Hoy en el descanso del café, charlando con los compañeros del trabajo me han dicho que hablo poco. ¿Hablar poco yo? ¡Pero si soy una cotorra con verborrea que no se calla ni debajo del agua! Si además hablo tan rápido que a veces se me traban las palabras y me salen a borbotones. Estos tíos flipan... Luego lo he pensado mejor y me he dado cuenta de que es verdad que en el trabajo tampoco es que saque el té y las pastas a la primera de cambio. Hago algún chiste, le tiro pelotillas de papel arrugado a Jota, que le tengo enfrente, hablo por teléfono de cuando en cuando, pero la verdad es que tampoco es que sea una maruja. De hecho soy más bien formal.
Por otro lado, como a veces me confundo y desayuno con café descafeinado, hay días que me caigo de sueño, y si tengo sueño no hablo. Y si me hablas cuando tengo sueño es posible que no te conteste o me cague en tu puta madre... Entonces todo encaja. Hablo poco.
Además de hablar poco, el estado de durmevela en el que a veces me hallo me provoca un efecto secundario bastante peculiar: una semierección. Hablando en plata, si tengo sueño se me pone entre morcillona y como una piedra. Y es francamente incómodo, porque si tardo dos horas en espabilarme, son dos horas las que me paso intentando esconder la polla entre las piernas, lo que externamente podría interpretarse como un continuo refrote de genitales, y queda feo.
Hoy he venido a trabajar con sueño, por un lado porque ha sido uno de esos días que me tomo el café que ya está preparado y que siempre resulta ser descafeinado (no aprenderé...). Por el otro lado, me acosté tardecillo ayer, porque tuve que ir a casa de Claudio a las 11 de la noche a recoger mi traje que llevaba metido en una bolsa desde el sábado con la fiesta de la Patata, ya que Claudio tuvo el precioso detalle de no colgarlo en una percha, y que ahora luce una apariencia muy texturizada que es muy moda y está fenomenal...
En realidad el traje me daba igual. Sabía que ya iba a estar como el papel pinocho y daba igual que se tirase un mes más hecho un burruño porque acabaría en la tintorería de todos modos. Lo importante es que tenía que recoger los gemelos, que eran de mi padre, y que aunque por supuesto no los necesitaba en absoluto, estuvo dando el coñazo con lo muchísimo que le hacían falta hasta que me tocó los cojones y me volví a vestir para recogerlos e insertárselos por el culo. Pero claro, llega uno a casa de Claudio, se come un sándwich de Nocilla, y todo el mundo sabe que se acaba visitando la hora feliz del HOT. Total, que al final me acosté bastante tarde, y por cierto, me dejé los gemelos encima de la mesa de comedor de Claudio. Tres hurras por mí.
Yendo a por el coche para volver a casa empezó a oler raro.
- Claudio, te has tirado un pedete, ¿no?
- Pues no, yo no me tiro pedos.
- Ya, pero es que huele a pedo, yo no he sido y estamos solos.
- Pues yo tampoco.
- Pues es verdad, porque si hubieses sido tú te estarías riendo...
Porque sí, amigos, cuando te tiras un pedo solo hay dos opciones:
A) No tienes confianza con los presentes: Disimulas de mala manera y te mueves rápidamente de un lado a otro para dispersar el olor, y, si bien no hacerlo desaparecer porque es imposible, si difuminar su posible lugar de origen para no levantar sospechas. "Sí, sí, tenéis razón, huele raro, mal, como a pedo..."
B) Tienes confianza con los presentes. Te reprimes la risa de mala manera hasta que el hedor impacta con fuerza en las pituitarias de tus amigos, momento en el que estallas de risa cuando ves la mueca de horror que aparece en su rostro. Es más divertido si ocurre en un coche. Es aún más divertido si Claudio va en el coche, porque le dan arcadas reales.
En fin, que al final llegué a casa y me conecté una poquita al messenger. Tuve mi enésima bronca surrealista con Mockba y se me inflaron los cojones y le mandé a tomar por saco. De este tema no teneis ni idea porque nunca he hablado de Mockba, pero no necesitais saber más porque ahora debe estar friendo las gárgaras que le pedí ayer. Que le aguanten en Moscú, si es que pueden. !Y ya está, Juanjo!
Besos en las ingles.
5 comentarios:
Dos cosas:
1. Es verídico que el pedo no era mío. No me gusta tirarme pedos en público, me parece de mal gusto. Que levante la mano si alguien ha olido alguna vez un pedo mío.
2. Doy fe de las arcadas. Creo que Ann está podrido por dentro. ¿No te deberían quitar puntos por eso?? Yo estaría dispuesto a denunciarte.
JAJAJAJA, qué bueno todo, creo que se me ha escapado un pedito. ¿Huele raro?
Qué arte de entrada, maricón. La parte que más me ha gustado ha sido la de la semierección. Yo suelo estar erecto desde que entro en el trabajo hasta que salgo.
Lo de tirarse pedos es algo normal y muy sano, siempre que no vayan con sorpresa y te cagues encima. Y no vamos a dar nombres :D
Por último, tú tranquilo, que en nuestra casa café descafeinado no va a haber. ¿Qué es café descafeinado? ¿Qué es Pete Do(h)erty? ¿Qué es Linsday Lohan?
De acuerdo con farala, abajo los tabúes y las represiones: tirarse pedos es normal y del todo sano, mi abuela lo dice de toda la vida, así que yo hace tiemop que ya he cambiado el chip y claro, salvo cuando estás con desconocidos o en situaciones comprometidas, creo que hay que dar salida a los gases!
estoy llorando de la risa, que tipo tan divertido eres, claro que opino dos meses despues de puesto tu post
Publicar un comentario