viernes, noviembre 26, 2004

Joder, menuda semanita....

"Eres mala Muriel" Su hermana.

Sigo escribiendo ahora con mas tranquilidad desde casa de Flat Eric y sin tener a una bibliotecaria nazi respirándome en la nuca para que no me pase ni un nanosegundo del horario de la biblioteca. Además ahora voy a escribir con tildes porque Flat Eric me ha dicho que somos escritores profesionales y que es nuestro deber y responsabilidad elevar la lengua española a su máxima expresión. Así que dicho esto continúo relatando la noche de autos.

Pues eso, que nos fuimos el friki, Flat y yo al Cosy Bar a que nos invitara a unas cervezuelas. Es aqui cuando Flat decidió que a lo mejor el friki no estaba tan mal, y que si no tenía tripa se lo tiraba (es que Flat Eric es tripófobo, razón por la cual una historia de incesto entre nosotros queda decartada, pues al que suscribe le sobran unos pocos quintales). En este punto todavía no quedaba muy claro a por quién iba el friki, pero llegado a un punto servidor decidió retirarse a hablar con uno que era como Milli de Milli Vanilli. Estaba yo rajando con Milli en italiano (porque por lo visto este tío era adicto a Italia y se iba para allá cada vez que tenía diez minutos libres), cuando de repente descubro que el putón desorejao de Flat se está metiendo con el friki en el cuarto de baño. Es entonces cuando sumido en un profundo estado de estupefacción por lo perrísima que es Flat, me doy cuanta que han venido Yuu, Pablo e Irene a salvarme. Nunca se lo agradeceré bastante. Por supuesto ellos tampoco daban crédito y tuvieron que ir ellos mismos a cerciorarse de que el baño estaba cerrado a cal y canto.

El caso es que al cabo de un rato salen del baño y Flat se pira a su casa (absolutamente céntrica y maravillosa, vamos, en tol cogollo de Copenhague), porque claro, si ya has follao ya no tiene sentido alargar más la noche. Nosotros nos quedamos encantados de que nos dejara al friki de regalo con nosotros. Cuando a Yuu se le hinchó la vena del cuello de que el friki le acariciara el pelo decidimos que la noche había tocado a su fin. Así que eso, dos besos y cada mochuelo a su olivo. Ni que decir tiene que mi olivo es el que mas a tomar por culo queda de todos, pero solo hasta dentro de una semana que me mudo a la ciudad (Dios mío, cuento las horas).

A la mañana siguiente tuve que simular unas anginas para fumarme la reunión con mi grupo de trabajo de un proyecto y dormí hasta que ya era otra vez de noche. Vamos, hasta las 3 y media, que tampoco es tanto. Como tampoco había bebido demasiado la noche anterior pues tampoco tenía resaca asi que estaba fresco como una lechuga para comenzar el fin de semana. De todos modos sufrí un ataque de responsabilidad y me pasé toda la tarde estudiando, más que nada para amortizar un libro que me he comprado que me ha costado unos 75 € que me muero de la risa.

Cuando ya había cumplido con mi deber me fui a recoger a Flat que me estaba esperando para variar en el Oscars. El pobre había hablado ya hasta con los vasos (rumano colgao y equipo gay de rugby incluidos). Total, que me lo eché al hombro y nos fuimos al Mambo Club a nuestras clases de salsa de los jueves. Habíamos quedado con Sonsy, Bea & company pero las muy %$#@/" nos dieron un plantonazo increíble (aunque ya están perdonadas). Claro, nos quedamos un poco chafados, porque Flat no había ido nunca y no se sabía ni los pasos básicos y yo no es que sea Diego Luna en Dirty Dancing II. Además nos daba mucha verguenza bailar los dos juntos. Luego no era para tanto porque esa noche estaba de un homosexual el garito que no se podía aguantá. En cuaquier caso decidimos que ese plan ya se había ido a la mierda y que mejor nos íbamos a nuestro territorio, allí donde manejamos en secreto los hilos ocultos que mueven la noche Copenhaguera. Por que otra cosa no, pero triunfamos como la Cocacola, señoras y señores. Debemos de llevar colgado un letrero luminoso solo visible para los demás que dice "Somos españoles, pero somos cachondos!!" y eso atrae a los daneses como la mierda a las moscas.

Pues eso, que nos fuimos al Heaven, y la mitad del local nos entró (que tampoco es decir mucho porque había 8 personas). Y es que aquí quien más quien menos todo el mundo sabe decir su parrafadita en español, lo suficiente para romper el hielo y poder rozarse un poco el paquete con tu rodilla en la confusión del momento. Es aquí cuando nos hicimos amiguitos del bailarín y del freelance que tan bien y con tanto arte relata Flat Eric en su diario(www.diariodeflateric.blogspot.com). Y como ya lo ha descrito muy bien pues me lo ahorro. Simplemente recalcar que nos quedamos con tres palmos de narices, por que nos los estabamos sorteando (porque además ninguno tenía tripa) y al final se fueron los dos juntos como buenos novios que eran. Pues nada, que se lo quede Lars von Trier.

Y eso, que cuando ya nos salía el Cosy por las orejas nos largamos, y como yo ya había perdido el búho (porque yo no vivo tan céntrico como Flat) pues decidimos irnos a petardear al Ørstedsparken a ver que se cocía por allí para hacer tiempo para el siguiente búho que me llevara a sexto coño que es donde vivo. Y allí nos encontramos al gran rey de los frikis, que tuve la desgracia de conocer una noche de correrías, y claro, me reconoció. Llevaba, como las otras 2 veces que me lo había encontrado antes, un supermejillón mutante colgado al cuello, del tamaño de la concha del Nacimiento de Venus de Boticelli, que a nadie se le ocurre llevar a no ser que seas Jesús Vazquez y estes en agosto en Ibiza, y ni con esas. Total, que nos soltó un rollo absolutamente imposible de reproducir sobre un novio de Tahití que le quería mucho mucho. Bueno, todo esto soltando un plumerío de impresión y mientras Flat se despelotaba de él en su cara y yo me tenía que reprimir la risa como podía. Ya cuando no pudimos más nos fuimos (resbalando con el charco de aceite que había perdido aquí nuestro amiguito) sin ni siquiera cancanear ni un poquitín.

Y eso, que ya estamos a viernes y me he venido a cenar a casa de Flat unos frijoles de puta madre con guacamole y tal, que nos han preparado sus compañeros de piso que son muy encantadores ellos.

A por cierto, y que no se me olvide comentar que me ha llamado Leyre, diciendo que su churri le preparó una playa en su salón para celebrar su cumpleaños. Y cuando digo playa digo playa con hamacas, palmera de cartón piedra y arena en una esquina del salón. Todo ello ambientado con música tipo Hawaii Bombay de Mecano. Yo quiero un novio así. Y claro, como os podreis imaginar follaron en la playa esa noche. Y tanto follarían que me ha llamado Leyre desde el trabajo que habia ido sin dormir y que había perdido las bragas, que había hablado con Chus y que en su casa no estaban, que a lo mejor se les habían caído por la ventana. Dios mío que harían. Repito, QUIERO UN NOVIO ASÍ! En fin, la rata, que está fatal.

Bueno, y basssssta ya que me he pasado siete pueblos con este blog. Mañana más.

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