto!!!
está claro que así da gusto empezar el año, además de verdad.
bss gigantes
AlvaritoGafasDePasta
...que me gusta leerte...
Enhorabuena por el polvo del año (ahora que se ha acabado). Esperemos que no sea el del siglo, si no menudo plan...
uys, qué buen plan todo...
Y entraste en el año con la canción con la que yo lo despedí...
;)
Pues mi sobrina va a ganar todos esos concursos y lo sabéis muy bien. IrVos preparando, que a partir de febrero lo vais a tener todo MUY CHUNGO.
Qué ganas de leer lo de vuestros paseos por Oxford St.
Me parece fetal que mezcles la palabra "sobrino" con "cocaína"!! Y cuando aparezca yo en tus entradas con más protagonismo comentaré mayormente más ;)
¿Cuándo me presentas al Polvo del 2006? ¡Qué risa la narración sobri! Y qué buen gusto empezar el año con Claudio y el Better the Devil (¿acaso hay canción más bailonga?)
Ya te contaré yo mis principios cuando te vea, que te vas a reir.
Dios mio!! Qué buena idea narrar las uvas al ritmo de Chimo Bayo!!
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