El nivel de frikismo que soy capaz de soportar sin que me den convulsiones se vió ampliamente superado por el elenco de personajes nuevos e increiblemente outsider que decidieron pasar anoche por mi vida. A eso de las 10 me fui al concierto de Rare Grooves que estuvieron igual de bien que siempre aunque me tienen un poco desconcertado porque cada vez son distintos. Para empezar cada vez son más. Van por siete miembros que amenazan ya con no caber en el microescenario. Y ni siquiera son siempre los mismos, debe ser que tienen una especie de banquillo y cantera, porque a mi no me salen las cuentas... Lo que si está clarísimo es que el cantante lo han cambiado porque ese que se parecía a Lenny Kravitz y que tanto nos gustaba, ayer no apareció. Crucemos los dedos para que vuelva y así el espectáculo sea no sólo sea auditivo sino también visual. Bueno, que mientras nos tomábamos la cerve y charlábamos sobre lo humano y lo divino (y también sobre lo que implica escribir un diario que lee todo el que quiere), descubrimos entre los cuatro gatos que estábamos de público, a una señora indescriptiblemente cocida que aparte de hablar sola, con la mesa y con una naranja que tenía, también sabía bailar, desgarrarse la chaqueta, brindar con el aire y cantar canciones distintas a la que estaban tocando sin nisiquiera perder el ritmo. Pablo, Bene, Michele, Guido, Flat y yo nos quedamos absolutamente ojipláticos a la par que sin habla, y enteramente sobrecogidos por semejante personaja justo antes de simplemente partirnos por la mitad de risa, aunque Bene como es danesa pues hizo como que se reía de nuestra risa, que queda mucho mejor que reírse de los demás. Flat y yo decidimos que como poco ésta mujer tenía que ser prima de otra que conocimos en otra salida nocturna que esa si que era ya irrepetible. La señorita a la que me refiero se tiró (no exagero nada) las dos horas y media que estuvimos el el garito inmundo de depravación en el que estábamos, más lo que llevara allí antes de que llegáramos, más lo que se tiraría allí después de nuestra marcha, bailando en una esquina, sola solísima, borracha borrachísima y drogada drogadísima, andando hacia atrás y moviendo las manos rítmicamente como si repasara contínuamente las paredes interiores de un gran tubo imaginario. Expresarlo con palabras no es posible. Tendría que adjuntar un archivo en movimiento tipo colgada.gif para que vivieseis lo lo que nosotros vivimos y experimentaseis nuestro estupor ante semejante quedadez. Esta sí que se lleva la palma y pasará mucho tiempo hasta que encontremos alguien así. De todos modos la señora de la naranja parlanchina ha cogido primeros puestos seguro y aspira a medalla.
Cuando nos hartamos del concierto (no olvidemos que siempre tocan las mismas canciones) Flat y yo nos fuimos a dejarnos ver por el Jailhouse, que seguro que no había casi nadie, y es cuando la gente mejor puede apreciar nuestro españolismo y cuando más éxito tenemos.
Y tanto que tuvimos éxito. Según entramos se nos acopló un pesado muy pesado que no contento que ser pesado además era terriblemente feo y sordomudo, con lo cual había que comunicarse con él por tarjetitas en varios idiomas, mientras te amasaba la zona pectoral y paquetil en cuanto te descuidabas. Imaginaos escribiendo una notita (en inglés): "Oye, que eres muy pesado y que cuando tengas un momentito me dejes de meter mano y de poner caras raras, que estás más pedo que Alfredo, y me estas poniendo un poco nervioso".
Cuando a duras penas podiamos contener al sordomudo salido que nos acosaba, se incorporó la "conversación" una tía igualmente borracha (aunque por lo menos se parecía a una mezcla de Charlize Theron y a la cantante de los Cardigans, con lo cual era bastante agradable de ver) que se empeñó en hablar en italiano con nosotros, por más que le dijimos que éramos españoles, y que no era lo mismo. Nada, ella erre que erre.
Es entonces cuando entró uno chiquitín monísimo que nos encantó a los dos y con el que Flat decía que había establecido contacto visual, y que a los dos nos dejó con tres palmos de narices cuando se fue con el que había venido. Fue entonces cuando decidimos que era hora de irnos a casa a ver capítulos grabados de homo zapping. Llegados a casa descubrimos que no había cable de video así que sólo nos quedaba la cama y a ella nos entregamos. Y hasta aquí puedo leer.
Por cierto, ha llegado un estudiante nuevo que es igualito a Javier Cámara haciendo de Paquito en La mala educación, pero en más bruto y más cateto. Ya nos estamos afilando las lenguas....
Bueno ya me he hartado por hoy. Próximamente hablaremos de cómo las relaciones de pareja superan o no, intactas o resentidas, un año de separación a larga distancia. Hasta entonces. Muchos besos a Mamá Flat Eric que ha resultado una nueva lectora asidua a ambos diarios nuestros. Bienvenida y esperamos que ya esté curada de espanto y no se escandalice excesivamente... el niño desde luego es una prenda, más bonito que un San Luis y más bueno que el fuagrás La Piara. Vilkommen og vi ses.
jueves, febrero 24, 2005
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